de Antonella Prenna
Roma (Agencia Fides) – “Trabajamos en contextos problemáticos, difíciles y complejos, donde hay persecución. Y, donde hay violencia y persecución, no hay diálogo, no hay respeto por el otro. Precisamente por eso, para apoyar nuestra misión específica de ayudar a los cristianos perseguidos, centramos nuestra acción también en el diálogo interreligioso, en la libertad religiosa como tema de estudio y sensibilización no solo a nivel social, sino también teológico”.
Así lo asegura el Padre Luigi Buccarello a la Agencia Fides en una entrevista recogida al final del Capítulo General de la Orden de la Santísima Trinidad y de los Esclavos, O.SS.T. (ver Agencia Fides 7/11/2023), que lo reconfirmó como Superior General para un nuevo mandato. Junto a él estaba también el padre Antonio Aurelio Fernández Serrano, presidente de la organización Solidaridad Internacional Trinitaria (SIT), que coordina y anima todas las actividades de ayuda a los cristianos perseguidos.
En la estela de Dignitatis Humanae
“Siguiendo las directrices del documento del Vaticano II sobre la libertad religiosa, Dignitatis Humanae, y el magisterio posterior de los Pontífices —indica el padre Buccarello—, desde hace dos años colaboramos con el Centro de Estudios Interreligiosos de la Universidad Gregoriana con el que organizamos desde este año un curso semestral titulado “Libertad religiosa: problemas, desafíos y perspectivas”. Junto con el curso, dirigido a estudiantes de teología y personas interesadas en el tema, estamos impulsando un grupo de investigación teológica de dos años de duración con la presencia de 15 especialistas en distintos campos. Porque el tema de la libertad religiosa requiere ser abordado en un contexto interdisciplinario y transdisciplinario; la geopolítica, la historia, la sociología, la teología, el derecho canónico, el derecho civil y el estudio de las religiones son particularmente relevantes. Al final de esta investigación bienal, se publicarán las conclusiones”.
“La falta de libertad religiosa es un desafío para todas las religiones. A diario oímos hablar de atentados en Nigeria, Yemen y Siria. Siria había celebrado por todo lo alto el cambio de régimen, pero estamos viendo que volvemos al punto de partida. Nosotros, el padre Antonio y yo, siempre estamos en contacto con estos lugares y, tocando estas realidades con nuestras propias manos, comprendemos que la libertad religiosa es la única garantía de paz y convivencia. No se trata de un servicio asistencial, sino de ir a la raíz del problema, para combatir las causas remotas que alimentan la intolerancia religiosa”, explica el Superior.
“El Capítulo General -prosigue- ha insistido mucho en la formación específica de nuestros estudiantes en estos temas. Trabajar en el ámbito del diálogo interreligioso significa abrir un camino hacia la paz. La libertad religiosa es el camino hacia la paz. Uno de los temas fuertes del magisterio posconciliar es precisamente considerar la libertad religiosa como condición para la paz, porque donde hay respeto por la libertad hay paz, hay aceptación del otro y se valora la diversidad religiosa. Los fundamentalistas usan la violencia porque no toleran la diversidad religiosa. También desean la uniformidad dentro de su propia tradición religiosa, ven la religión como un bloque monolítico y se consideran depositarios del auténtico mensaje religioso. Cuando falta esta aceptación de la diversidad y la diferencia se percibe como una amenaza y no como un recurso, la paz está en peligro. Pero nuestra fe está en peligro, porque siempre nos lleva al encuentro con el otro”.
Una larga historia
La misión actual de la Familia Trinitaria coincide con la actualización de su carisma fundacional. El padre Buccellato explica que la Orden Trinitaria “nació para los cristianos perseguidos, obviamente en otra época y en otro contexto histórico. En nuestro lema: Gloria tibi Trinitas et captivis libertas, aparece la palabra ‘esclavos’, ‘cautivos’. Nuestro Fundador, San Juan de Mata, inició ‘las misiones de redención’, la primera desde España a Marruecos, con una carta de Inocencio III que encomendaba a los trinitarios al Sultán de Marruecos, afirmando que la obra de liberar esclavos era una obra de caridad, la más importante, la más significativa, y de utilidad común. El Papa había dado permiso a los trinitarios para liberar esclavos cristianos también mediante el intercambio con esclavos musulmanes, operando así una doble liberación de esclavos cristianos y musulmanes”.
San Juan de Mata era un maestro teólogo y no tenía ni idea de fundar una nueva familia religiosa. Durante su primera misa, tuvo una visión: Cristo en el centro, sosteniendo a dos esclavos, uno cristiano blanco y el otro musulmán negro. Tras un período de discernimiento, comprendió que debía fundar una familia religiosa dedicada a esta misión específica: la redención de los cautivos pro fide Christi.
“Hoy nos damos cuenta de la gran actualidad de esta inspiración de nuestro fundador. Los dos pulmones de nuestra misión son las obras de misericordia y los cristianos perseguidos. Y esta última es la obra que más nos identifica y nos une. Para materializar este carisma, en 1999, durante la celebración del VIII centenario de la aprobación de la Regla y el IV de la reforma de la Orden, el Capítulo General Extraordinario aprobó la creación de una organización encargada de coordinar y animar este ámbito de ayuda a los cristianos perseguidos, denominada Solidaridad Trinitaria Internacional (SIT)”, recuerda el sacerdote.
