Catholic Cambodia
Tangkok (Agencia Fides) – «De la sangre de los mártires ha nacido la Iglesia. De la sangre de los mártires y de la fe de los cristianos, la Iglesia ha resucitado. Hoy recordamos a nuestros mártires y a nuestros muertos, después de 50 años: son dos millones», ha dicho el Obispo Olivier Schmitthaeusler MEP, Vicario Apostólico de Phnom Penh, durante la solemne conmemoración de los mártires camboyanos celebrada ayer, solemnidad de Cristo Rey, en Tangkok, ante una asamblea de peregrinos llegados de todas las iglesias de Camboya, en presencia de Mons. Pierre Suon Hang Ly, Vicario Apostólico Coadjutor de Phnom Penh, y del jesuita P. Enrique Figaredo, Prefecto Apostólico de Battambang.
El Obispo ha recordado que «las primeras palabras del Papa León XIV son como un grito de esperanza que se ha convertido en nuestro: ¡Paz a vosotros!, las palabras de Jesús a sus discípulos el día después de la Resurrección». «La esperanza -ha proseguido- está en el centro de nuestro peregrinaje en este Año Jubilar. Durante 25 años, hemos venido a la tierra de nuestros mártires para recordar a todos aquellos que han muerto durante los años oscuros del régimen de Pol Pot, como auténticos peregrinos de esperanza. Ante la Cruz de los mártires de Camboya, estamos aquí para reafirmar nuestra fe y nuestra esperanza».
«Hace cincuenta años -ha dicho- el Obispo Salas, el padre Salem y el padre Chomraeun estaban precisamente aquí, a pocos metros de nosotros, donde nuestros espléndidos arrozales habían sido transformados en vastos campos de trabajo forzado. Ya no existían escuelas, las familias estaban dispersas y reinaban el miedo y la muerte. Como los primeros cristianos de Roma, como los cristianos ocultos de Japón, nuestro Obispo y sus hermanos sacerdotes celebraban a veces la Eucaristía en secreto, leyendo algunas líneas de la Palabra de Dios, sabiendo que estaba prohibida y que podía significar la muerte inmediata si eran descubiertos».
Esa historia, ha señalado Schmitthaeusler, hoy es fecunda: «De la sangre de nuestros mártires y de la fe de los cristianos, la Iglesia ha sido capaz de renacer, y hoy está aquí para cantar a Dios y proclamar su esperanza. Esta paz tiene un sabor dulcísimo, hermanos y hermanas».
El Obispo ha hecho referencia a los desafíos de la actualidad, marcada por el conflicto entre Camboya y Tailandia en la frontera, señalando que en los últimos meses «la nación camboyana ha sido tan duramente sacudida». Ha lanzado un llamamiento: «Nuestra esperanza debe traducirse en acción. Ante la Cruz de los Mártires de Tangkok, invito a nuestra Iglesia a ser artífice de paz en los hechos y en la verdad».
El Obispo ha pedido a los fieles presentes practicar «el diálogo, el respeto por el prójimo, la escucha y la comprensión recíproca, el perdón y la reconciliación», rechazando «toda lógica de venganza y de violencia». La comunidad camboyana se ha unido «ante el Príncipe de la paz y por intercesión de Nuestra Señora del Mekong, para invocar el don de la paz». «Este llamamiento es para todos: para las familias, en la escuela, en el trabajo, en nuestras parroquias, en nuestra vida social, en las redes sociales», ha reiterado. «La paz es nuestra esperanza, pero depende de nuestra actitud: 50 años después de las atrocidades del genocidio, nuestra sociedad desea la paz. Nuestra Iglesia desea la paz», ha añadido. Y ha exhortado a los fieles a ser «verdaderos constructores de paz».
Unidos en oración, cada uno de los presentes ha pedido a Dios: «Señor, haz de mí un instrumento de tu paz». «Entonces, realmente, a los pies de la Cruz de los Mártires de Tangkok, como esos brotes de arroz, podremos proclamar: de la sangre de los Mártires brota la paz», ha concluido el Obispo Schmitthaeusler.
El Obispo Joseph Chhmar Salas y otros mártires fueron asesinados entre 1970 y 1977 por el régimen de los Jemeres Rojos. Las prácticas religiosas han sido suspendidas bajo el régimen represivo de Pol Pot, considerado responsable del asesinato de unos dos millones de camboyanos entre 1975 y 1979. Los Jemeres Rojos asesinaron laicos, catequistas y misioneros, entre ellos miembros de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París (MEP) procedentes de Camboya, Vietnam y Francia.
En 2015, la Iglesia camboyana ha abierto la fase diocesana del proceso de beatificación de Joseph Chhmar Salas y de otros 11 mártires.
Hoy la comunidad católica camboyana cuenta con unos 23.000 fieles y son muchos los jóvenes que continúan acogiendo la fe y pidiendo el bautismo.
(PA) (Agencia Fides 24/11/2025)