AMERICA/CUBA - “La Iglesia Católica tiene el deber insoslayable de seguir alertando y despertando la conciencia del hombre de hoy y proclamar la primacía de Dios”: Homilía del Cardenal Jaime Ortega Alamino en la conclusión de la Asamblea del CELAM

lunes, 16 julio 2007

La Habana (Agencia Fides) - Concluyó la celebración de la 31 Asamblea Ordinaria del Consejo Episcopal Latinoamericano y del Caribe con una Misa celebrada en la Catedral de La Habana, presidida por Su Em. el Cardenal Jaime Ortega Alamino, Arzobispo de La Habana (Cuba) en la que propuso a Maria como modelo de la Iglesia por ser “portadora de Cristo, que se pone en camino”. Recordando a continuación la celebración de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe celebrada en Aparecida, el Cardenal ha afirmado que en ella la Iglesia de América Latina y el Caribe se ha reencontrado. “Esto ha sido efectiva y afectivamente cierto - ha continuado el Cardenal - en cuanto a la colegialidad episcopal, pero además teológicamente exacto, porque la Iglesia se re encuentra cuando vuelve a sus orígenes y fundamentos”, es decir, cuando acoge el mandato evangelizador y se pone en marcha de nuevo, “escrutando los signos de los tiempos, a fin de comenzar una y otra vez y comenzar siempre a partir de Jesucristo, que la envía y a quien tenemos que anunciar”. Y esto es precisamente lo que se han propuesto los Pastores en Aparecida, afirma el Cardenal.
Pero, según recuerda también el Prelado, la cruz marca siempre la vida del evangelizador, pues “la misión y el anonadamiento del misionero se reclaman mutuamente”. Por ello, “En esta etapa evangelizadora que inaugura ahora la Iglesia en América Latina y el Caribe, fruto de la Conferencia de Aparecida en que todos, obispos, sacerdotes, diáconos, personas consagradas y laicos queremos ser, sabemos y sentimos discípulos de Cristo”, debemos aceptar este riesgo, dejando falsas seguridades para partir en misión.
Continua el Cardenal su homilía afirmando que hoy en día no se da tanto una lucha frontal contra la Iglesia en sí misma, sino más bien, “un intento incisivo de horadar la cultura cristiana”con el relativismo y el subjetivismo. “Se pretende así sustituir una concepción del mundo y del hombre basada en la ley natural por un extraño código de derechos que contiene paradójicamente la manipulación de la vida humana con fines supuestamente científicos, la eliminación de la vida que hace eclosión en el seno materno, según una llamada "libertad para elegir" y, siguiendo esta lógica, se puede llegar a decidir también sobre la vida de los "inútiles", ancianos, enfermos terminales, discapacitados, etc. La familia, núcleo fundante de la sociedad, resulta amenazada en su misma esencia cuando se deja de definir el matrimonio como la unión de un hombre y una mujer, y así podríamos enunciar un rosario interminable de despropósitos”. Ante esta situación, la Iglesia Católica debe ser como una voz que clama en el desierto, “porque tiene el deber insoslayable de seguir alertando y despertando la conciencia del hombre de hoy” y debe “proclamar la primacía de Dios, tal y como Jesucristo nos lo presenta”. Pero esta misión, subraya el Cardenal, “no consiste en imponer, sino en proponer, no es la de arrastrar seguidores, sino la de invitar a los hombres y mujeres de nuestros pueblos a ser discípulos de Jesucristo”.
Concluye el Cardenal su homilía invocando la intercesión de la Virgen María de Guadalupe para que “ayude y sostenga a la nueva directiva del CELAM en la preparación y coordinación de la Gran Misión Continental que iniciará esta nueva etapa evangelizadora de la Iglesia Católica en América Latina y el Caribe”. (RG) (Agencia Fides 16/7/2007


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