El Presidente de la SIT, el padre Antonio Aurelio Fernández Serrano, interviniendo en la conversación, explica que “es un órgano interno de la familia trinitaria, de la cual recientemente celebramos sus primeros 25 años. Para la ocasión, realizamos un documental para visibilizar el problema de los cristianos perseguidos. Nuestros proyectos -explica- están presentes en países como Sudán y Sudán del Sur, donde hemos liberado a varios chicos”. El padre Buccarello añade detalles sobre una reunión de la SIT celebrada también en Baréin, donde, junto con el vicario apostólico de Arabia del Norte, obispo Aldo Berardi, O.SS.T., mantuvieron un intercambio con Abdulla Almanai, Director ejecutivo del King Hamad Global Center for Coexistence and Tollerance de Manama (véase Agencia Fides 23/10/2024). “Abdullah acudió a nuestro Capítulo aportando su testimonio”, cuenta el Superior General. También estuvo en el Parlamento italiano, donde, en una reunión en la Cámara de Diputados, presentó a la Orden Trinitaria como un ejemplo de diálogo, atención, caridad y respeto.
Las urgencias del presente
Los Padres Trinitarios están presentes en la parroquia romana de Santa Maria delle Fornaci, cuyo título cardenalicio fue asignado al Cardenal Mario Zenari, Nuncio Apostólico en Siria. E padre Buccarello recuerda que el Nuncio “nos habló mucho sobre la situación en Siria, sobre la persecución, pero también sobre la pobreza, sobre tantos cristianos que han abandonado el país en los últimos años. Si los cristianos desaparecen de Oriente Medio, se pierde un punto de equilibrio que crea armonía en la convivencia entre diferentes culturas y religiones. La convivencia pacífica corre mayor riesgo cuando desaparece un componente histórico del panorama religioso de una zona”.
La Orden de los Trinitarios está presente en veinticinco países, incluyendo Vietnam, Corea del Sur e India, país donde, como narra el padre Baccarello, “los casos de violencia y acoso escolar que sufren los cristianos aumentan año tras año, al igual que ocurre en muchas zonas de África donde operan grupos y movimientos terroristas que implementan estrategias de proselitismo agresivo”.
Como explica el Superior, la contribución específica que la Orden de los Trinitarios puede ofrecer para el futuro es “preparar expertos religiosos en el diálogo interreligioso”. “Todos necesitamos estar sensibilizados, también en el mundo occidental, donde a menudo no sabemos cómo manejar la diversidad religiosa y no hay un verdadero encuentro entre las personas. Cada uno tiene su propio espacio, no hay una verdadera integración”.
Señala cómo en muchos colegios del norte de Italia, la mayoría de los alumnos no son católicos ni cristianos. “¿Qué herramientas les damos a los niños para que interactúen y se sientan acogidos? Además, hay otras situaciones desconocidas. Por ejemplo, nuestras monjas trinitarias de Valence tienen una escuela a las afueras de Marsella. El 80% de los alumnos son musulmanes y eligen la escuela católica en lugar de la pública porque prefieren un enfoque religioso a un enfoque ateo materialista. En India, en nuestra escuela del norte de Assam, solo el 5% de los alumnos son católicos; el resto son hindúes y musulmanes. Y, sin embargo, conviven sin problemas. De hecho, la diversidad religiosa representa un recurso para crecer en el respeto mutuo y promover el valor de la convivencia y la paz”.
El lema del Capítulo General fue una cita de la Segunda Carta de San Pablo a los Corintios: “Perseguidos, pero no abandonados; derribados, mas no aniquilados”. El Superior General destaca que “uno de los criterios en los que se incidió es que la libertad religiosa no es un tema teórico, sino que concierne a la vida y el sufrimiento de muchas personas y debe analizarse contextualmente. Cada realidad, en su complejidad y problemática, plantea diferentes desafíos a la libertad religiosa. En Canadá, por ejemplo, una persona religiosa no puede ir al hospital con el hábito religioso. En Occidente, está resurgiendo un secularismo y un laicismo agresivos que tienden a reducir la religión a la esfera privada. Al mismo tiempo, están resurgiendo movimientos políticos y culturales identitarios que explotan la religión. Estos movimientos buscan marcar una diferencia y una oposición entre ‘nosotros y vosotros’, alimentando narrativas que se aprovechan del miedo, como cuando la inmigración se presenta como una especie de invasión del enemigo que viene a destruir nuestra identidad. Todos nosotros, empezando por los líderes religiosos, debemos proclamar que el nombre de Dios no puede asociarse con la guerra ni la violencia. Esto debe decirse con contundencia. Sin embargo, incluso hoy en día escuchamos pronunciamientos de líderes políticos que pretenden justificar la guerra como una especie de mandato divino”.
(Agencia Fides 28/6/2025)