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Por Nikos Tzoitis
Roma (Agencia Fides) En el Anuario Pontificio para 2024, publicado por la Libreria Editrice Vaticana y disponible para su compra a partir del martes 9 de abril, en la página que contiene los títulos atribuidos al Papa Francisco, Obispo de Roma, aparece también el de Patriarca de Occidente.
Esta definición había desaparecido de la lista de títulos pontificios a partir de 2006, a instancias del Papa Benedicto XVI.
Tras esa anulación, el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, presidido entonces por el cardenal Walter Kasper, emitió un comunicado en el que, entre otras cosas, aclaraba que el título de "Patriarca de Occidente" había sido utilizado en el año 642 por el Papa Teodoro I. Posteriormente su uso se había afianzado en los siglos XVI y XVII, "en el marco de la multiplicación de los títulos del Papa" en el Anuario Pontificio había aparecido por primera vez en 1863.
"El término 'Occidente' -continuaba el comunicado- no pretende describir un territorio eclesiástico, ni puede utilizarse como definición de un territorio patriarcal". Por lo tanto, el título 'Patriarca de Occidente' -se sugería en ese documento aclaratorio- "describiría la relación especial del Obispo de Roma con este último, y podría expresar la jurisdicción especial del Obispo de Roma para la Iglesia latina". Se subrayaba que la supresión del título patriarcal referido al Obispo de Roma no implicaba la posibilidad de "nuevas pretensiones papales" respecto a las Iglesias de Oriente, como se había supuesto en algunas reacciones negativas expresadas por teólogos y exponentes de las Iglesias ortodoxas ante tal supresión: se pretendía más bien -se reiteraba- expresar un "realismo histórico y teológico" que urgía a dejar de lado un título considerado obsoleto.
La decisión del Papa Francisco de restituir el título de Patriarca de Occidente puede vincularse a su insistencia en la importancia de la sinodalidad, y a la preocupación ecuménica que impulsa a mirar siempre atrás, a los primeros siglos del cristianismo, cuando no había desgarros dogmáticos entre las Iglesias.
El título de "Patriarca de Occidente" también recuerda de alguna manera la experiencia del Primer Milenio Cristiano, cuando las cinco sedes de la antigua cristiandad (Roma, Constantinopla, Alejandría, Antioquía y Jerusalén), a pesar de sus diferentes historias y acentos espirituales, tenían una importancia particular por el vínculo que las unía a la Tradición Apostólica. Las relaciones de estas cinco sedes, en comunión, aparecieron estructuradas en la práctica que los estudios de historia de la Iglesia definen como "pentarquía". Las cinco sedes -como ha escrito el historiador Giorgio Morini- eran reconocidas también por las potencias imperiales como corresponsables "de la ortodoxia de la fe y del gobierno de la Iglesia universal".
En un momento de la historia marcado por la propagación de conflictos que empujan a los pueblos hacia el abismo de una tercera guerra mundial, la solicitud ecuménica ve como una ocasión propicia la proximidad del 17º centenario del Concilio de Nicea, celebrado en 325 d.C. Los cristianos -como ya sugirió el Papa Francisco el 6 de mayo de 2022- tienen la oportunidad de reunirse y celebrar los 17 siglos transcurridos desde el Concilio de Nicea, como si se tratara de un nuevo comienzo. Precisamente 2025, todos los cristianos, entre otros, celebrarán la Pascua del Señor el mismo día, el domingo 20 de abril.
El 31 de marzo, Domingo de Pascua para las Iglesias que siguen el calendario gregoriano, Bartolomé I, Patriarca Ecuménico de Constantinopla, subrayó en un discurso que: "En este día, el mensaje universal de la Resurrección adquiere mayor relevancia, ya que nuestros hermanos y hermanas cristianos no ortodoxos celebran hoy la Resurrección de nuestro Señor de entre los muertos, la Santa Pascua. Ya hemos enviado a nuestros representantes a todas las comunidades cristianas de las demás confesiones aquí presentes, para transmitirles los saludos festivos de la Santa Gran Iglesia de Cristo y nuestra felicitación patriarcal. Pero también desde aquí dirigimos un cordial saludo de amor a todos los cristianos que celebran hoy la Santa Pascua. Imploramos al Señor de la gloria que la celebración común de la Pascua que tendremos el próximo año no sea una mera coincidencia feliz, un acontecimiento fortuito, sino el comienzo de la definición de una fecha común para su celebración anual por parte de la Cristiandad oriental y occidental". En su discurso, el Patriarca Bartolomé se refirió también al 1700 aniversario de la convocatoria del Concilio Ecuménico de Nicea, "en el que, entre otras cosas, se trató la cuestión de la regulación del momento de la celebración de la Pascua". "Somos optimistas -añadió el Patriarca- porque hay buena voluntad y disposición por ambas partes para hacerlo. Porque, de hecho, es un escándalo celebrar por separado el acontecimiento único de la Resurrección del Único Señor".
(Agencia Fides 11/4/2024)
