Bamako (Agencia Fides) – Mientras la atención internacional se centra en Níger, en Malí ha comenzado el proceso de retirada de los Cascos Azules de la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en Mali (MINUSMA). La retirada de las fuerzas de mantenimiento de la paz fue decidida por el Consejo de Seguridad de la ONU el 30 de junio. El proceso de retirada de los 11.600 soldados y 1.500 policías aportados por varios países debe finalizar antes del 31 de diciembre y prevé la devolución al ejército maliense de las 12 bases establecidas durante los últimos diez años en todo el territorio nacional. Hasta el momento, se han cerrado tres bases en Ogossagou, Ber y Goundam, en la región de Tombuctú, en el norte de Malí. Si en el caso de las bases de Ogossagou y Goundam la retirada de los militares de la ONU se produjo sin incidentes, en el caso de Bar los militares malienses afirman haber frustrado un ataque a la base, que acababa de ser devuelta, por presuntos rebeldes tuareg. La Coordinación de Movimientos de Azawad (CMA, organización que agrupa a los distintos movimientos tuareg que firmaron la paz de Argel) rechazó las acusaciones y argumentó que se trataba de un ataque militar contra una de sus posiciones situada cerca de la ciudad de Ber. La CMA afirmó que responsabiliza “al gobierno de transición de las graves consecuencias que se derivarán de su decisión de romper el alto el fuego”.
Se ha creado una profunda brecha entre la junta militar que tomó el poder en Bamako con el golpe del 24 de mayo de 2021 y la CMA, que acusa a los golpistas de cuestionar el acuerdo de paz de Argel de 2015 firmado con las autoridades malienses. La CMA, que critica a los militares por haber aprobado en junio una nueva constitución que aseguran que comprometerá los acuerdos de paz, ha anunciado la salida de todos sus representantes de Bamako por razones de “seguridad”. La salida de la MINUSCA corre el riesgo de hacer saltar el último baluarte del Acuerdo de Argel, el de una fuerza de interposición capaz de intervenir para extinguir de raíz la discordia, todo ello en un contexto en el que varios grupos yihadistas se disputan el control del territorio con las autoridades de Bamako.
Los propios Cascos Azules admitieron haber empleado poco más de dos días recorrer los 57 kilómetros que separan Ber de Tombuctú y fueron atacados dos veces, el 13 de agosto. “Cuatro cascos azules resultaron heridos”, reportan. Los ataques fueron presuntamente llevados a cabo por el Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes (GSIM), una alianza yihadista afiliada a Al Qaeda. Los yihadistas han impuesto un bloqueo desde hace varios días en Tombuctú, donde los precios de los productos han comenzado a subir.
(L.M.) (Agencia Fides 23/8/2023)