VATICANO - La intervención preparada por Benedicto XVI para la visita a la Universidad “La Sapienza”

jueves, 17 enero 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Ha sido publicada la intervención que el Santo Padre Benedicto XVI hubiera tenido que pronunciar durante la vista a la Universidad “La Sapienza” de Roma, prevista para el jueves 17 de enero y anulada posteriormente. A continuación publicamos algunas partes del texto preparado por el Santo Padre.
“Desde hace siglos esta Universidad marca el camino y la vida de la ciudad de Roma, haciendo fructificar las mejores energías intelectuales en todo campo del saber. Tanto a lo largo del periodo en que, tras la fundación querida por Papa Bonifacio VIII, la institución estaba bajo la directa dependencia de la Autoridad eclesiástica, así como sucesivamente cuando el Studium Urbis se desarrolló como institución del Estado italiano, vuestra comunidad académica ha conservado un gran nivel científico y cultural, que la sitúa entre las más prestigiosas universidades del mundo”.
“¿Qué cosa puede y debe decir un Papa en una ocasión como ésta? En la universidad “La Sapienza”, la antigua universidad de Roma... he sido invitado justamente como Obispo de Roma, y por ello debo hablar como tal. Ciertamente, “La Sapienza” era en un tiempo la universidad del Papa, pero hoy es una universidad laica con aquella autonomía que, en base a su mismo concepto fundador, ha sido siempre parte de la naturaleza de la universidad, la cual debe estar relacionada exclusivamente a la autoridad de la verdad. En su libertad de autoridades políticas y eclesiásticas, la universidad encuentra su función particular, justamente también para la sociedad moderna, que necesidad de una institución de ese tipo”.
“¿Qué cosa puede y debe decir el Papa en el encuentro con la universidad de su ciudad? Reflexionando sobre este interrogativo, me dio la impresión que éste incluye otros dos, cuya aclaración debería conducir por sí misma a la respuesta. Es necesario, en efecto, preguntarse: ¿Cuál es la naturaleza y la misión del Papado? ¿Cuál es la naturaleza y la misión de la universidad? ... El Papa es sobre todo el Obispo de Roma, y como tal, en virtud de la sucesión del Apóstol Pedro, tiene una responsabilidad episcopal para toda la Iglesia católica... el Obispo - el Pastor - es el hombre que cuida de esta comunidad; aquel que la conserva unida manteniéndola en el camino hacia Dios, indicado según la fe cristiana por Jesús - y no solamente indicada: Él mismo es para nosotros el camino. Pero esta comunidad de la cual el Obispo cuida - sea esta grande o pequeña - vive en el mundo; sus condiciones, su camino, su ejemplo y su palabra influyen inevitablemente sobre todo el resto de la comunidad humana en su conjunto... Así, el Papa, justamente en cuanto Pastor de su comunidad, ha llegado a ser cada vez más una voz de la razón ética de la humanidad”.
“¿Qué cosa es la razón? ¿Cómo puede una afirmación - sobre todo una norma moral - demostrarse “racional”?... Frente a una razón a-histórica que busca autoconstruirse solamente una racionalidad a-histórica, la sabiduría de la humanidad como tal - la sabiduría de las grandes tradiciones religiosas - debe ser valorada como realidad que no se puede botar en el basurero de la historia de las ideas”.
“El Papa habla como representante de una comunidad creyente, en la cual, durante los siglos de su existencia ha madurado una determinada sabiduría de la vida; habla como representante de una comunidad que custodia en sí un tesoro de conocimiento y de experiencia éticos, que resulta importante para toda la humanidad: en tal sentido habla como representante de una razón ética”.
“¿Y qué cosa es la universidad? ¿Cuál es su tarea? Es una pregunta gigantesca... Pienso que se puede decir que el verdadero, íntimo origen de la universidad está en el ardor por el conocimiento que es propio del hombre. Él quiere saber qué cosa es todo aquello que lo rodea. Quiera la verdad... los cristianos de los primeros siglos... han acogido su fe no en modo positivista, o como vía de escape de deseos no satisfechos; la han comprendido como la disolución de la niebla de la religión mitológica para hacer un lugar al descubrimiento de aquel Dios que es Razón creadora y al mismo tiempo Razón-Amor. Por esto, el interrogarse de la razón sobre el Dios más grande así como sobre la verdadera naturaleza y sobre el verdadero sentido del ser humano era para ellos no una forma problemática de falta de religiosidad, sino que formaba parte de la esencia de su modo de ser religiosos”.
“El hombre quiere conocer - quiere verdad. Verdad es sobre todo una cosa del ver, del comprender, de la theoría, como la llama la tradición griega. Pero la verdad no es nunca solamente teórica... Verdad significa más que saber; el conocimiento de la verdad tiene como fin el conocimiento del bien. Ese es también el sentido del interrogarse socrático: ¿Cuál es aquel bien que nos hace verdaderos? La verdad nos hace buenos, y la bondad es verdadera: es este el optimismo que vive en la fe cristiana, porque a ella ha sido concedida la visión del Logos, de la Razón creadora que, en la encarnación de Dios, se ha revelado como el Bien, como la Bondad misma”.
