ASIA/CHINA - El obispo Joseph Yang, “muy honrado” de haber participado en el Sínodo, cita a Confucio: “Es un placer tener amigos que vienen de lejos”.

jueves, 16 noviembre 2023 iglesias locales   evangelización   sínodo de los obispos  

Por Gianni Valente y Marta Zhao

Roma (Agencia Fides) - Joseph Yang Yongqiang se ha declarado “muy honrado” por haber sido invitado a participar en la Asamblea del Sínodo de los Obispos celebrada en Roma en octubre, y haber tenido así “la oportunidad de compartir su camino de fe escuchando el de los demás”.

Joseph Yang, obispo de Zhoucun, en la provincia china de Shandong, junto con el obispo Antonio Yao, han representado a la Iglesia de China en la fase de apertura de los trabajos de la primera Sesión de la XVI Asamblea General del Sínodo de los Obispos, celebrada en Roma del 4 al 29 de octubre y dedicada al tema «Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión».
Pocas semanas después de la clausura de esa sesión conciliar, ambos obispos chinos han accedido a responder a las preguntas de la Agencia Fides.

En la siguiente entrevista, el obispo Yan hace referencia a la experiencia del sínodo y repasa su trayectoria como sacerdote y obispo. Además, devuelve la invitación que recibió para su participación en la asamblea sinodal citando una frase de Confucio: “Es un placer tener amigos que vienen de lejos”.

Nacido en abril de 1970 en el seno de una familia católica de Zhoucun, Joseph Yang Yongqiang ingresó en el seminario menor de Jinan en 1987. En 1989, fue enviado a estudiar al seminario mayor de Sheshan, de la diócesis de Shanghai, donde fue ordenado sacerdote en 1995. En 2003, estudió un año en el Seminario Nacional de Pekín. De 2005 a 2010 enseñó en el Seminario del Espíritu Santo de Jinan. Fue consagrado obispo coadjutor el 15 de noviembre de 2010, a la edad de 40 años, en la catedral de Zibo por Fang Xinyao, obispo de Linyi.
La diócesis de Zhoucun cuenta con 16.000 fieles y 12 sacerdotes.

-Obispo Yang Yongqiang, ¿cómo nació su vocación al sacerdocio?
- Creo que mi vocación surgió muy pronto. Provengo de una familia de tradición católica, y la fe de los mayores de la familia tuvo una gran influencia en mí, especialmente la de mi abuela. Recuerdo que nos pedía que leyéramos nuestras oraciones todas las noches y también que nos inclináramos ante estatuas o imágenes de Jesús, la Virgen María, San José u otros santos antes de irnos a dormir. Luego ella misma seguía recitando las oraciones hasta bien entrada la noche.

-¿Qué otras personas han sido importantes en su camino?
- Mis padres también me alentaron en mi vocación. Mi madre una vez fue en peregrinación al Monte de Nuestra Señora en Huzhuang. Cuando regresó, nos contó que había visto a unos jóvenes seminaristas sentados leyendo en la iglesia de la zona oeste de Jinan, que tenían un aspecto tranquilo y disciplinado. Mientras hablaba de ellos, le brillaban los ojos. Sus palabras se clavaron en mi corazón, y así se plantó en mí la semilla del sacerdocio.

-¿Cómo fue siguiendo su camino?
- Cuando estaba en la escuela media, expresé a mis padres mi deseo de ser sacerdote. Mi padre me dijo que primero terminara mis estudios, para que pudiera convertirme en un sacerdote instruido. Me animó a leer libros. Una vez, leyendo “De Imitatione Christi”, me conmovió profundamente la primera frase del capítulo 10 «Excusa cuanto pudieres el ruido de los hombres; pues mucho estorba el tratar de las cosas del siglo, aunque se digan con buena intención. Porque presto somos amancillados y cautivos de la vanidad». A partir de ese momento, dejé de jugar a las cartas con mis compañeros de clase...

-¿Cómo recuerda su ingreso en el Seminario?
- En mi año de graduación, recibí la noticia de que el Seminario de Jinan abriría la matrícula para nuevos alumnos en septiembre. Yang Tianzeng, el responsable de la comunidad, y mi padre me llevaron a la iglesia de Zhoucun. Mi padre me presentó al padre Li Chonglun, responsable diocesano, y le dijo: “Hoy entrego a este muchacho a la Iglesia. No descansaré en paz hasta que sea ordenado”. Nunca pensé que sus palabras se convertirían en una profecía. Al día siguiente de mi ordenación sacerdotal por el obispo Aloysius Jin Luxian, recibí una llamada telefónica en la que me decían que mi padre acababa de morir. Rompí a llorar. Sus palabras eran como las de Simeón en el Evangelio de Lucas, que son citadas también en las oraciones de Completas: “Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz”. Por eso, cada vez que rezo esas oraciones, es como si rezara por mi padre.

-¿Cómo fue el comienzo de su misión como sacerdote?
- Después de la ordenación, me enviaron primero a servir a la aldea de Jianglou, en el condado de Huimin, provincia de Shandong, y luego al seminario de Hongjialou, en Jinan. El trabajo pastoral en la parroquia me gustó mucho, así como el trabajo en el seminario. Así que me dediqué a tiempo completo a las obras católicas en la provincia. He afrontado muchos problemas y desafíos llevando siempre al Señor en mi corazón, por lo que la alegría siempre me ha acompañado.

-¿Cómo recuerda su ordenación episcopal?
- El 15 de noviembre de 2010 marcó otro momento decisivo en mi vida. Fui elegido por el Señor y consagrado obispo de la diócesis de Zhoucun. En 2016, fui elegido Vicepresidente de la Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica en China, y fui reelegido en 2022.
Me siento verdaderamente honrado de haber sido invitado a participar en el Sínodo Mundial de Obispos de este año, y de haber tenido la oportunidad de compartir mi camino de fe mientras escuchaba el de los demás. Espero que la Iglesia en China y la Iglesia universal progresen juntas en Jesucristo.

-Obispo Joseph Yang, ¿puede contarnos cómo surgió y se realiza en su vida la experiencia del encuentro con Cristo?
- Son muchos los momentos de encuentro con el Señor que he experimentado en mi vida. Especialmente durante el tiempo de la construcción del palacio episcopal, pude sentir que el Señor estaba siempre a mi lado, inclinándose para ayudarme a colocar las piedras angulares y a resolver las dificultades una a una. Un proyecto de construcción de tal envergadura conlleva muchos retos, como elegir el emplazamiento, adquirir el terreno, lidiar con la burocracia y las diversas cuestiones y, sobre todo, conseguir los fondos. Todas estas dificultades se resolvieron una a una encomendándonos al Señor.
En los momentos más difíciles, lo que hago es encomendarme a Él. Actualmente, con la bendición de Dios, la construcción se ha completado. Ocupa una superficie de 11.000 metros cuadrados, con una iglesia, varios edificios para sacerdotes, para religiosas y otras instalaciones de servicio. El nuevo palacio episcopal es magnífico y solemne, y el entorno es apacible y tranquilo. Les invito encarecidamente a visitarnos. Como dijo el sabio Confucio, que era de Shandong: “Es un placer tener amigos que vienen de lejos”.
(Agencia Fides 16/11/2023)


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