VATICANO - El Card. Filoni a los formadores: se debe ayudar a los seminaristas a ser conscientes de que la Iglesia es misionera por su naturaleza, y que convertirse en sacerdote significa ser mandado en misión

jueves, 19 julio 2012

Bangui (Agencia Fides) – “La unidad de los educadores y la colaboración sincera entre ellos, hacen posible la realización adecuada del proyecto educativo y del programa de formación, y en particular ofrecen a los candidatos al sacerdocio un ejemplo significativo y concreto de la comunión eclesial, que es un valor fundamental de la vida cristiana y el ministerio pastoral”. Esta es la recomendación que el Cardenal Fernando Filoni, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, ha dirigido a los formadores del Seminario “Saint Marc” y del propedéutico, con los que se ha reunido esta mañana en Bangui, al inicio de su visita pastoral en la República Centroafricana (véase Fides 18/7/2012), donde llegó ayer por la noche.
El Prefecto de la Congregación Misionera ha subrayado que la formación espiritual de los seminaristas debe estar orientada a asegurar que “adquieran un profundo espíritu misionero, de las virtudes humanas y el sentido de Iglesia. Se debe ayudas a los seminaristas a ser conscientes de que la Iglesia es misionera por su naturaleza, y que convertirse en sacerdote significa ser mandado en misión, que consiste principalmente en dar testimonio de su fe y de su caridad”.
Entre los valores humanos que los seminaristas deben cultivar, el Cardenal ha mencionado el sentido de la honestidad, de la responsabilidad y de la palabra dada, el amor por la verdad y la justicia. La dimensión eclesial incluye un gran amor por la Iglesia de Cristo, una humilde y filial unión con el Santo Padre, la adhesión filial al propio Obispo y las relaciones de amistad y solidaridad con los demás. “Para que alcancen una vida espiritual sólida y satisfactoria, los seminaristas necesariamente necesitan unos medios de tipo ascético, sacramental y litúrgico”, ha continuado el Cardenal Filoni, indicando la celebración Eucarística, “que debe ser el centro de la vida del seminario”, la Liturgia de las Horas, la devoción a la Virgen María, en particular, expresada con la oración del Santo Rosario, el Sacramento de la Penitencia, los retiros…
En particular, el Prefecto de la Congregación Misionera ha invitado a los formadores a que trabajen para que los seminaristas adquieran “madurez emocional”, ideas claras y una convicción profunda sobre la naturaleza indivisible del celibato, la castidad y la gracia del sacerdocio: “Enseñadles que el sacerdocio requiere una entrega total de sí: cuerpo, corazón, voluntad y toda capacidad de amar a Dios”. El cumplimiento de las obligaciones sacerdotales sin duda supone un gran espíritu de sacrificio, por lo que el Cardenal ha instado a los formadores a no ocultar las dificultades a los seminaristas, de modo que sean capaces de asumir estos compromisos “con plena conciencia y con gran responsabilidad”.
Otro aspecto importante de la vida de los seminaristas es el estudio, ya que “los futuros sacerdotes necesitan una buena formación doctrinal – ha dicho el Cardenal Filoni - que incluye, por un lado la base de conocimientos generales, y por otras de las ciencias sagradas”. Frente a todos estos requisitos, adquiere una gran importancia el discernimiento que los formadores están llamados a realizar para que los candidatos al sacerdocio sean “dignos e idóneos, verdaderos discípulos de Cristo y auténticos servidores de la Iglesia”. El Prefecto de la Congregación Misionera por último ha puesto de manifiesto que “Es necesario que el formador no sólo sea capaz de transmitir la doctrina, sino también el ejemplo de vida, para ser modelos y ejemplos para los jóvenes”. (SL) (Agencia Fides 19/07/2012)


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