VATICANO - La catequesis del Papa dedicada a la figura de San Efrén, “todavía plenamente actual para la vida de tantas Iglesias cristianas”: “la suya es una reflexión teológica expresada con imágenes y símbolos tomados de la naturaleza, de la vida cotidiana y de la Biblia” - Exhortación por la Jornada Mundial contra el SIDA

jueves, 29 noviembre 2007

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - “Según una opinión común de nuestros días, el cristianismo sería una religión europea, que habría exportado la cultura de tal Continente a los otros países. Pero la realidad es mucho más compleja, porque la raíz de la religión cristiana se encuentra en el Antiguo Testamento, y por lo tanto en Jerusalén y en el mundo semítico”. Con estas palabras el Santo Padre Benedicto XVI inició su catequesis durante la audiencia general del miércoles 28 de noviembre, dedicada a la figura de San Efrén, el Sirio. “El cristianismo se nutre siempre de esta raíz del Antiguo Testamento -prosiguió el Papa-. Incluso su expansión en los primeros siglos se realizó tanto hacia el occidente -hacia el mundo greco-latino, donde posteriormente inspiró la cultura europea- como hacia el oriente, hasta Persia, la India, contribuyendo de este modo a suscitar una específica cultura, en lenguas semíticas, con una propia identidad”.
Para destacar “esta pluriforme cultura de la única fe cristiana de los inicios”, el Papa afirmó haber optado por hablar, durante la audiencia general, de San Efrén el Sirio, nacido en Nisibi alrededor del 306 en una familia cristiana, “el más importante representante del cristianismo de lengua siria” que logró “conciliar en modo único la vocación de teólogo y la de poeta”. Se formó y creció junto a Santiago, Obispo de Nisibi (303-338). Ordenado diácono, vivió intensamente la vida de la comunidad cristiana local hasta el 363, cuando Nisibi cayó en las manos de los persas y Efrén emigró a Edesa, donde prosiguió su actividad de predicador. Murió en esta ciudad en el año 373, víctima del contagio contraído durante el cuidado de los enfermos por la peste. No se sabe con certeza si fue monje, pero seguramente fue diácono por toda su vida y abrazó la virginidad y la pobreza.
“San Efrén nos ha dejado una gran herencia teológica -explicó el Santo Padre-: su considerable producción puede ser agrupada en cuatro categorías: obras escritas en prosa ordinaria (sus obras polémicas, y comentarios bíblicos); obras en prosa poética; homilías en versos; e himnos, que constituyen con certeza la obras más amplia de Efrén... La especificidad de su trabajo es que en este teología y poesía se encuentra. Queriéndonos acercar a su doctrina, debemos insistir desde el inicio en este punto: en el hecho de que hace teología en forma poética. La poesía le permite profundizar la reflexión teológica a través de paradojas e imágenes. Al mismo tiempo su teología se convierte en liturgia, se hace música: en efecto, él era un gran compositor, un músico”.
No obstante su poesía sea difícil de traducir, el Santo Padre quiso citar durante la audiencia, algunas partes de los himnos de San Efrén dedicados a la natividad de Cristo, a la Eucaristía y a la belleza de la fe. “La figura de Efrén es todavía plenamente actual para la vida de tantas Iglesias cristianas -agregó Benedicto XVI-. Lo descubrimos en primer lugar como teólogo, que a partir de la Sagrada Escritura reflexiona poéticamente sobre el misterio de la redención del hombre obrada por Cristo, Verbo de Dios encarnado. La suya es una reflexión teológica expresada con imágenes y símbolos tomados de la naturaleza, de la vida cotidiana y de la Biblia. A la poesía y a los himnos para la liturgia, Efrén confiere un carácter didáctico y catequético; se trata de himnos teológicos que al mismo tiempo son aptos para la recitación o el canto litúrgico. Efrén se sirve de estos himnos para difundir, con ocasión de las fiestas litúrgicas, la doctrina de la Iglesia. Con el pasar del tiempo, estos se han revelado como un medio catequético extremadamente eficaz para la comunidad cristiana”.
El Papa destacó la importancia de la reflexión de Efrén sobre el tema de Dios creador y sobre el rol de la mujer: “Para Efrén, como no existe Redención sin Jesús, del mismo modo no existe Encarnación sin María”. Él “fue diácono, es decir servidor, tanto en el ministerio litúrgico, así como en el amor a Cristo, cantado por Él en modo inigualable, y en la caridad hacia los hermanos, que introduce con rara maestría en el conocimiento de la divina Revelación”.
Al final de la audiencia, el Santo Padre hizo la siguiente exhortación con ocasión de la Jornada Mundial contra el SIDA que será celebrada el sábado 1° de diciembre: “El próximo 1° de diciembre tendrá lugar la Jornada Mundial contra el SIDA. Estoy espiritualmente cerca de cuantos sufren esta terrible enfermedad, así como de sus familias, en particular de aquellas que han sufrido la pérdida de una persona querida. A todos aseguro mi oración. Deseo, además, exhortar a todas las personas de buena voluntad a multiplicar los esfuerzos por detener la difusión del virus VIH, a contrastar el desprecio por el que pasan cuantos sufren esta enfermedad, y a cuidar de los enfermos, especialmente cuando aún son jóvenes”. (S.L.) (Agencia Fides 29/11/2007 - líneas 55, palabras 863)


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