AFRICA/BURKINA FASO Y NIGER - UNA IGLESIA JOVEN QUE A PESAR DE LAS DIFICULTADES SE ABRE A LA DIMENSION MISIONERA. ENTREVISTA A S. EXC. MONS. OUEDRAGO, PRESIDENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL

lunes, 23 junio 2003

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “A pesar de las dificultades ligadas a la precariedad de la vida de la población local, la vitalidad misionera de vuestras iglesias diocesanas se ha expresado de múltiples formas”. Con estas palabras se dirigió Juan Pablo II a los Obispos de Burkina Faso-Níger a los que recibió en audiencia el martes 17 de junio del 2003.
Al termino de la visita “ad limina apostolorum” la Agencia Fides hizo algunas preguntas a Mons. Philippe Ouédrago, Obispo de Ouahigouya y Presidente de la Conferencia Episcopal de Burkina Faso-Níger.


El Papa en su discurso a los Obispos hizo referencia a la problemática del desarrollo y a la lucha contra la pobreza: ¿Cuál es la contribución que está ofreciendo la Iglesia para resolver estos problemas?
Todo lo que interesa al hombre no puede dejar de interesar a la Iglesia. Por ello, como comunidad católica de Burkina Faso, nos sentimos parte en activa en la contribución al desarrollo de todos los habitantes del país, cristianos y no cristianos. Hemos creado un organismo especial que se ocupa de los proyectos de desarrollo. Se trata del OCADES (Organización Católica para el Desarrollo y la Solidaridad) que trabaja en colaboración con la Fundación Juan Pablo II. Sus proyectos se dividen en tres áreas. Desarrollo (promoviendo proyectos referentes sobre todo a la agricultura, gestión del agua con construcción de pozos, constitución de cooperativas de campesinos etc...); obras (asistencia a los más necesitados, educación etc...); justicia y paz. Quisiera centrarme en este último punto porque uno de los problemas que afrontamos es el de la liberación de las jóvenes de la triste práctica de matrimonios forzados: chicas jovencísimas (13-14 años) son obligadas a casarse con hombres mucho mayores que ellas. Acogemos a las chicas que no quieren someterse a esta imposición en nuestros conventos, donde pueden estudiar y prepararse para una vida familiar libre de constricciones.

¿Cómo vive la Iglesia de Burkina Faso la dimensión del diálogo interreligioso?
Vivimos en un país muy diversificado desde el punto de vista religioso. La mayor parte de la población es musulmana, después están los que pertenecen a las religiones tradicionales y por último, están los cristianos, en su mayoría católicos y un pequeño grupo de protestantes.
Por lo que se refiere a las relaciones con los musulmanes, están se ven facilitadas por el hecho de que el Islam en el sur del Sahara es normalmente abierto y tolerante. En nuestros países además los lazos de sangre son más fuertes que los de la fe. Se crean uniones matrimoniales entre personas de fe diversa. Así en una misma familia es posible encontrar cristianos y musulmanes o animistas sin que existan problemas especiales. En Pascua o Navidad los musulmanes asisten a la Misa y comparten la fiesta de los cristianos; lo mismo sucede con las festividades islámica con los cristianos que participan en la alegría de los musulmanes. También, en momentos como el nacimiento o muerte todos, independiente de la religión, son solidarios con la familia afectada.
Desgraciadamente asistimos también en nuestro país a la penetración de movimientos fundamentalistas financiados por algunos países árabes, aun cuando los jefes islámicos locales tratan de detener el fenómeno.
Por lo que se refiere a las religiones tradicionales, se trata de un ambiente muy abierto al cristianismo y permeado de valores como la tolerancia y el espíritu de solidaridad.
En los últimos años también se han difundido en Burkina Faso las sectas de inspiración evangélica provenientes de países vecinos como Costa de Marfil, Nigeria, Ghana o incluso de Estados Unidos.

¿Y el problema de la inculturación de la fe?
La inculturación es un desafío para todas las Iglesias particulares. Las Iglesias africanas afrontaron la cuestión en el sínodo de 1994. Adoptamos dos criterios guía al respecto: la compatibilidad con el mensaje evangélico y la comunión eclesial. Este último punto significa que cada uno debe sentirse acogido en la Iglesia de Burkina Faso. Un ejemplo extremo: un católico chino debe sentirse como en su propia casa cuando entra en nuestra comunidad. Esto no significa que en el plano litúrgico por ejemplo, no hayamos realizado algunas aperturas a la cultura local, introduciendo cantos y danzas de nuestras poblaciones. Pero lo hacemos con cierta moderación.

Vuestra Iglesia, hija de los misioneros europeos, después de apenas un siglo de evangelización envía a los propios sacerdotes al extranjero...
La Iglesia es misionera por naturaleza, si no lo fuese no sería Iglesia. Cuando en el 2000 festejamos nuestros primeros 100 años de historia, nos interrogamos sobre el aspecto misionera. Habíamos recibido el don de la fe de los primeros misioneros llegados a nuestro país (los Padres Blancos) y pensamos que debíamos hacer un esfuerzo un esfuerzo por la misión. Todas las diócesis han ofrecido un sacerdote. Así hemos enviado a nuestros misioneros a la parte mas desierta del país el Sahel y las zonas vecinas: Níger (6 sacerdotes), Mali (3),Chad (3). Tenemos después un sacerdote burkinés en Francia y otro en Italia invitado por una diócesis local.
Después del 2000 hemos creado 3 grupos de diócesis que por turno envían de forma estable sacerdotes par a la misión “ad gentes”.(L.M.) (Agencia Fides 23/6/2003 Líneas: 76 Palabras: 903)


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