VATICANO - Mensaje en conclusión del Ramadán - “Cristianos y Musulmanes: llamados a promover una cultura de paz”

viernes, 28 septiembre 2007

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - “En el difícil momento histórico que atravesamos, los miembros de las diversas religiones tienen sobre todo el deber de actuar, como servidores del Todopoderoso, en favor de la paz, que se alcance mediante el respecto a las propias convicciones personales y comunitarias, así como también con la libertad de la práctica religiosa. La libertad de religión, que no puede quedar reducida a la simple libertad de culto, es ciertamente uno de los aspectos esenciales de la libertad de conciencia, derecho fundamental de toda persona y piedra angular de los derechos humanos”. Es un pasaje del saludo que, como ya es costumbre, envía el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso a los Musulmanes con ocasión de la conclusión del Ramadán. El mensaje lleva por título “Cristianos y Musulmanes: llamados a promover una cultura de paz” y ha sido firmado por primera vez como Presidente del Cardenal Jean-Louis Tauran y del Secretario del Pontificio Consejo el Arzobispo Pier Luigi Celata.
En el texto se subraya la importancia de “que cada uno testimonie el mensaje religioso con una vida más íntegra y más conforme al plan del Creador, preocupándose del servicio a los hermanos, y en un clima de solidaridad y fraternidad siempre creciente para con los miembros de otras religiones y para con todos los hombres de buena voluntad dispuestos todos a trabajar conjuntamente para la consecución del bien común”.
Las personas religiosas tienen la tarea de ser “educadores de la paz, de los derechos humanos, de una libertad respetuosa para cada uno, así como también de una vida social cada vez más fuerte, porque el hombre debe preocuparse de sus hermanos y hermanas sin discriminación ninguna. Nadie puede ser excluido de la comunidad nacional en razón de su raza, de su religión, ni por ningún otro motivo personal. Todos juntos, miembros de tradiciones religiosas diferentes, estamos llamados a difundir una enseñanza que respete la dignidad de cada persona humana, a difundir un mensaje de amor entre las personas y los pueblos. Tenemos que formar en este espíritu especialmente a las jóvenes generaciones, que tendrán la responsabilidad del mundo de mañana”.
En la conclusión del mensaje se exhorta a continuar y a intensificar el diálogo entre cristianos y musulmanes ya que “es un instrumento que nos puede ayudar para salir de esta espiral sin termino de los múltiples conflictos y tensiones que atraviesan nuestras sociedades, para que todos los pueblos puedan vivir en la serenidad y en la paz, en el respeto mutuo y en el buen entendimiento entre todos”. (S.L.) (Agencia Fides 28/9/2007 - Líneas 32; Palabras 440)


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