VATICANO - La misión es invitar a todos a la fiesta del Señor. Mensaje del Papa para la Jornada Mundial de las Misiones 2024

viernes, 2 febrero 2024 jornada mundial de las misiones   obras misionales pontificias   animación misionera  

Por Gianni Valente

Roma (Agencia Fides) – La evangelización es «un incansable ir hacia toda la humanidad» para invitar a todos «a la fiesta del Señor». Esa de la «felicidad de su Reino», la fiesta de la «salvación final en el Reino de Dios», realizada en el tiempo «con la venida de Jesús». Una salvación a la que todos están invitados, empezando por los pobres, sin excluir a nadie. Estas son las fuentes y las razones últimas de la labor misionera de la Iglesia que este año ha recordado el Papa Francisco en su Mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones 2024 (véase el documento adjunto).
El mensaje, publicado hoy 2 de febrero, lleva la fecha 25 de enero, fiesta de la conversión de San Pablo, y toma su título de un versículo del Evangelio de Mateo: «Id e invitad a todos al banquete» (Mt 22,9).
Este año, la Jornada Mundial de las Misiones se celebra el domingo 20 de octubre. Con motivo de esta cita, el Papa recuerda con particular intensidad en su mensaje el horizonte universal y escatológico de la obra apostólica de la Iglesia, para la salvación eterna de todos.
En el texto, el Pontífice también menciona su agradecimiento por «los misioneros y misioneras que, respondiendo a la llamada de Cristo, han dejado todo para ir lejos de su patria y llevar la Buena Noticia allí donde la gente todavía no la ha recibido o la ha acogido recientemente». El texto pontificio también está salpicado de notas e indicaciones para orientar la dinámica de la vida eclesial en clave misionera.
En particular, el Papa Francisco recomienda una vez más a todas las diócesis del mundo «el servicio de las Obras Misionales Pontificias», recordando que «las colectas de la Jornada Mundial de las Misiones, en todas las Iglesias locales, están enteramente destinadas al Fondo Universal de Solidaridad que la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe distribuye después, en nombre del Papa, para las necesidades de todas las misiones de la Iglesia».
En el año dedicado a la oración, en preparación del Jubileo de 2025, el Obispo de Roma invita a todos a «intensificar ante todo la participación en la misa y la oración por la misión evangelizadora de la Iglesia». También recuerda que el camino sinodal, compartido por las comunidades eclesiales de todos los continentes, se ha emprendido con la intención primordial de «relanzar a la Iglesia hacia su compromiso prioritario, es decir, el anuncio del Evangelio en el mundo contemporáneo».

Ir a invitar

El hilo conductor seguido por el Papa Francisco para formular sus sugerencias misioneras es la parábola evangélica del banquete de bodas. Aquella en la que el rey envía a sus siervos a los cruces de los caminos para invitar a la boda de su hijo «a todos los que encontréis». Los dos imperativos utilizados por el rey, “id” y “llamadlos entendido como invitar” - sugiere al Obispo de Roma - «expresan el núcleo de la misión». «Jesucristo, buen pastor y enviado del Padre» recuerda el Papa «iba en busca de las ovejas perdidas del pueblo de Israel y deseaba ir más allá para llegar también a las ovejas más lejanas». Por esto, la Iglesia de Cristo, siguiéndole, «seguirá yendo más allá de toda frontera, seguirá saliendo una y otra vez sin cansarse o desanimarse ante las dificultades y los obstáculos, para cumplir fielmente la misión recibida del Señor». Una misión que, siguiendo el ejemplo de Jesús, sólo puede realizarse «sin forzamiento, coacción o proselitismo; siempre con cercanía, compasión y ternura, aspectos que reflejan el modo de ser y de actuar de Dios».

La misión para la salvación eterna

El banquete que el rey de la parábola quiere compartir, enviando a sus siervos a invitar a todos - prosigue el Pontífice- es como una «imagen de la salvación final en el Reino de Dios, realizada desde ahora con la venida de Jesús», que llega «en la plenitud de los tiempos». El Papa recuerda que el Concilio Vaticano II hizo hincapié en el «carácter escatológico del compromiso misionero de la Iglesia», cuando recordó que «el tiempo de la actividad misional discurre entre la primera y la segunda venida del Señor [...] Es, pues, necesario predicar el Evangelio a todas las gentes antes que venga el Señor» (Decreto Ad gentes, 9).
Los primeros cristianos - ha recordado el Sucesor de Pedro «sentían la urgencia del anuncio del Evangelio». Así también hoy - subraya el Papa Francisco - «es importante tener presente esta perspectiva, porque nos ayuda a evangelizar con la alegría de quien sabe que ‘el Señor está cerca’ y con la esperanza de quien está orientado a la meta, cuando todos estaremos con Cristo en su banquete nupcial en el Reino de Dios». Mientras tanto, a lo largo del tiempo de la historia, que es el tiempo de la Iglesia, «esta plenitud de vida, don de Cristo, se anticipa ya desde ahora en el banquete de la Eucaristía». Un anticipo «que la Iglesia celebra por mandato del Señor y en memoria de Él». El Papa Francisco además, cita al Papa Benedicto XVI, que enseñó cómo «en cada Celebración eucarística se realiza sacramentalmente la reunión escatológica del Pueblo de Dios» y que en Sacramentum Caritatis también recordó el íntimo vínculo entre Eucaristía y misión cuando escribió que «no podemos acercarnos a la Mesa eucarística sin dejarnos llevar por ese movimiento de la misión que, partiendo del corazón mismo de Dios, tiende a llegar a todos los hombres».

Invitar a todos

En la última parte de su mensaje, el Papa Francisco repite que Dios, como escribe San Pablo en la Primera Epístola a Timoteo, quiere que «todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad».
Toda obra misionera sólo es útil si facilita a todos la salvación eterna. De hecho «quienquiera, todo hombre y toda mujer es destinatario de la invitación de Dios a participar de su gracia que transforma y salva. Sólo hace falta decir “sí” a este don divino y gratuito, revistiéndonos de él como con un “traje de fiesta”, acogiéndolo y permitiéndole que nos transforme (cf. Mt 22,12)».
(Agencia Fides 25/1/2024)



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