VATICANO - El Papa en San Marino invita a “las Autoridades civiles y a todas las personas de buena voluntad a garantizar acogida y dignas condiciones de vida a los refugiados”

lunes, 20 junio 2011

San Marino (Agencia Fides) – “Deseo recordar que mañana se celebra la Jornada Mundial del Refugiado” ha dicho el domingo 19 de junio, el Santo Padre Benedicto XVI antes de rezar el Ángelus, después de la Concelebración Eucarística que ha presidido en el Estadio de Serravalle, con motivo de la visita pastoral a la diócesis de San Marino-Montefeltro. “Este año se celebra el sesenta aniversario de la adopción de la Convención internacional que tutela a cuantos son perseguidos y obligados a huir de sus propios países – ha continuado el Pontífice -. Invito por lo tanto a las autoridades civiles y a todas las personas de buena voluntad a garantizar acogida y dignas condiciones de vida a los refugiados, en espera de que puedan regresar libremente y con seguridad a su patria”.
Precedentemente, durante la homilía, el Papa se ha detenido a comentar las lecturas proclamadas durante la Solemnidad de de la Santísima Trinidad, después ha puesto de relieve la fe y la fidelidad al obispo de Roma del pueblo de San Marino, como también la atención demostrada hacia la gran tradición de la Iglesia oriental y la profunda devoción a la Virgen María. “Vuestra misión – ha continuado el Papa - tiene que enfrentarse con profundas y rápidas transformaciones culturales, sociales y políticas, que han determinado nuevas orientaciones y han modificado la mentalidad, costumbres y la sensibilidad. También aquí de hecho, como en otros lugares, no faltan dificultades y obstáculos, debido sobre todo a modelos hedonísticos que ofuscan la mente y amenazan con anular toda moralidad. Se ha insinuado la tentación de considerar que la riqueza del hombre no es la fe, sino su poder personal y social, su inteligencia, su cultura y su capacidad de manipulación científica, tecnológica y social de la realidad. Así, también en esta tierra, se ha empezado a sustituir la fe y los valores cristianos por presuntas riquezas, que se revelan, al final, inconsistentes e incapaces de sostener la gran promesa de lo verdadero, del bien, de lo bello y justo que por siglos sus mayores han identificado con la experiencia de la fe. No van olvidadas las crisis de no pocas familias, agravada por la difusa fragilidad psicológica y espiritual de los cónyuges, como también la fatiga experimentada por muchos educadores en el obtener continuidad formativa en los jóvenes, condicionados por múltiples precariedades, la primera entre todas aquella del rol social y de la posibilidad de trabajo”. Por último el Santo Padre ha exhortado a todos los fieles “a ser como fermento en el mundo, mostrándose como cristianos presentes, decididos y coherentes”. (SL) (Agencia Fides 20/6/2011)


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