ÁFRICA/GUINEA - El obispo Balla: la junta cuenta con el apoyo del pueblo. Líderes cristianos y musulmanes coinciden en afrontar los problemas del país

sábado, 27 mayo 2023 política   geopolítica   iglesias locales   diálogo  

visionguinee.info

Conakry (Agencia Fides) - Apretada entre Malí, Sierra Leona y el Océano Atlántico, con la parte norte que limita por igual con un rincón de Guinea Bissau y otro de Senegal, Guinea Conakry es un país de África Occidental que desde su independencia de Francia - octubre de 1958 - ha conocido tres golpes de Estado consecutivos: el primero en 1984, otro en 2008, el último en septiembre de 2021. Este último, incruento, encaja perfectamente en la nueva ola de golpes de Estado que ha caracterizado a varios países africanos, en particular en la zona saheliano-occidental, golpes que se produjeron en su mayoría sin derramamiento de sangre y con cierto apoyo popular. El golpe guineano se produce después de los de Malí (agosto de 2020 y mayo de 2021) y Chad (abril de 2021). La excepción fue el golpe de Estado en Sudán en octubre de 2021, que puso fin a un experimento democrático con un gobierno compuesto por primera vez por un 50% de civiles, al que siguió una dura represión por parte de la junta militar y, hoy, la ya conocida situación dramática.
El golpe de Estado que se produjo en Guinea en septiembre de hace dos años puso fin al gobierno del Presidente Alpha Condé, que acababa de ser reelegido para un tercer mandato muy disputado, y llevó al poder a Mamady Doumbouya.
Un año y medio después de este brusco cambio en la política guineana, se repiten los disturbios en el país debido a las manifestaciones organizadas por la oposición, cansada de esperar elecciones y avances en el periodo transitorio prometido por la junta que todavía se estaría retrasando. En esta situación, el obispo Raphaël Balla, jefe de la diócesis de N'zèrèkore, entrevistado por la Agencia Fides, reconoce que ahora en el país, entre los menos desarrollados de África, algunas cosas van bien: "los militares están trabajando, y los resultados son visibles: las carreteras, las infraestructuras empiezan a ser funcionales". En cuanto a la política, los opositores desean que la transición sea breve y que el proceso se acelere. También se lamentan mucho porque hay dirigentes encarcelados, aunque, gracias a la mediación del arzobispo de Conakry Vincent Coulibaly, recientemente ha habido varias liberaciones". Según el obispo Balla, también hay que reconocer que a veces las manifestaciones de los opositores bloquean el país, "la gente no puede trabajar, los niños tienen dificultades para ir a la escuela. Pero en las zonas del interior, por ejemplo donde yo vivo, a unos 1.000 km de la capital, desde este punto de vista no hay problemas". El obispo reconoce que también en su país, como en otros países de la zona, la junta golpista goza de cierto apoyo por parte de la población: "la población está del lado de esta junta. Incluso cuando hay manifestaciones en contra, surgen varias a favor de los militares". Además, "al parecer, hay dirigentes políticos en el extranjero que manipulan a la población, y hay informes de que los jóvenes reciben dinero para salir a la calle a manifestarse, y esto no es bueno". Entre los signos positivos del cambio, el obispo Balla menciona la mejora general de la situación en la capital, Conakry, y el desarrollo de las infraestructuras: "la red de carreteras ha mejorado, e incluso el viejo problema de la electricidad está casi resuelto en varias ciudades. Donde yo vivo, la electricidad funciona perfectamente, al igual que en la capital y en otras ciudades. Hasta hace unos años, era un servicio muy deficiente. Se están construyendo casas nuevas con criterios modernos, y la economía está mejorando. Además, puedo asegurar que la mayor parte de las infraestructuras se están construyendo con recursos propios del país, no con intervenciones externas. Todos los niños van a la escuela, lo que todo el mundo considera fundamental. También por eso la población ve con desconfianza las manifestaciones, porque impiden el curso normal de las clases".
La comunidad católica representa un componente minoritario en la población (85% musulmanes, 10% cristianos, de los cuales 8% católicos, y el resto representado por sectas y creencias locales), pero es un componente que se escucha en el país, también a nivel sociopolítico. "Los representantes de la comunidad católica", informa el obispo Balla, "intervienen en las cuestiones públicas, y siempre lo hacen junto con los musulmanes. Cuando hay problemas, los políticos o el pueblo se dirigen al arzobispo Vincent Coulibaly y al gran imán El Hadj Mamadou Saliou Camara (juntos en la foto, ed.). A menudo se recurre a estas dos autoridades cuando se necesita mediación. Y esto no sólo ocurre ahora, también ocurría bajo Alpha Condé. La gente les escucha. Los líderes de la comunidad católica siempre han tenido esta actitud de apertura al diálogo inclusivo, en el que todos pueden intervenir para apoyar el crecimiento del país. Por eso también el arzobispo y el imán han intervenido para liberar a los líderes de la oposición encarcelados. El país necesita una nueva Constitución que deberá elaborar el Parlamento de transición, y todos son necesarios. En el mismo Parlamento, la comunidad católica también está representada". De hecho, las autoridades que han establecido los criterios de selección del Parlamento de transición también han pedido a las comunidades católica e islámica que designen a sus representantes.
(LA) (Agencia Fides 27/5/2023)


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