INSTRUMENTUM MENSIS IUNII PRO LECTURA MAGISTERII SUMMI PONTIFICI BENEDICTI XVI, PRO EVANGELIZATIONE IN TERRIS MISSIONUM

sábado, 8 julio 2006

El mes de junio fue abierto por el Santo Padre Benedicto XVI con una cita significativa: el encuentro en plaza San Pedro con los Movimientos Eclesiales y las nuevas Comunidades. Una audiencia que después de ocho años - el último encuentro de los movimientos fue en el 1998 con Juan Pablo II - que vio la participación de centenares de millares de personas de todas partes del mundo que abarrotaron la plaza San Pedro y la Vía de la Conciliazione. Durante la celebración de las primeras Vísperas de la Solemnidad de Pentecostés, el Papa Benedicto XVI dio una larga y profunda catequesis centrada en el tema del Espíritu de Dios, sobre su presencia en el mundo que se evidencia también con el nacimiento de tantos movimientos eclesiales, y sobre el vivir sin tener en cuenta eso.
El Papa Benedicto XVI citó varias veces diversos pasajes evangélicos y, entre ellos, el famoso texto del “Hijo pródigo”. Como el hijo disipador, que huyó de su familia con su parte de la herencia en busca de libertad pero que terminó gobernando cerdos, así corre el riesgo de terminar la humanidad que no pone objetivos y límites a este justo anhelo. “Donde ya no fluye la verdadera fuente de la vida, donde sólo se apoderan de la vida en vez de darla - dijo el Papa aludiendo al aborto, a la supresión voluntaria de la vida naciente - , allí está en peligro incluso la vida de los demás; allí están dispuestos a eliminar la vida inerme del que aún no ha nacido, porque parece que les quita espacio a su propia vida. Si queremos proteger la vida - insistió el Pontífice - , entonces debemos sobre todo volver a encontrar la fuente de la vida”. Benedicto XVI, que definió a los movimientos como asociaciones “por la vida”, pidió a estas nuevas realidades que continuaran defendiendo la vida y trabajando unidos en la única misión de la Iglesia.
El mes de junio concluyó con la Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, durante la cual, según la costumbre, el Santo Padre impuso el palio a algunos Arzobispos Metropolitanos nombrados recientemente. La celebración fue también la ocasión de renovar el compromiso por la causa del ecumenismo, como reafirmó el Santo Padre acogiendo la Delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, presente en Roma por la Fiesta.


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