ASIA/KUWAIT - Cuando la misión se realiza en el confesionario. La historia de Dominic Santamaria, el “Padre Pío de Kuwait”.

jueves, 18 abril 2024 iglesias locales   sacerdotes   sacramentos   misión  

Por Antonella Prenna

Kuwait City (Agencia Fides) – Mas de dieciocho mil misas, ocho mil ciento cuarenta bautizos y 748 matrimonios. El número de liturgias y sacramentos celebrados hasta la Pascua de 2024 dice mucho de la vida de Dominic Santamaria, oriundo de la India, ordenado sacerdote en Jerusalén el 27 de junio de 1970 y residente en Kuwait desde el 27 de octubre de 1973.

El Padre Dominic vive en la Concatedral de la Sagrada Familia en Kuwait City, Vicariato Apostólico de Arabia del Norte, donde la Agencia Fides se ha reunido con él. Es el primer sacerdote incardinado en el Vicariato Latino y hasta el día de hoy sigue formando parte de la comunidad junto con otros 10 sacerdotes que sirven en la Iglesia Católica más grande del país bajo la égida del Obispo Aldo Berardi, O.S.T., Vicario Apostólico de Arabia del Norte.

“A los 25 años, me nombraron párroco de la iglesia dedicada a la Sagrada Familia en Crater, Adén, Yemen, donde permanecí antes de incardinarme en Kuwait. En Yemen -confiesa el padre Dominic- dejé parte de mi corazón. Aún conservo con mucho cariño un peine que usaba cuando estaba allí, y aún tenía pelo. Cada mañana, aunque ahora tengo mucho menos pelo - añade sonriendo- sigo usando ese peine, acordándome siempre de Yemen en mis oraciones”.

Natural de Goa, Dominic siempre quiso ser sacerdote (“de niño jugaba a celebrar misa repartiendo trozos de papel como si fueran hostias”). Este anciano sacerdote, figura carismática en todo el Vicariato de Arabia del Norte, es conocido como el ‘Padre Pío’ de Kuwait por el tiempo que pasa en el confesionario. “La gente -añade- también me llama cariñosamente ‘Don Bosco’ porque cuando salgo al recinto estoy rodeado de niños. Aunque en realidad no salgo mucho en los últimos meses porque la última vez que salí fue para ir al hospital tras una mala caída”, relata el sacerdote con serenidad. “Hasta la fecha, he bautizado a 8140 niños, y espero bautizar a muchos más. Es una inmensa alegría poder darles a Jesús”.

El Padre Dominic dice a la Agencia Fides que no ha experimentado nunca una crisis en su vocación sacerdotal “desde aquella noche de Jueves Santo, mientras adoraba el Santísimo Sacramento, en la que recibí la llamada. Estoy muy contento de ser sacerdote. La gente me escucha porque tengo un tono muy claro y hablo en voz alta. Todos los días invito a todo el mundo a repetir ‘JESUSMARYJOSEPH’ tantas veces como sea posible. Por eso también me llaman ‘el Sacerdote JESUSMARYJOSEPH’...”.

“Mis días -nos relata el padre Dominic- siguen siendo intensos, empezando por la mañana, cuando ordeno mi habitación y mis cosas y luego me dedico a las horas canónicas del Breviario, la Visitación del Santísimo Sacramento, la Lectura Espiritual" (en los días de nuestro encuentro, el sacerdote estaba leyendo un texto de Edith Stein, Santa Teresa Beata de la Cruz, la monja carmelita de origen judío víctima de la Shoah). Luego, el rezo del Rosario, la Eucaristía, la meditación y el examen de conciencia”.

El padre Dominic está enamorado de su misión, por eso también cuida mucho su salud, que preserva comiendo sano y frugalmente. "Nada de dulces, chocolate, vino o café". El lugar que tiene asignado en la mesa está siempre dispuesto con dos pequeños platos donde toma sus comidas, en uno siempre hay una fruta, y un vaso grande para el agua que bebe caliente por la noche. Tiene colocadas dos campanillas con las que avisa a los que están en la cocina si llega el obispo o algún invitado.

“He estado en la Concatedral de la Sagrada Familia - recuerda el padre Dominic-, desde que llegué a Kuwait en 1973. Habiendo permanecido aquí durante todo el período de la invasión del ejército iraquí, recibí una primera condecoración vaticana de San Juan Pablo II. Después, el 30 de noviembre de 2005, el Papa Benedicto XVI me concedió la Cruz de Honor 'Pro Ecclesia Et Pontifice' en reconocimiento a mis más de diez años de servicio en el país”.
La condecoración "Pro Ecclesia Et Pontifice" se instituyó en 1888 para celebrar las bodas de oro sacerdotales de León XIII. Se concede en reconocimiento del servicio prestado a la Iglesia y al Papado.
(Agencia Fides 18/4/2024)


Compartir: