VATICANO - El Papa Benedicto XVI a los Obispos de Corea y al Prefecto apostólico de Ulan Bator en visita Ad Limina: “Soy consciente de los gestos concretos de reconciliación realizados por el bienestar de cuantos viven en Corea del Norte. Aliento estas iniciativas e invoco la solicitud providencial de Dios Omnipotente sobre todos los norcoreanos”

martes, 4 diciembre 2007

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - “La Iglesia en vuestros países ah realizado progresos notables desde la llegada de los misioneros a la región hace más de cuatrocientos años y desde su regreso a Mongolia hace apenas quince años. Este desarrollo se debe en gran parte al testimonio excepcional de los mártires coreanos y de otros países asiáticos, que han permanecido firmemente fieles a Cristo y a su Iglesia”. Lo recordó el Santo Padre Benedicto XVI a los Obispos de la Conferencia Episcopal Coreana, recibidos en audiencia el lunes 3 de diciembre, junto al Prefecto apostólico de Ulan Bator (Mongolia), con ocasión de la visita Ad Limina Apostolorum.
El Santo Padre destacó que de los informes de los Obispos se evidencia “la fascinación que ejercita el materialismo y los efectos negativos de una mentalidad secularista. Cuando hombres y mujeres son arrastrados lejos de la morada del Señor, vagan inevitablemente en una región salvaje de aislamiento individual y de fragmentación social”. Por esto, exhortó a los Obispos a ser “Pastores de esperanza”, trabajando para que “el vínculo de comunión que une a Cristo a todos los bautizados sea tutelado y vivido como el centro del misterio de la Iglesia”. Benedicto XVI subrayó asimismo que la fe es “sostenida y alimentada por un encuentro permanente con Jesucristo que llega entre los hombres y mujeres a través de la Iglesia… El acceso a este misterio de comunión con Dios es ciertamente el Bautismo”. Se detuvo luego sobre la “profunda importancia de este sacramento” y sobre el compromiso por una “alegre mistagogía” que lleve a numerosos adultos bautizados cada año a la “plena participación en las celebraciones litúrgicas que es… derecho y deber gracias al bautismo”.
Sobre los programas pastorales dedicados a la importancia de la Misa dominical, el Papa pidió que sean sostenidos “mediante una sana y estimulante catequesis sobre la Eucaristía” que “promoverá una renovada comprensión del dinamismo auténtico de la vida cristiana”. Benedicto XVI unió su voz a la de los Obispos coreanos para exhortar a los laicos, y en particular a los jóvenes, “a explorar la profundidad y la amplitud de nuestra comunión eucarística. Reunidos cada Domingo en la Casa del Señor somos consumidos por el amor y por la verdad de Cristo y dotados de la fuerza para llevar la esperanza al mundo”.
A los religiosos y a las religiosas el Santo Padre expresó su aprecio por el “aporte profético que están dando a la vida eclesial”, y exhortó a los Obispos para que aseguren que “sean acogidos y sostenidos en sus esfuerzos dirigidos a contribuir a la tarea común de difundir el Reino de Dios”. Compartiendo con los laicos los tesoros vivos de su espiritualidad, los religiosos ofrecerán un aporte importante a la promoción de “una vida eclesial vibrante”, desmontando la idea de “que la comunión signifique mera uniformidad, testimoniando la vitalidad del Espíritu Santo que anima a la Iglesia en cada generación”.
En la parte conclusiva de su discurso, el Papa Benedicto XVI volvió sobre la importancia de promover el matrimonio y la vida familiar: “vuestros esfuerzos en este campo están al centro de la evangelización de la cultura y contribuyen mucho al bienestar de la sociedad en su conjunto”. Este apostolado involucra ya a numerosos sacerdotes y religiosos, a los que se debe sumar también el laicado: “la creciente complejidad de cuestiones relativas a la familia… presenta el problema de ofrecer una formación apropiada a cuantos están comprometidos en este ámbito”. “Finalmente - concluyó el Papa -, os pido transmitir a vuestro pueblo mi particular agradecimiento por su generosidad hacia la Iglesia universal. El número creciente de misioneros y los aportes ofrecidos por los laicos son un signo elocuente de su espíritu de generosidad. Soy consciente asimismo de los gestos concretos de reconciliación realizados por el bienestar de cuantos viven en Corea del Norte. Aliento estas iniciativas e invoco la solicitud providencial de Dios Omnipotente sobre todos los norcoreanos”. (S.L.) (Agencia Fides 4/12/2007; líneas 45, palabras 661)


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