“En la teología medieval se dio una profunda disputa acerca de la relación entre teoría y praxis, sobre la justa relación entre conocer y hacer -una disputa que no nos toca desarrollar en este momento. De hecho la universidad medieval con sus cuatro Facultades presenta esta correlación”.
“Se hace inevitable la preguntad e Pilato: ¿Qué es la verdad? ¿Y cómo se la distingue? Si para ello se recurre a la “razón pública”, como hace Rawls, entonces se pasa a la pregunta: ¿Qué cosa es razonable? ¿Cómo una razón se muestra como verdadera? En todo caso, en base a esto se hace evidente que en la búsqueda del derecho de la libertad, de la verdad de la justa convivencia, se debe prestar oído a instancias diversas respecto de partidos o grupos de interés, sin querer con ello en lo más mínimo menoscabar su importancia”.
“Tomando distancia de las filosofías neoplatónicas, en las que religión y filosofía estaban inseparablemente unidas, los Padres presentaron la fe cristiana como la verdadera filosofía, subrayando además que esta fe corresponde a las exigencias de la razón en búsqueda de la verdad; que la fe es el “sí” a la verdad, respecto de las religiones míticas o consuetudinarias. Pero más adelante, en el momento del nacimiento de la universidad, en Occidente no existían más esas religiones, sino tan sólo el cristianismo, y por ello se debía destacar de una manera nueva la responsabilidad propia de la razón, que de ningún modo es absorbida por la fe... La filosofía debe ser siempre verdaderamente una búsqueda de la razón en la propia libertad y responsabilidad; debe ser capaz de ver sus propios límites y al mismo tiempo su propia grandeza y vastedad. La teología debe continuar recurriendo a un tesoro de conocimiento que no es invención de ella misma, que más bien la supera y que, no siendo nunca totalmente agotable por la reflexión, precisamente por ello es siempre impulsora del pensamiento... No pocas cosas dichas por teólogos en el curso de la historia o traducidas a la práctica por autoridades eclesiales han sido luego demostradas falsas por la historia, y hoy pueden causar confusión. Pero al mismo tiempo es verdad que la historia de los santos, la historia del humanismo crecidos obre la base de la fe cristiana demuestra la verdad de esta fe en su núcleo esencial, haciendo de ella también una instancia para la razón pública”.
“En los tiempos modernos se han abierto nuevas dimensiones del saber que en la universidad son valoradas, sobretodo en dos grandes ámbitos: ante todo en las ciencias naturales... en segundo lugar, en las ciencias históricas y humanistas... En este desarrollo se ha abierto a la humanidad no solamente una gran medida de saber y de poder; han crecido también el conocimiento y el reconocimiento del os derechos y de la libertad de cada hombre, y de ello debemos estar agradecidos. Pero el camino del hombre no puede nunca darse por completo y el peligro de caer en la deshumanización tampoco deja de estar presente: ¡así lo vemos en el panorama de la historia actual! El peligro del mundo occidental -para hablar sólo de este tema- es hoy que el hombre, precisamente a causa de la grandeza de su conocimiento y poder, se rinda en relación a la cuestión de la verdad. Y ello significa al mismo tiempo que la razón, finalmente, se dobla ante la presión de los intereses y del atractivo de la utilidad, obligada a reconocerla como criterio último... Pero sí la razón -en virtud de su presunta pureza- se hace sorda al gran mensaje que le viene de la fe cristiana y de su conocimiento, se seca como un árbol cuyas raíces no pueden alcanzar el agua que les da la vida. Pierde de este modo el deseo de la verdad y no sólo no crece, sino que disminuye. Aplicado a nuestra cultura europea esto significa: si ella quiere sólo auto construirse dentro de los límites de sus propias argumentaciones y en base a lo que en el momento la convence y -preocupada por su laicidad- se separa de las raíces de las que vive, entonces no es más ya razonable ni pura, sino que se descompone y se quiebra”.
“Con esto regreso al punto de partida. ¿Qué puede hacer o decir el Papa en la universidad? Seguramente no debe tratar de imponer a otros de manera autoritaria la fe, que puede sólo ser entregada en libertad. Más allá de su ministerio como Pastor de la Iglesia y en base a la naturaleza intrínseca de su ministerio pastoral es tarea suya el mantener la sensibilidad por la verdad; invitar siempre de nuevo a la razón a lanzarse a la búsqueda de lo verdadero, del bien, de Dios y, sobre este mismo camino, alentarla a descubrir las útiles luces surgidas a lo largo de la historia de la fe cristiana y a percibir de este modo a Jesucristo como la Luz que ilumina la historia y ayuda a encontrar el camino hacia el futuro”. (S.L.) (Agencia Fides 17/1/2008; líneas, palabras)


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