EUROPA/ITALIA - Los misioneros que trabajan con los enfermos terminales de SIDA nutren nuevas esperanzas para los más desafortunados del planeta gracias a la vacuna italiana contra el SIDA que ha superado la primera fase de experimentación.

miércoles, 6 julio 2005

Roma (Agencia Fides) - Nuevas esperanzas, fundadas esta vez, para las poblaciones africanas gravemente afectadas por la plaga del SIDA, que mina gran parte de las personas que viven en condiciones precarias y de necesidad. El hecho de que la vacuna italiana contra el SIDA, basada en la proteína TAT haya superado la primera fase de la experimentación representa, finalmente, una noticia positiva para los tantos misioneros que trabajan en todo el mundo con los enfermos terminales de SIDA.
La vacuna, que ha sido puesta a punto por un equipo de investigadores del Instituto Superior de Sanidad Italiano coordinados por Barbara Ensoli, seguramente es bien tolerada y capaz de estimular la respuesta inmunitaria deseada en los voluntarios sanos sieropositivos.
La primera fase de experimentación en el hombre tuvo como principal objetivo verificar la seguridad de la vacuna, es decir, la ausencia de toxicidad para el organismo humano. La segunda fase del estudio se llevará a cabo en Italia y en África, donde la infección está ampliamente difundida.
La TAT es una proteína reguladora del virus, un motor del virus. Esta vacuna no es capaz de bloquear la entrada del virus, sino de bloquear su funcionamiento impidiéndole que se replique. Su función preventiva deriva precisamente del hecho que consigue detener las primeras fases de replicación del virus. Cuando el virus nos infecta, de hecho, el virus entra en la célula e inicia un mecanismo de proliferación de sí mismo que genera muchas parejas de virus que se difunden en el organismo. Si se consigue detener esta primera fase, el virus ya no es capaz de duplicarse. En las experimentaciones preclínicas, conducidas con los simios, el virus ha entrado en la célula pero no se ha producido la replicación y, por tanto, la infección no ha evolucionado. Esto significa que en los animales la vacuna ha conseguido detener la infección en fases tan precoces que la infección misma no ha conseguido actuarse.
También es posible una acción menos eficaz de la vacuna y que el virus consiga iniciar un ciclo replicativo que, todavía, puede ser tenido bajo control por un sistema inmunitario que funciona. Datos compartidos de la literatura internacional atestiguan que son precisamente las primeras fases de la infección las que determinan la evolución de la enfermedad. En este caso, pues, se ha conseguido, siempre con los simios, controlar talmente bien el proceso replicativo que la enfermedad ha permanecido bajo control.
(A.P.) (Agencia Fides 06/07/05)


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