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Roma (Agencia Fides) - La vigilancia epidemiológica y el adecuado tratamiento de los casos siguen siendo hoy la prioridad absoluta en la gestión de los programas de control de la enfermedad. En los países endémicos la diagnosis sigue siendo tardía y con frecuencia la persona que ha sido afectada por la enfermedad llega al tratamiento sanitario con discapacidades irreversibles. Algunos de ellos, sobretodo si se verifican en las articulaciones o en el aparato visivo, pueden desarrollarse incluso luego de la cura bacteriológica, lo que genera que se mantenga el temor y los prejuicios. Ademàs, muchos de los problemas creados por la lepra no son susceptibles de tratamiento médico, ya que no son problemas sanitarios sino socioeconómicos. En efecto, la disminución de los casos que se registran en el mundo, gracias a un tratamiento eficaz, no corresponde a la disminución del sufrimiento de las personas que, luego de la cura, en no pocos casos permanecen aisladas, segregadas, sin un trabajo y sin posibilidad de una reinserción social.
Esta situación nos muestra que los objetivos de los planes de control sanitario no pueden seguir estando focalizados únicamente en la disminución del número de casos. Para combatir la enfermedad, se hace necesario promover una aproximación olística que incluya una vasta gama de acciones: diagnosis precoz y tratamiento clínico adecuado de los casos para prevenir la discapacidad, rehabilitación física de las personas con discapacidad, educación sanitaria e información para la población en general, formación profesional y rehabilitación socioeconómica a favor de las personas golpeadas por la enfermedad y de sus familias. De este modo, el control sanitario de la lepra no tiene más una dimensión fisiológica, dictada por parámetros microbiológicos, sino que se convierte en expresión de un trabajo que busca rehabilitar la dignidad de la persona.(AIFO/AP) (25/1/2008; Líneas 25, Palabras:318)
