Nueva Delhi (Agencia Fides) – Los precios mundiales del arroz han bajado un 35 % en un año y se sitúan en su nivel más bajo desde 2017 (alrededor de 360 dólares por tonelada). El fenómeno se ha desencadenado principalmente porque la India, principal exportador mundial, ha reanudado las exportaciones de arroz no basmati a todo el mundo, revocando el bloqueo que había introducido el año pasado para frenar el crecimiento de la inflación interna y garantizar el abastecimiento de la población india.
«Sin duda, se trata de un hecho positivo, por un lado, porque devuelve el equilibrio al mercado mundial de materias primas agrícolas. Y es un paso apreciable por parte del Gobierno central de la India», declara a la Agencia Fides la hermana Mariola D’Souza, de la congregación de las Hermanas de la Pequeña Flor de Betania (BS), economista y experta en seguridad alimentaria.
«Por otro lado –señala- no hay que pasar por alto el problema de los métodos de cultivo y la calidad de la producción, que no es indiferente: en la producción de arroz india se plantea de manera evidente el problema del uso de pesticidas, que dañan tanto al producto como a la tierra y a las personas que consumen el arroz. Es una cuestión que debe abordarse a nivel federal y en los distintos estados indios, ya que tiene un impacto considerable en las exportaciones», añade.
En este sentido, tras el estado indio de Punyab, el gobierno de Uttar Pradesh ha aplicado una prohibición de tres meses (del 1 de agosto al 31 de octubre de 2025) al uso de once pesticidas para el cultivo del arroz basmati, lo que ha bloqueado su entrada en los principales mercados extranjeros. El estado de Haryana, otro gran productor, también ha anunciado que podría prohibir los pesticidas y ha expresado su intención de ayudar al arroz basmati indio a superar los estrictos estándares internacionales.
La India cuenta con 47,7 millones de hectáreas cultivadas con arroz. Pero, a pesar de ser el segundo productor mundial, el país se enfrenta a una baja productividad y a problemas medioambientales. El Gobierno ha adoptado políticas agrícolas para mejorar los rendimientos, aumentar la eficiencia hídrica y diversificar los cultivos.
Asia representa casi el 90 % de la producción y el consumo mundial de arroz. Por ello, en el continente sigue siendo un producto altamente politizado. La caída de los precios amenaza la rentabilidad de los productores en los países donde la producción es inferior a la de la India. Filipinas, uno de los mayores importadores mundiales de arroz, ha suspendido las importaciones durante 60 días, a partir del 1 de septiembre, para apoyar a los productores locales. Indonesia ha adoptado una estrategia de soberanía alimentaria, dando prioridad a la producción interna para reducir la dependencia de las importaciones. Entre los países que mantienen políticas proteccionistas, Japón sostiene estrictas cuotas de importación para proteger su propio cultivo de arroz.
(PA) (Agencia Fides 25/10/2025)