VATICANO - Papa León XIV: El Concilium Sinense, “piedra angular” en la historia de la Iglesia en China

sábado, 11 octubre 2025

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – Publicamos el Mensaje del Santo Padre León XIV con motivo de la apertura del Año Académico de la Pontificia Universidad Urbaniana

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Al Señor Cardenal
Luis Antonio TAGLE
Gran Canciller de la Pontificia Universidad Urbaniana

Con ocasión de la inauguración del Año Académico y del peregrinaje jubilar, me complace hacer llegar a los docentes, estudiantes, personal y a toda la Universidad mi cordial saludo. Se trata de dos momentos significativos, que abren una nueva etapa de estudio, investigación y crecimiento, y representan etapas importantes para el camino formativo y espiritual.

En este contexto, me gusta imaginar lo que hoy recomendaría San Agustín: que el estudio auténtico nunca sea un fin en sí mismo, sino más bien un instrumento para elevar el alma hacia las realidades eternas (cf. S. Agustín, De Doctrina Christiana, I, 36). No se trata de considerar el estudio como un mero ejercicio intelectual, sino como un camino que conduce a la Sabiduría, donde se encuentran la verdad buscada y el Dios que se deja hallar.

La misión de cada Universidad, de hecho, trasciende las aulas y los programas académicos y se proyecta al servicio de los pueblos, especialmente allí donde las personas esperan palabras de esperanza y signos de caridad, indicios de verdad y garantías de libertad. Esto es aún más válido para su Universidad, que, como continuación académica del Pontificio Colegio Urbano, ha llevado inscrita en su identidad, durante casi cuatrocientos años, la impronta misionera de la Iglesia universal.

Desde sus orígenes, la Pontificia Universidad Urbaniana, parte integrante de la Sacra Congregatio de Propaganda Fide, hoy Dicasterio para la Evangelización, nace y vive al servicio de la misión confiada por Cristo a su Iglesia: la proclamación del Evangelio hasta los confines de la tierra. El pasado, el presente y el futuro de esta distinguida Institución están arraigados en la fecundidad inagotable del servicio eclesial, vivido como don y responsabilidad.

Vuestra comunidad académica es un signo vivo de la universalidad de la Iglesia: mujeres y hombres provenientes de todas las partes del mundo, con lenguas, culturas y sensibilidades diversas, pero unidos en la misma fe. Esta diversidad no divide, sino que enriquece; no genera confusión, sino armonía. Es una comunión que no uniformiza ni polariza, sino que integra, porque en Cristo los bautizados son uno solo. Solo si se sienten atraídos por Cristo, fuente de comunión, es posible construir una auténtica fraternidad, que se abre con generosidad al mundo, a sus heridas, a sus desafíos y esperanzas.

He recibido con agrado la noticia de que, en el contexto de la inauguración del Año Académico, se presentan las Actas del Congreso de Estudios dedicado al Concilium Sinense, celebrado en Shanghái en 1924. Ese Concilio representa una piedra angular en la historia de la Iglesia en China y testimonia con claridad la audacia de una comunidad cristiana capaz de encarnarse en diversos contextos histórico-culturales, manteniéndose fiel a su identidad.

Al agradecer a Usted, Venerado Hermano, así como al Delegado Pontificio en funciones de Magnífico Rector, a los docentes y a todos los que operan en esta Universidad, deseo que vivan con dedicación este nuevo Año Académico, en favor de los estudiantes que esperan de ustedes un acompañamiento fraterno en su esfuerzo cotidiano y sereno. Con estos deseos, invoco la abundancia de los dones del Espíritu Santo y, mientras encomiendo a todos a la maternal intercesión de la Virgen María, estrella de la evangelización, imparto de corazón la Bendición Apostólica.

Del Vaticano, 9 de octubre de 2025
LEÓN PP. XIV

(Agencia Fides 11/10/2025)


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