VATICANO - El Papa Benedicto XVI al Cuerpo diplomático: "No se puede nunca excluir a Dios del horizonte del hombre y de la historia. El nombre de Dios es un nombre de justicia, representa una llamada urgente a la paz”

martes, 8 enero 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - La tradicional audiencia a los Miembros del Cuerpo Diplomático acreditados ante la Santa Sede para la presentación de la felicitación del nuevo año, que ha tenido lugar el 7 de enero en el Palacio Apostólico Vaticano, ha dado la ocasión al Santo Padre Benedicto XVI de delinear luces y sombras de la situación mundial. Al inicio de su discurso, el Santo Padre ha dirigido su saludo de felicitación a los Embajadores y, por medio de ellos, a los pueblos y gobiernos que representan. Un pensamiento especial ha sido para "las naciones que no tienen todavía relaciones diplomáticas con la Santa Sede: también ellas tienen un lugar en el corazón del Papa. La Iglesia está profundamente convencida de que la humanidad constituye una familia" ha afirmado al Papa recordando su Mensaje para la Jornada mundial de la Paz 2008.
Echando una mirada al año que acaba apenas de concluir, el Papa Benedicto XVI ha recordado “la acogida calurosa de los brasileños" durante su viaje a Aparecida, para la Quinta Conferencia General del CELAM, dónde ha constatado "signos elocuentes de esperanza para este continente como motivos de preocupación", deseando una mayor cooperación entre los pueblos de la América Latina y en cada uno de los Países, para que cesando las tensiones interiores, todos “puedan converger en los grandes valores inspirados por el Evangelio". En particular el Papa ha recordado Cuba, que se prepara para celebrar el décimo aniversario de la visita del Papa Juan Pablo II, quien "animó a todos los cubanos a colaborar para conseguir un futuro mejor.. "Este mensaje de esperanza - ha subrayado Benedicto XVI -, no ha perdido nada de su actualidad". Un recuerdo en la oración para las poblaciones golpeadas por terribles catástrofes naturales: en México y en América Central, en muchos Países de África y Asia, en particular Bangladesh, y en una parte de Oceanía. "Frente a los trágicos acontecimientos de este tipo, es necesario un compromiso común y decidido" ha dicho el Papa.
Entre los motivos de preocupación a nivel internacional, el Santo Padre ha citado en primer lugar el Medio Oriente, renovando el llamamiento a los israelitas y palestinos, para que concentren sus esfuerzos en poner en práctica los compromisos asumidos en la Conferencia de Annapolis, "y no frenen el proceso felizmente iniciado". Ha invitado a continuación a la comunidad internacional "a sostener a estos dos pueblos con convicción y comprensión hacia los sufrimientos y los miedos de cada uno de ellos". Líbano sigue siendo sacudido por pruebas y violencias: el Papa ha pedido al Señor que ilumine a todos los libaneses para que, "dejando de lado los intereses particulares, estén dispuestos a comprometerse por el camino del diálogo y de la reconciliación". "También en Irak la reconciliación es una urgencia" ha continuado el Santo Padre, evidenciando la importancia de solucionar algunas cuestiones políticas. "En este marco, una reforma constitucional apropiada deberá salvaguardar los derechos de las minorías”. Benedicto XVI ha lanzado un llamamiento para garantizar ayudas humanitarias a las poblaciones afectadas por la guerra, particularmente "a los desplazados dentro del país y en los refugiados en el extranjero, entre los cuales se encuentran numerosos cristianos”. Ha continuación ha expresado su aliento "para que se continúe sin descanso por la vía de la diplomacia para resolver la cuestión del programa nuclear iraniano, negociando con buena fe, adoptando medidas destinadas a aumentar la transparencia y la confianza recíprocas, y teniendo siempre en cuenta las auténticas necesidades de los pueblos y del bien común de la familia humana". Entre las otras situaciones de crisis del continente asiático el Santo Padre ha citado Pakistán, esperando "que todas las fuerzas políticas y sociales se comprometan en la construcción de una sociedad pacífica que respete los derechos de todos"; Afganistán, a quien "es necesario ofrecer más apoyo a los esfuerzos de desarrollo y trabajar con más intensidad todavía en la construcción de un futuro sereno"; Sri Lanka, dónde ya no es posible aplazar "los esfuerzos decisivos para remediar los inmensos sufrimientos causados por los conflictos vigentes"; Myanmar, deseando que "con el apoyo de la comunidad internacional, se abra una época de diálogo entre el gobierno y la oposición”.
