ASIA/JAPÓN - “Una Iglesia que camina con renovada fe y esperanza, acogiendo el desafío de la internacionalización” Entrevista a Su Ecc. Mons. Peter Takeo Okada, Arzobispo de Tokyo y Presidente de la Conferencia Episcopal del Japón

lunes, 17 diciembre 2007

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - “Tenemos en el corazón una gran consolación. Nosotros, Obispos del Japón, fuimos recibidos por el Santo Padre, que se ha presentado como persona de gran escucha y gentileza, muy humilde. Hemos advertido un gran sentido de paz ante su presencia”: con estos sentimientos Su Ecc. Mons. Peter Takeo Okada, Arzobispo de Tokyo y Presidente de la Conferencia Episcopal del Japón ha dejado a la Agencia Fides una entrevista con ocasión de la visita Ad Limina Apostolorum de los obispos de Japón. “Hemos transmitido al Papa la situación y los problemas de la Iglesia japonesa”, ha subrayado el Arzobispo. El Santo Padre nos ha estimulado y nos ha dado su bendición. Pero toda la visita en el Vaticano ha sido muy fructuosa, en los encuentros con los distintos Dicasterios de la Santa Sede”. Seguidamente, el texto de la entrevista cedida a la Agencia Fides:

Excelencia, puede trazar un sintético cuadro de la comunidad católico japonesa?
Somos una pequeña comunidad que hoy vive en la libertad de culto y de evangelización. En Japón fue S. Francisco Javier quien llevó el anuncio del Evangelio, en el siglo XVI, y la Iglesia creció rápidamente. Seguidamente hubo períodos oscuros de persecución y la Iglesia vivió un tiempo de “clandestinidad”. Actualmente caminamos con renovada fe y esperanza, somos pequeños y crecemos con pequeños pasos. Los cristianos son el 1% de la población (127 millones) y la comunidad católica es el 0%. El número total de los fieles japonés (incluidos clero y religiosos) es alrededor de 452.000 unidades (datos de finales del 2006). En el 2006 los bautismos fueron alrededor de 7.193, de los cuales 3.692 adultos y 3.501 niños, mientras que los catecúmenos adultos que se preparan para el bautismo superan los 5.400.
En Japón, en general, basta frecuentar un templo para decirse fiel de una determinada religión. Nosotros tenemos muchos simpatizantes, que piden poder acercarse a la fe cristiana. Pero, para volverse cristiano, está previsto un camino catecumenal muy largo y comprometido, por lo tanto no es muy fácil para los japoneses adherirse. Además existen resistencias en relación a las antiguas tradiciones culturales y en relación a la vida moderna, muy absorbida por el trabajo. Por este motivo muchos, aún apreciando la fe cristiana, no se bautizan. De todos modos es necesario precisar que existe una cierta vitalidad misionaria: son 361 los misionarios ad gentes de la Iglesia japonesa, entre sacerdotes, religiosos y laicos enviados en todo el mundo para llevar la Buena Noticia.

Cuáles son las principales urgencias pastorales?
El desafío principal de la pastoral es la internacionalización de la comunidad católica en el país. Efectivamente, a causa del gran flujo de emigrantes filipinos, coreanos, chinos, peruanos y sudamericanos que llegan en búsqueda de trabajo, hoy tenemos en Japón un número consistente de católicos extranjeros: alrededor de 565.000, más de los mismos fieles japoneses. A menudo estos llegan por un período de tiempo determinado, pero luego se vuelven residentes permanentes o bien sus hijos nacen y se quedan en el país. Llevan con ellos sus fuertes tradiciones católicas que se pueden compartir y se vuelven ellos mismo un instrumento de evangelización. Representan una esperanza para nuestra Iglesia, también porque tienen muchos chicos y jóvenes. Muchas mujeres inmigrantes se casan con hombres japoneses y se hacen misioneras de sus familias, dando a sus hijos una formación católica. La inmigración es un fenómeno muy relevante en Japón, con la cual es necesario confrontarse, haciéndola fructificar para el bien de la Evangelización.

