ÁFRICA/ETIOPÍA - El equipo misionero de la pequeña comunidad de Gode, “canal de la bondad de Dios”

jueves, 2 noviembre 2023

JB

Gode (Agencia Fides) – “Vivimos en las 'fronteras del Evangelio' en Gode, un lugar donde la gran mayoría de la población es musulmana. Hay una pequeña presencia de comunidades ortodoxas y evangélicas, y una pequeña presencia de la Iglesia católica en nuestra misión de siete misioneros, tres de los cuales son voluntarios”. Lo explica a la Agencia Fides sor Joaquín Brown, misionera en la región somalí de Etiopía, con motivo de la visita que monseñor Antoine Camilleri, nuncio apostólico de Etiopía y Yibuti, ha realizado a la pequeñísima comunidad católica. “Acabamos de experimentar la solicitud y la preocupación de la Iglesia, a través de la breve visita del nuncio presente aquí en Etiopía”, escribe la misionera. “Normalmente es el Prefecto Apostólico de la Iglesia local, el padre Angelo Antolini, OFM cap., quien viene a visitarnos cada dos semanas para celebrar la Santa Misa y ayudarnos en nuestra misión de dar testimonio de la presencia de Cristo también a través de nuestro trabajo con mujeres vulnerables y sus hijos y a través del trabajo de transformación de nuestro desierto con el cultivo de frutas y verduras para hacernos más autosuficientes”.

“Por distintas razones el padre Angelo tuvo que ausentarse. Se había ofrecido a venir durante unos días, pero tuvo una pérdida familiar y, así, sin ningún sustituto nos encontramos sin misa durante más de un mes. Por eso, la presencia, aunque breve, del arzobispo Camilleri fue importante para nosotros y nos ayudó a sentir la cercanía de la Iglesia universal. Para llegar hasta nosotros, el nuncio desafió la plaga de insectos y escarabajos que llegaron tras las lluvias que tanto esperábamos que cayeran, ya que hasta ese momento habíamos tenido muy pocas. ¡Y así recibimos lluvia natural y gracia sobrenatural al mismo tiempo! La Santa Misa, las homilías sobre la Palabra de Dios, la posibilidad de la confesión... tuvimos el don de escuchar nuevamente el anuncio de la vida de la Iglesia en diferentes lugares, de consolarnos con las noticias de la última Carta Apostólica del Santo Padre sobre Santa Teresa de Lisieux”, explica la religiosa.

“Una vez que el nuncio Camilleri se fue, volvimos a algunas de las urgencias concretas que nos produjo la lluvia tan esperada, como la interrupción del suministro eléctrico. Aunque tengamos un generador, el alto coste de la gasolina nos obliga a administrarlo bien y, en cualquier caso, no puede satisfacer todas nuestras necesidades, como poder bombear agua para nosotros y para nuestros vecinos en prisión, que cada día reciben unos 20.000 litros”, asegura la misionera.

En los días siguientes, mientras continuaban con las reparaciones, las religiosas se encontraron frente a las puertas de la misión “lo que parecía un 'diluvio de necesidades'. Personas desesperadas que necesitaban ayuda de forma inmediata. Una de ellas era madre de gemelos recién nacidos. Estaban en una pequeña cabaña en las afueras del pueblo donde se tira la basura. Sus otros cinco hijos no habían comido ese día cuando llegamos a las cuatro de la tarde. Compartimos la comida que teníamos en casa y luego llevamos a la madre y a su marido, con los recién nacidos, al hospital. Cada vez que llevo a personas pobres al hospital, me sorprende la complejidad con la que tienen que lidiar, porque no solo están enfermos y a veces no pueden hablar el idioma del médico que los trata, sino que además saben poco sobre cómo funciona su cuerpo. Parecen “corderos llevados al matadero”, empujados y arrastrados de una prueba a otra, sin hacer nunca preguntas ni siquiera entender lo que está sucediendo, recibiendo trozos de papel que no pueden leer, medicamentos que no pueden pagar y que ni siquiera saben cómo tomar”.

En la misión de Gode, - continúa sor Joaquín -, “también tenemos a Jesús, un voluntario español que es fisioterapeuta y en el desempeño de su trabajo 'irradia' la presencia de la Iglesia en el hospital. Tiene contacto directo con los enfermos que acuden a pedir ayuda desde sus hogares, así como con los pacientes hospitalarios. Es para nosotros una experiencia de nuestra misión de ser canales de la bondad de Dios en nuestras acciones, así como con las palabras. Junto a Jesús hay dos graduados etíopes que han decidido ser voluntarios por un tiempo. Tesamma, Abdella, Bethelem y yo formamos el equipo misionero de Gode. Reconocemos el gran privilegio de ser parte de la primera misión evangelizadora que nos encomendó el Señor. Su presencia en la Iglesia, hecho tangible para nosotros a través de nuestros pastores, nos fortalece y anima no solo a continuar, sino a 'ir más allá'”.
(AP) (Agencia Fides 2/11/2023)

JB


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