VATICANO - "La paz, la prosperidad y el respeto de los derechos humanos son inseparables. ¡Ha llegado la hora de garantizar, en nombre de la paz, que ningún hombre, mujer o niño vuelva a pasar hambre!": discurso de Benedicto XVI a la Conferencia de la FAO

viernes, 23 noviembre 2007

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "La Santa Sede siempre ha nutrido un profundo interés por todos los esfuerzos realizados para liberar la familia humana de la carestía y de la malnutrición, consciente del hecho de que para solucionar estos problemas se necesita no sólo una extraordinaria dedicación y un acabada formación técnica, sino sobre todo un espíritu auténtico de cooperación que una a todos los hombres y mujeres de buena voluntad". lo ha recordado el Santo Padre Benedicto XVI dirigiéndose a los participantes de la 34ª Conferencia de la FAO, a los que ha recibido en audiencia el 22 de noviembre. El Papa ha continuado: "Este noble objetivo requiere un reconocimiento estable de la intrínseca dignidad de la persona humana en todos los estados de la vida. Todas las formas de discriminación, y en particular las que bloquean el desarrollo agrícola, se deben rechazar porque son una violación del derecho fundamental de toda persona a ser "’iberada del hambre’”.
El Santo Padre ha citado a continuación "una de las paradojas más inquietantes de nuestro tiempo: la incesante difusión de la pobreza en un mundo que también experimenta una prosperidad inaudita" y los obstáculos que se interponen para superar esta trágica situación: los conflictos armados, brotes de enfermedades, condiciones atmosféricas y medioambientales adversas y desplazamientos forzosos y masivos de personas. "Todos estos obstáculos - ha continuado Benedicto XVI - deberían constituir un motivo para duplicar los esfuerzos en orden a que toda que persona reciba el pan cotidiano. Por su parte, la Iglesia está convencida de que la búsqueda de soluciones técnicas más eficaces en un mundo en continua evolución y expansión exige programas con visión de futuro que encarnen valores perennes enraizados en la dignidad y los derechos inalienables de la persona humana”.
Después de haber expresado su aprecio por el "papel esencial" desarrollado por la FAO para aliviar el hambre en el mundo, el Santo Padre ha evidenciado que "el esfuerzo conjunto de la comunidad internacional para eliminar la desnutrición y promover un desarrollo auténtico requiere necesariamente la transparencia de las estructuras de administración y supervisión, y una valoración real de los recursos necesarios para afrontar una gran variedad de situaciones diferentes". Además es necesario la contribución de todos los miembros de la sociedad (individuos, organizaciones de voluntariado, empresas y gobiernos locales y nacionales) siempre con el debido respeto a los principios éticos y morales. "La comunidad internacional - ha continuado el Papa - debe valerse siempre de este tesoro precioso de valores comunes porque el auténtico y duradero desarrollo sólo podrá proseguir mediante un espíritu de cooperación y una voluntad de división de los recursos técnicos y profesionales".
" Hoy más que nunca -aseguró el Papa- la familia humana necesita encontrar las herramientas y estrategias capaces de superar los conflictos causados por las diferencias sociales- ha continuado Benedicto XVI -. La humanidad está sedienta de paz auténtica y duradera, una paz que podrá brotar sólo si los individuos, los grupos a todos los niveles y los responsables de gobierno cultivan firmemente costumbres de decisión responsable y arraigadas en los principios fundamentales de la justicia". Por lo tanto hoy es necesario formar "auténticos agentes de paz" ya que la auténtica justicia se basa en el destino universal de los bienes de la creación.
En la parte conclusiva de su discurso, Benedicto XVI ha recordado que "el progreso técnico, si bien sea importante, no lo es todo" porque "debe insertarse en el contexto más amplio del bien integral de la persona y nutrirse constantemente del patrimonio común de valores que pueden inspirar iniciativas concretas encaminadas a una distribución más equitativa de los bienes espirituales y materiales". La actividad del FAO "evidencia claramente la relación entre la difusión de la pobreza y la negación de los derechos humanos fundamentales" ha subrayado el Papa, quien ha concluido: "Paz, prosperidad y respeto de los derechos humanos están inseparablemente unidos". "¡Ha llegado la hora -concluyó el pontífice- de garantizar, en nombre de la paz, que ningún hombre, mujer o niño vuelva a pasar hambre!". (S.L) (Agencia Fides 23/11/2007; Líneas: 55 Palabras: 717)


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