FMA
Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - El domingo 19 de octubre de 2025, con motivo de la Jornada Mundial de las Misiones, la Beata María Troncatti será proclamada santa por el Papa León XIV. La santidad de sor Troncatti resplandece en su ser madre de todos, misionera incansable, artesana cotidiana de la paz y la reconciliación, como reza el lema elegido para su canonización.
«Estamos muy emocionadas y agradecidas por este don: la primera santa FMA después de la cofundadora nos confirma en la fe, en la certeza de la fecundidad del don del Espíritu Santo que Don Bosco y Madre Mazzarello nos han transmitido Así se expresa la secretaria general del Instituto FMA, sor María Luisa Nicastro, quien comparte con la Agencia Fides la alegría de este don. «Más allá de los límites, las dificultades y las carencias, en la santidad de sor María contemplamos lo que nos sentimos llamadas a ser, antes que a hacer», continúa. Sor María vivió todas las etapas de la vida, centrándose en el amor al Cristo crucificado y en la esperanza de que Él ya ha vencido al mal, al pecado y a la muerte. Por eso, mientras cuida con toda la dedicación de la que es capaz, con su fe inquebrantable pide y obtiene curaciones que tienen algo de milagroso. La hermana María nos anima a la fe, a vivir creyendo que el Espíritu en nosotros y a través de nosotros realiza el milagro de la transformación del mundo en la civilización del amor».
«Contemplando el rostro más bello del Instituto -Santa María Dominga Mazzarello, sor María Troncatti, próxima a la canonización, nuestras bienaventuradas y siervas de Dios que vivieron con plena fidelidad las Constituciones-, abrimos nuestro corazón a la gran Esperanza, con la gracia y la audacia que provienen de Dios», explica Madre Chiara Cazzuola, Superiora General del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, en una circular a las FMA.
Recordando la reciente Exhortación Apostólica del Papa León XIV, Dilexi Te, en la que el Pontífice subraya que la santidad es fruto del cuidado de los pobres, considerados desde siempre «el tesoro de la Iglesia», las FMA recuerdan cómo la Beata María Troncatti, la «Madrecita buena», como la llamaban todos los que se acercaban a ella, consideraba a los pobres, los huérfanos, las jóvenes maltratadas, los moribundos... como su único interés. Por ellos estaba dispuesta a afrontar peligros y fatigas, demostrando una caridad maternal que se ocupaba personalmente de cada uno.
Madre, misionera, artesana de la paz y la reconciliación, sirvió con amor durante 44 años al pueblo Shuar, con el que compartió el camino de la santidad como misionera FMA. La elección vocacional y la salida de casa fue para María y su familia un momento muy difícil. «Era una mujer que tenía la clara conciencia de haber sido elegida por Dios para ser misionera, se sentía un instrumento de Dios, de modo que, con sus manos, con su sabiduría, sanaba, curaba y hacía todo el bien posible». Son las palabras de sor Rosita Molina, FMA de la Inspectoría «Sagrado Corazón» de Ecuador (ECU), vicaria de la casa «San Domenico Savio» de Sucúa, fundada por la beata María Troncatti.
«Puedo resumir su vida misionera en una frase: María Troncatti, misionera según el corazón de Dios», cuenta la hermana Molina. Su vocación nació en casa, en familia, a través de la lectura del Boletín Salesiano que le entregaba la maestra y que ella compartía con su familia», continúa la hermana, señalando que desde su infancia sor Troncatti estaba fascinada por las misiones de los Salesianos y las FMA en todo el mundo. «Hablaba de estos temas con su hermana Caterina, que no quería que se alejara, pero ella, en su interior, ya soñaba con ser misionera entre los leprosos, en Oriente».
Destinada luego a Ecuador, como le profetizó en su lecho de muerte una joven alumna interna del colegio de Nizza Monferrato, donde sor María prestaba servicio como enfermera, desde su llegada al país vivió con conciencia su misión, cuidando y evangelizando a los indígenas. Durante el traslado a la zona de la selva ecuatoriana, determinante para que todo su grupo cruzara ileso, fue decisiva la intervención de sor Troncatti para extraer una bala del cuerpo de la hija de un indígena shuar, quien, impresionado, la definió como «la bruja más bruja de todos los brujos» y aseguró a las hermanas y a sus compañeras protección hasta Méndez. También creó un pequeño hospital en Macas, salvando de una muerte segura a los niños nacidos con deformidades, a los que ella misma adoptó; luego continuó evangelizando en la misión de Sevilla, y lo mismo hizo en Guayaquil, en una realidad totalmente diferente. Finalmente, llegó a Sucúa, donde realizó su sueño con el hospital «Pío XII», construido en colaboración con los salesianos y gracias a la ayuda de su familia y también del Santo Padre, a quien se le dedicó por ello. «¡Allí realizó una labor misionera y sanitaria increíble!», relata sor Molina. Incluso en su vejez, recibía la visita de sus queridos «hijos». «Ya no puedo trabajar –decía-, pero estoy contenta de quedarme con mis pobres salvajes: siempre vienen enfermos al hospital, siempre vienen de lejos a visitarme».
«Además de ser consciente de haber sido elegida por Dios para ser misionera, era una mujer de oración, intuitiva, le bastaba con mirar a los ojos a la persona que venía al hospital o a la que iba a visitar para descubrir sus necesidades», cuenta la hermana Molina al describir las características de la vida misionera de la hermana María Troncatti. Era una mujer abierta. Tenía su habitación junto a la ventana, cerca de la calle; a cualquier hora de la noche la gente llamaba a su puerta porque necesitaba medicinas, necesitaba que ella fuera a su casa a ayudarla porque se estaba muriendo, porque una señora no podía dar a luz, sor María se levantaba a cualquier hora, cogía su maletín y se iba a la selva, con todos los peligros, pero con un amor increíble, como la gran misionera según el corazón de Dios».
Las celebraciones comenzarán en la tarde del viernes 17 de octubre de 2025 en la Casa Generalicia FMA de Roma con algunas intervenciones, entre ellas la de la Superiora General, Madre Chiara Cazzuola, Don Fabio Attard, Rector Mayor, y Don Pierluigi Cameroni, Postulador General de las Causas de los Santos de la Familia Salesiana. El lunes 20 de octubre por la mañana tendrá lugar la audiencia con el Papa León XIV y por la tarde la celebración eucarística de acción de gracias en la Basílica de San Pablo Extramuros, presidida por el cardenal Ángel Fernández Artime SDB, pro-prefecto del Dicasterio de Institutos de Vida Consagrada y Sociedades Apostólicas, y concelebrada por el cardenal Luis Gerardo Cabrera Herrera, OFM, arzobispo de Guayaquil, y en la que participarán, entre otros, obispos y presbíteros de las diócesis de Ecuador e Italia.
(AP) (Agencia Fides 17/10/2025)