VATICANO - Papa Francisco: Aprendamos a “olfatear” la presencia de Dios en la pequeñez

miércoles, 26 febrero 2025

Vatican Media

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Aprendamos a “olfatear” la presencia de Dios en la pequeñez como hicieron los dos ancianos del Templo, Simeón y Ana, que gracias a sus “ojos límpidos” fueron “capaces de ver más allá de las apariencias” y reconocer en el pequeño Jesús la salvación del mundo.

A la espera de los resultados del TAC realizado en las últimas horas, desde la décima planta del Hospital Gemelli de Roma, donde se encuentra ingresado desde hace más de diez días por una neumonía bilateral, el Papa Francisco ha hecho difundir a última hora de la mañana el texto de la catequesis preparada para la Audiencia General que debía presidir esta mañana en el Aula Pablo VI.

El Pontífice, continuando el ciclo de catequesis dedicadas a la vida de Jesús en la perspectiva del Jubileo, en el texto de la catequesis dado a conocer hoy se detiene de nuevo en la infancia de Jesús, en particular en el episodio de la presentación en el Templo. En Israel, explica el Obispo de Roma en el texto, “no existía la obligación de presentar al niño en el Templo, pero quien vivía en la escucha de la Palabra del Señor y deseaba conformarse a ella, consideraba que era una práctica valiosa”.

De este modo, “María y José no se limitan a insertar a Jesús en una historia de familia, de pueblo, de alianza con el Señor Dios. Se ocupan de su custodia y de su crecimiento, y lo introducen en la atmósfera de fe y culto. Y ellos mismos crecen gradualmente en la comprensión de una vocación que los supera con creces”.

Y en el Templo se encuentran con dos ancianos. El primero, Simeón, un hombre al que “habla el Espíritu Santo”, que “percibe en el Templo la presencia del Ungido del Señor”. Al abrazar al niño encuentra “encuentra el consuelo y la plenitud de su existencia”. Su alegría se transforma en “un cántico lleno de conmovedora gratitud, que en la Iglesia se ha convertido en la oración al final del día”, es decir, el Nunc Dimittis (“Ahora, Señor, puedes dejar a tu siervo irse en paz; según tu palabra, porque mis ojos han visto tu salvación, la que has preparado ante todos los pueblos: luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo, Israel”).

En ese cántico, “Simeón canta la alegría de quien ha visto, de quien ha reconocido y puede transmitir a otros el encuentro con el Salvador de Israel y de los pueblos. Es testigo del don de la fe, que recibe y comunica a los demás”. Ahora bien, este anciano “ve la muerte no como el final, sino como la realización, como la plenitud, la espera como una ‘hermana’ que no destruye, sino que introduce en la vida verdadera que ya ha pregustado y en la que cree”. Y lo mismo sucede con Ana. Ambos se convierten en “peregrinos de la esperanza” “que saben acoger con alegría la visita de Dios y volver a encender la esperanza en el corazón de los hermanos y hermanas”.
(F.B.) (Agencia Fides 26/2/2025)


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