VATICANO - Papa Francisco: la “santidad de cada día” atrae los corazones a Cristo

miércoles, 30 agosto 2023 misión   evangelización   santidad   papa francisco  

Vatican Media

Roma (Agencia Fides) – Dios nos llama “por atracción”, y atraer “es propio de la santidad”. También la “santidad de cada día”, “la santidad de la vida cristiana común, testimoniada por quienes con paciencia y confianza llevan cada día la cruz”. Lo repitió el Papa Francisco hoy durante la audiencia general de este miércoles 30 de agosto continuando el ciclo de catequesis dedicadas al celo apostólico y al anuncio del Evangelio. Las reflexiones ofrecidas del obispo de Roma a la multitud de peregrinos en el Aula Pablo VI se inspiraron en la vida terrena de Kateri Tekakwitha, la primera mujer nativa de América del Norte proclamada santa por la Iglesia. Nacida hacia el año 1656 en un pueblo de la parte alta del estado de Nueva York, Kateri, - recordó el Papa Francisco -, era hija de un jefe mohawk no bautizado y de Algonquian, su madre cristiana que le enseñó a orar y a cantar himnos cuando era pequeña. “También muchos de nosotros fuimos presentados al Señor por primera vez en el ambiente familiar, sobre todo, por nuestras madres y abuelas. Así comienza la evangelización. No lo olvidemos, la fe se transmite siempre en dialecto por las madres y las abuelas. La fe debe transmitirse en dialecto y en este dialecto la recibimos de madres y abuelas”, insistió el Papa.

Desde pequeña, la vida de Kateri estuvo marcada por dificultades y sufrimiento. Cuando tenía cuatro años, una grave epidemia de viruela azotó a su pueblo provocando la muerte de sus padres y su hermano, además de provocarle cicatrices imborrables en el rostro y problemas de visión. A los problemas físicos se sumaron “las incomprensiones, las persecuciones e incluso las amenazas de muerte que sufrió tras su bautismo el domingo de Pascua de 1676”. La vida llevó a Kateri a contemplar el misterio de la cruz, “signo definitivo del amor de Cristo, que se entregó hasta el fin por nosotros”. Dar testimonio del Evangelio, recordó al respecto el Papa Francisco, implica también “saber llevar con paciencia, confianza y esperanza nuestras cruces cotidianas”. “La paciencia es una gran virtud cristiana. Cualquiera que no tenga paciencia no es un buen cristiano. La paciencia para tolerar las dificultades y también tolerar a los demás, que a veces te aburren o te ponen dificultades”, subrayó el Papa añadiendo al texto escrito palabras improvisadas.

Después de recibir el bautismo, Kateri encontró refugio entre los Mohawks en la misión jesuita cerca de la ciudad de Montreal. Allí sorprendió a todos porsu participación en la misa diaria, el rezo del Rosario, la adoración eucarística, la dedicación con la que enseña las oraciones más sencillas a los niños de la misión (...) y su cuidado de los ancianos y de los enfermos. Todos reconocían en Kateri “una santidad que atrae porque nace de su profundo amor a Dios”. “Es propio de la santidad atraer. Dios nos llama por atracción, nos llama con este deseo de estar cerca de nosotros y ella ha sentido esta gracia de atracción divina”, explicó el Papa.

El deseo de dedicar toda su vida a Cristo llevó a Kateri a hacer voto de virginidad perpetua el 25 de marzo de 1679, solemnidad de la Anunciación. “Esta elección suya revela otro aspecto del celo apostólico: la dedicación total al Señor”, aseguró Francisco. La dedicación de todo cristiano que “está llamado cada día a comprometerse con todo el corazón en la vocación y misión que Dios le ha confiado, sirviéndole a Él y al prójimo con espíritu de caridad”. Así, la vida de Kateri, - recordó el Papa Francisco al concluir la catequesis, “es un testimonio más de que el celo apostólico implica a la vez la unión con Jesús, alimentada por la oración y los sacramentos, y el deseo de difundir mediante la fidelidad la belleza del mensaje cristiano a la propia vocación particular. Las últimas palabras de Kateri son hermosas. Antes de morir dijo: ‘Jesús, te amo’”. Al concluir la catequesis con una exhortación improvisada, el Papa recordó a todos que no hay que olvidar que “cada uno de nosotros está llamado a la santidad, a la santidad de cada día, a la santidad de la vida cristiana común”. “Cada uno de nosotros tiene esta vocación: sigamos por este camino. El Señor no nos fallará”, concluyó el Pontífice.
(GV) (Agencia Fides 30/8/2023)


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