Cuánto se compromete la Iglesia japonesa en la formación?
La formación es para nosotros un campo muy importante. En particular ocurre dar una buena formación a los chicos y jóvenes, porque las nuevas generaciones sean miembros activos y convencidos de la Iglesia. También la formación de los sacerdotes y de los laicos es determinante. En el ‘900, luego de la Segunda Guerra mundial, muchos misioneros vinieron de la China (escapando del comunismo) y han re-evangelizado Japón. Pero esto, a menudo, ha creado una especie de “dependencia de los misioneros”. Actualmente el laicado tiene que ser protagonista de la pastoral. Una prioridad es ciertamente la familia, célula fundamental de la sociedad, que tenemos que ayudar a vivir concretamente la fe cristiana, también a través de una adecuada formación antes del matrimonio. En el país la institución de la familia vive una situación difícil de disgregación y desvalorización. Es urgente evangelizar la familia y crear familias auténticamente cristianas.

Cómo procede el proceso de “inculturación” de la fe?
Es el camino que recorremos cada día. Necesitamos que la gente pueda acoger la Verdad en el respeto de la cultura local, como afirma la “Evangeli Nuntiandi” del Papa Pablo VI. Es necesario ir al núcleo de la mentalidad y de la cultura nipónica y evangelizarlo. El centro es la Casa imperial, el Emperador, que es el padre de todos. Por este motivo cultivamos óptimas relaciones con la Casa Imperial. La emperatriz ha recibido la instrucción en escuelas católicas y ha frecuentado la Universidad del Sagrado Corazón en Tokio. Este es un buen signo para nosotros y contribuye a hacer crecer la estima que la población alimenta hacia la Iglesia. A veces, en el camino de los catecúmenos, advertimos dificultad para traducir en la mentalidad oriental categorías abstractas como “substancia”, “persona”, muy difíciles de absorber para nuestra cultura. Por el resto vivimos en armonía con las religiones más difundidas, shintoista y budista.

Cómo han acogido la noticia de la celebración de los mártires japoneses en 2008?
Ha sido una gran alegría. Estamos muy felices por la celebración de los 188 mártires asesinados en el XVII siglo, que se tendrá en Nagasaki en noviembre de 2008. Manifestamos nuestra gratitud a la Santa Sede por este reconocimiento a los japoneses que murieron por testimoniar la fe. Estamos seguros que para nosotros será una oportunidad de evangelización.

Cuál es vuestra posición sobre el proyecto de reforma de la Constitución de Japón?
Como ya hemos expresado con claridad en nuestro documento “Libertad de fe y separación entre gobierno y religión” (ver Fides 23/5/2007), la Iglesia japonesa defiende el artículo 20 de la Carta, que ratifica la separación de las religiones del estado, el respeto de los derechos humanos, la libertad de conciencia y de fe de cada ciudadano, delineando las funciones del estado y el espacio de las comunidades religiosas, en el pleno respeto recíproco. Asimismo pedimos que se mantenga el artículo 9, que determina la renuncia absoluta a la guerra. Queremos una Constitución de paz, que no permita al país participar a misiones militares en el mundo. Luego de las profundas heridas de la II Guerra mundial, el Japón ha vivido una era de paz y desde entonces no hubo ningún muerto por la guerra. Queremos que continúe así.

Cuál es el rol de la Iglesia nipónica en el contexto de las Iglesias asiáticas?
En el contexto asiático, como Iglesia japonesa guardamos y buscamos de aprender de Corea como experiencia de comunidad católica muy floreciente y dinámica. Nos proponemos asimismo de estar muy cercanos a la China, una realidad que está creciendo en todo sentido. Es tarea de la Iglesia japonesa ser hermana de la Iglesia China. Tenemos que trabajar juntos con todas las Iglesias asiáticas para la evangelización del continente, (PA) (Agencia Fides 17/12/2007, líneas: 90 palabras:


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