Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - La obra cinematográfica pretende comunicar, a través de imágenes y música originales, la belleza y el amor que Jaricot encontró en Dios y que generó su pasión misionera, tocando el corazón de los espectadores y dirigiéndose en especial a los jóvenes. El docufilm - realizado por las Obras Misionales Pontificias (OMP) - está dedicado a la futura beata Paulina Jaricot (1799-1862), una mujer francesa que vivió en Lyon a mediados del siglo XIX y que fue la iniciadora de un vasto movimiento misionero espiritual que ha llegado hasta nuestros días. El cortometraje dedicado a la próxima Beata Paulina Jaricot, realizado por la Agencia Fides y producido por las Obras Misionales Pontificias, se titula “Mirar desde lo alto”. Ha sido proyectado en ante prima 13 de mayo, en la Pontificia Universidad Urbaniana, en presencia del arzobispo Giampietro Dal Toso, presidente de las Obras Misionales Pontificias, y de Nataša Govekar, directora de la Dirección Teológico-Pastoral del Dicasterio Pontificio para la Comunicación. “El hombre se convierte en lo que contempla, alimentando su imaginación espiritual, que tiene un poder transformador”, ha señalado Govekar en la presentación. “Y al contemplar la vida santa de Pauline Jaricot, la gracia divina pinta en nosotros algún rasgo de la vida de Cristo”, ha añadido, subrayando el valor ejemplar perenne de las vidas de los santos en la historia de la Iglesia.
El reto de poder hablar de la santidad hoy, recorriendo caminos que no sean rancios ni hagiográficos y utilizando un canal capaz de suscitar emociones como es el cine, la película dirigida por Massimo Ilardo lo aborda y resuelve apoyándose en la mirada tierna y profunda de la protagonista Claire, una joven francesa de hoy. En el transcurso de sus estudios y gracias a un viaje turístico, la joven se cruza con la figura de la rica empresaria de Lyon: Jaricot despierta su curiosidad y la involucra en un viaje a través de sus vicisitudes históricas que marcan, al mismo tiempo, un peregrinaje interior de la protagonista.
“En el cortometraje - explica Massimo Ilardo - el espectador está llamado a penetrar en un laberinto de silencios interiores, juegos de miradas y planos de carácter poético y evocador”. “Uno puede tener la impresión de perderse, pero de repente capta todo el sentido”, observa, porque “se percibe lo que no se dice ni se ve”. Contar “lo esencial que es invisible a los ojos”, como lo define el Principito de Antoine de Saint-Exupéry, personaje nacido en Lyon y muy apreciado por los lioneses, es el camino que propone el cortometraje. (...) (-Continua)
(PA) (Agencia Fides 14/5/2022)