Dirigiendo la mirada a África, el Santo Padre ha renovado su "profundo sufrimiento" por el Darfur, deseando que la operación conjunta de las Naciones Unidas y de la Unión Africana, "lleve ayuda y consuelo a las poblaciones que sufren". Otras situaciones de particular preocupación citadas por el Papa: las resistencias en el proceso de paz en la República Democrática del Congo; Somalia, en particular Mogadiscio, que "continua estando afligida por la violencia y la pobreza"; Kenia, que “ha experimentado estos días una brusca erupción de violencia”. " La Iglesia Católica no es indiferente a los gemidos de dolor que se elevan en esta región - ha afirmado el Papa -. Ella hace suyas las peticiones de ayuda de los refugiados y de los desplazados y se compromete para favorecer la reconciliación, la justicia y la paz". Por último, el deseo de que las celebraciones organizadas en Etiopía para celebrar la entrada en el tercer milenio cristiano, contribuyan también " a recordar la inmensa obra, social y apostólica, realizada por los Cristianos en África”.
Los progresos realizados en diversos Países de la región de los Balcanes han caracterizado la situación del continente europeo. El Santo Padre ha citado también Chipre, "recordando con alegría la visita, el mes de junio pasado, de Su Beatitud el Arzobispo Chrysostomos II" y Austria, dónde fue en septiembre, para "subrayar la contribución esencial que la Iglesia católica puede y quiere dar a la unificación de Europa". El Papa ha afirmado que sigue con atención el período que se ha abierto con la firma del "Tratado de Lisboa" en el proceso de construcción de la "casa Europea", recordando la necesidad que sea construida "sobre un sólido fundamento cultural y moral de valores comunes tomados de nuestra historia y de nuestras tradiciones", sin renegar de sus raíces cristianas.
El Papa Benedicto XVI ha destacado los numerosos elementos de preocupación por la seguridad y la estabilidad del mundo, que testimonian que "la libertad humana no es absoluta, sino que se trata de un bien compartido, cuya responsabilidad incumbe a todos. En consecuencia, el orden y el derecho son elementos que la garantizan. El derecho sólo podrá ser una fuerza eficaz de paz si sus fundamentos permanecen sólidamente anclados en el derecho natural, dado por el Creador. Es por eso también que no se puede nunca excluir a Dios del horizonte del hombre y de la historia. El nombre de Dios es un nombre de justicia, representa una llamada urgente a la paz”.
Las cada vez más numerosas iniciativas de diálogo intercultural e interreligioso se deben orientar "a la colaboración en temas de interés mutuo, como la dignidad de la persona humana, la búsqueda del bien común, la construcción de la paz y el desarrollo". La Iglesia católica está profundamente comprometida en este diálogo, que "debe ser claro, evitando relativismos y sincretismos, pero animado de un respeto sincero por los otros y de un espíritu de reconciliación y de fraternidad". A este propósito el Santo Padre ha citado la carta que le dirigieron 138 personalidades musulmanas, y ha renovado su gratitud " por los nobles sentimientos que allí se expresan”.
Recordando el 60° aniversario de la Declaración Universal de los Derechos del hombre, el Papa Benedicto XVI ha subrayado que "en todos los continentes la Iglesia Católica, se compromete para que los derechos del hombre sean no solamente proclamados, sino aplicados… La Santa Sede, por su parte, no dejará de reafirmar estos principios y estos derechos fundados sobre lo que es esencial y permanente en la persona humana. Es un servicio que la Iglesia desea ofrecer a la verdadera dignidad del hombre, creado a imagen de Dios". Partiendo de estas consideraciones, el Papa ha deplorado "los continuos ataques perpetrados, en todos los continentes, contra la vida humana" y ha vuelto a realizar un llamamiento a “un uso moral de la ciencia". “Me alegra que, el 18 de diciembre pasado, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptara una resolución por la que se llama a los Estados a instituir una moratoria en la aplicación de la pena de muerte, y deseo que esta iniciativa estimule el debate público sobre el carácter sagrado de la vida humana. Deploro, una vez más, los ataques preocupantes contra la integridad de la familia, fundada sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer. Los responsables de la política, de la orientación que sean, deben defender esta institución fundamental, célula básica de la sociedad". Por último, el Papa ha señalado el tema de la libertad religiosa: “hay muchos lugares donde no se puede ejercer plenamente. La Santa Sede, la defiende y pide su respeto para todos. Ella esta preocupada por las discriminaciones contra los cristianos y contra los fieles de otras religiones”.
En la parte final de su discurso, el Papa ha recordado que "la paz compromiso y un modo de vida que exige que se satisfagan las expectativas legítimas de todos como el acceso a la alimentación, al agua y a la energía, a la medicina y a la tecnología, o bien el control de los cambios climáticos. Solamente así se puede construir el futuro de la humanidad; solamente así se favorece el desarrollo integral para hoy y para mañana". A continuación ha exhortado a la Comunidad internacional " a un compromiso global por la seguridad", aplicando todas las obligaciones contraídas. "La diplomacia es, en cierta manera, el arte de la esperanza- ha concluido Benedicto XVI -. Ella vive de la esperanza e intenta discernir incluso sus signos más tenues. La diplomacia debe dar esperanza. Cada año, la celebración de la Navidad nos recuerda que, cuando Dios se hizo niño pequeño, la Esperanza vino a habitar en el mundo, en el corazón de la familia humana". (S.L) (Agencia Fides 8/1/2008; Líneas: Palabras:


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