ASIA/COREA DEL SUR - En el día dedicado a San Andrés Kim Taegon y compañeros, la Iglesia coreana recuerda y celebras a sus mártires

jueves, 20 septiembre 2007

Seúl (Agencia Fides) - “A lo largo de los siglos, Asia ha dado a la Iglesia y al mundo un gran número de estos héroes de la fe, y desde el corazón de Asia (…) hombres y mujeres como San Pablo Miki y compañeros, San Lorenzo Ruiz y compañeros, San Andrés Dung Lac y compañeros, San Andrés Kim Taego y compañeros. ¡Qué el gran número de mártires del Asia, antiguos y nuevos, no cese jamás de enseñar a la Iglesia en aquel Continente aquello que significa el dar testimonio del Cordero en cuyo sangre ellos han lavado sus vestidos resplandecientes (cfr. Ap 7, 14)! ¡Qué ellos sean testigos del hecho que los cristianos están llamados a proclamar siempre y en todo lugar nada más que la potencia de la Cruz del Señor! ¡Y que la sangre de los mártires de Asia sea, hoy como siempre semillas de vida nueva para la Iglesia en cada lugar del Continente!” (Ecclesia in Asia n. 49). Parte de este pasaje de la Exhortación Apostólica post-sinodal “Ecclesia in Asia” la reflexión y la celebración que la Iglesia coreana dedica, en todas las diócesis, a los santos Andrea Kim Taegon, Paolo Chong y compañeros, mártires coreanos festejados el día de hoy, 20 septiembre, por la liturgia.
La fiesta de Andrea Kim y compañeros es para la Iglesia local una ocasión para recordar su historia, las primicias del anuncio del Evangelio que llegó a Corea a los inicios del siglo XVII, gracias al apostolado de algunos laicos. En ese entonces, a pesar de la ausencia de los pastores, se formó una fuerte y fervorosa comunidad, guiada y cultivada casi únicamente por laicos hasta el año 1836, cuando los primeros misioneros provenientes de Francia se introdujeron secretamente en la región. De esta comunidad cristiana, que sufrió duras persecuciones en los años 1839, 1846, 1866 y 1867, surgieron 103 santos mártires, entres los cuales están presentes el primer sacerdote coreano, Andrea Kim Taegon, ardiente pastor de almas, y el apóstol laico Paolo Chong Hasang. Todos los otros -en gran parte laicos, hombres y mujeres, viejos, jóvenes y niños, más de 10mil personas asociadas al martirio- sellaron con la sangre la maravillosa primavera de la Iglesia coreana. Los mártires coreanos han sido canonizados en 1984 en Seúl por Juan Pablo II, en la primera ceremonia de canonización fuera del Vaticano.
Pero el camino de tantos otros mártires coreanos hacia la gloria de los altares continúa: en el 2004 si abrió oficialmente en Seúl la fase diocesana de una nueva Causa de Beatificación: la del Siervo de Dios Paul Yun Ji-Chung y de sus 123 compañeros, torturados y asesinados “in odium fidei” en 1791. En el 2006 la diócesis de Incheon inició la fase diocesana del proceso de Beatificación de John Song Haebung, un laico misionero martirizado durante la Guerra de Corea (1950-1953), en la primera causa de beatificación de un laico católico de un periodo sucesivo a la era colonial japonesa.
En el 2007 las diócesis coreanas de Chunchon y Hamhung han iniciado las investigaciones y los testimonios para la fase diocesana del Proceso de Beatificación de algunos Mártires coreanos del siglo XX: sacerdotes y religiosos que murieron entre el 1940 y el 1950, mientras llevaban adelante una obra de evangelización y de cuidado pastoral en las áreas de Gangwon-do y Hamgyeong-do. Además, la Orden de San Benito de Wagwan (Congregación benedictina de San Otilia) ha anunciado la apertura del proceso de Beatificación de 36 Siervos de Dios, que murieron en las prisiones de los campos de trabajo y de detención entre el 1949 y el 1952 (años de la guerra de Corea), mientras asistían a los prisioneros. (PA) (Agencia Fides 20/9/2007; líneas 42, palabras 632)


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