Aachen (Agencia Fides) – En la rueda de prensa final del Encuentro Internacional de Aachen, el fundador de la Comunidad de San Egidio, Andrea Riccardi, además de poner de relieve la gran participación de ciudadanos alemanes, señaló la idea, madurada a lo largo del Encuentro, de encontrar una fecha común a todas las confesiones cristianas para festejar la memoria de nuevos mártires. Respecto al diálogo pacífico y al intercambio sereno de los líderes religiosos en estos días, Riccardi comentó: “No es el paraíso en la tierra. El diálogo no significa que desaparezcan los problemas, pero si hablar sobre ellos con franqueza con la voluntad de superarlos”. Con bastante frecuencia el diálogo, no solo entre las religiones sino incluso a nivel político, se produce sin sentimiento: “No podemos hablar de África o del conflicto en Palestina sin probar la turbación o incluso una punta de desesperación”.
Sobre la significativa presencia del Metropolita del Patriarcado de Moscú, Riccardi señaló un “calentamiento” de las relaciones entre los católicos y ortodoxos y recordó la fuerte unión de San Egidio con la Iglesia rusa, que es “una Iglesia de mártires”, “y su primado es reconocido. El diálogo de estos días, en el que ha participado el Metropolita, ha sido positivo. La relación con Moscú es una necesidad para el catolicismo y, como ha dicho el Card. Kasper, la separación nos impide a nosotros mismos realizar la plena catolicidad”.
Como conclusión del Encuentro, los participantes redactaron un “Llamamiento de Paz” en el que afirman que “la paz está en los más profundo de nuestras tradiciones, paz es un nombre de Dios” y esto comporta elegir “nuevamente la difícil vía del diálogo en un mundo que parece preferir el enfrentamiento”.
“El diálogo lleva a la paz. Es una arte que escapa del pesimismo miope de quien dice que no es posible vivir junto al otro y que las heridas de las torturas sufridas constituyen una condena al odio para siempre. El diálogo es la vía que puede salvar al mundo de la guerra... El diálogo es una arte que deben cultivar las religiones, la cultura y aquellos que tiene mas fuerza y poder en el mundo. El diálogo no es una elección de los miedosos de aquellos que tienen miedo a combatir. No debilita la identidad de nadie. Lleva a todo hombre y mujer a descubrir lo mejor del otro y a afianzarse en lo mejor de si mismo. El diálogo es una medicina que cura las heridas y abre al único destino posible para los pueblos y las religiones: vivir juntos en este planeta para defender y ofrecer a las generaciones que vienen un mudo más habitable que el actual”.
El llamamiento concluye invitando a quienes retienen que el enfrentamiento entre las civilizaciones es inevitable a liberarse de este pesimismo que oprime y “crea un mundo de muros y enemigos” donde se hace imposible vivir seguros y en paz”. “A quien cree que el nombre de Dios puede ser usado para odiar o hacer la guerra, para humillar o eliminar la vida del otro les decimos: “ el nombre de Dios es paz. Las religiones no justifican nunca el odio y la violencia. El fundamentalismo es la enfermedad infantil de todas las religiones y de todas las culturas porque hace prisionero de una cultura del enemigo separado de los otros y estima mas la violencia que la paz”. (S.L.) (Agencia Fides 10/9/2003 Líneas: 45 Palabras: 605)