ASIA/MYANMAR - Se espera la llegada de la ayuda internacional, donados 63 millones de euros; las condiciones de vida de la población siguen siendo graves

Tuesday, 27 May 2008

Yangon (Agencia Fides) - Son momentos decisivos para Myanmar: en las próximas horas debería llegar al país la ayuda internacional tan necesaria dado que las condiciones de vida de la población afectada por el ciclón Nargis el pasado 2 de mayo siguen siendo gravísimas y se vive una gran crisis humanitaria. En los días pasados las autoridades del país del sur-este asiático prometieron al Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki - Moon, en su visita a Myanmar, que no habrían obstaculizado la llegada de la ayuda del extranjero. A muchos observadores internacionales les pareció un verdadero giro de la política del país, y ahora la opinión pública y la población esperan ansiosos el desarrollo de los hechos. En los días pasados se desarrolló en Yangon, ex capital de Myanmar, la Conferencia de los Estados donadores que ha concedido 63 millones de euros iguales a 100 millones de dólares. Una significativa cifra que sin embargo resulta insuficiente según el gobierno local, que anteriormente había pedido 11 mil millones de dólares.
Otro elemento del giro en la crisis humanitaria debería ser el rol de Asean, Asociación de las naciones del sud-este asiático al que pertenece ex Birmania. Según los acuerdos alcanzados a lo largo de la semana pasada, el Asean debería administrar la ayuda y auxilios haciendo de mediador y garante tanto en referencia a Myanmar como en relación a los países del resto del mundo.
Hoy día inició la visita ad Limina Apostolorum de los Obispos de Myanmar en el Vaticano, visita que durará hasta el próximo sábado. Mientras tanto, la situación al interior del país sigue siendo particularmente difícil. El Arzobispo de Yangon, el salesiano Mons. Charles Maung Bo, difundió una carta en la que describe el cuadro de la crisis humanitaria: “Después de tres semanas de la tragedia que afectó la población de Myanmar aún se habla de los daños. Para quienes han sobrevivido en las zonas del delta y de Yangon continuar en vida es una lucha cotidiana, debida a las dificultades para acceder a agua limpia, alimentos, casa y asistencia médica. A esto se suman los inundaciones, los daños a los arrozales y la pérdida de instrumentos de trabajo, semilleros y animales, factores todos que incidirán negativamente en la producción de arroz y en la posibilidad de tener con que alimentarse”.
“La respuesta local ha sido muy importante en estas primeras semanas -afirma el Arzobispo de Yangon-. Lamentablemente los recursos y posibilidades de afrontar el problema se han acabado. Acojo con agrado el reciente anuncio del gobierno en consentir el ingreso a todos los grupos de asistencia humanitaria. Espero que este anuncio tenga una respuesta y que la ayuda internacional pueda encontrar apoyo en las estructuras locales y en las iniciativas ya en curso”.
Las últimas estimaciones de las Naciones Unidas hablan de 2,5 millones de personas gravemente afectadas, el 40% de estas son niños. En la ciudad de Laputta, alrededor del 30% de los niños por debajo de los 5 años sufre de diarrea o disentería, y la UNICEF ha iniciado una campaña de vacunación contra el sarampión en toda la región. Alimento y medicinas están en fase de distribución pero según diversas agencias internacionales aún no se da en cantidades suficientes para satisfacer la inmensidad de las necesidades de la población. Las Naciones Unidas calculan que el 70% de las personas involucradas aún no ha recibido alimentos. Muchos duermen al abierto, sin colchones o protección contra el mal tiempo. En número aún insuficiente han sido enviadas letrinas prefabricadas. El riesgo de difusión de epidemias a causa de la contaminación del agua sigue siendo altísimo. (Mtp) (Agencia Fides 27/5/2008)


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