AFRICA/SIERRA LEONA - Evangelizar entre analfabetismo, pobreza extrema y enfermedades endémicas: la obra de Mons. Azzolini, fundador de la diócesis de Makeni, que celebra 50 años

miércoles, 15 febrero 2012

Makeni (Agencia Fides) – Este año 2012 se celebra el 50 aniversario de la fundación de la diócesis de Makeni, en Sierra Leona, que se produjo el 24 de febrero de 1962 (véase Fides 1/9/2012). Esta iglesia nació de la división de la diócesis de Freetown y Bo, que la Santa Sede había planificado para esta zona del África Misionera en continuo desarrollo social, que acogía en ese momento a los nuevos agentes de pastoral provenientes de Italia, los Misioneros Javerianos. Los cuatro pioneros Javerianos (los Padres Azzolini, Calza, Olivani y Stefani), llegaron a Sierra Leona el 8 de julio de 1950, y en seguida se pusieron manos a la obra; en dos años, la zona que les había sido asignada se convirtió en una Prefectura Apostólica. A la guía de la cuál fue colocado su líder natural, el P. Augusto Fermo Azzolini (1908-1992). Mientras tanto, otros misioneros se unieron a los primeros, y el 24 de febrero de 1962, la Prefectura fue elevada a diócesis sufragánea de Freetown y Bo, que a su vez se había convertido en Archidiócesis.
En el verano de 1962, Mons. Azzolini fue ordenado Obispo en su iglesia de origen, la histórica Catedral de Parma. De esta manera, el obispo celoso de la recién formada iglesia en Makeni estaba preparado para imprimir la marca misionera a la tierra y la gente que vivía allí. Multiplicando sus energías algo limitadas y con un celo verdaderamente sin precedentes, el Obispo Azzolini multiplico las residencias misioneras y se empeño con toda energía para construir y organizar, en lugares estratégicos, las escuelas en muchos chiefdoms, respondiendo así a las numerosas peticiones de los jefes locales, que recurrían a él con la certeza de ser escuchados.
Mons. Azzolini, de hecho, se dio cuenta de la grave situación en la que vivía la población, donde el analfabetismo generalizado, la pobreza extrema y las enfermedades endémicas impedían cualquier esperanza de mejora social. Su primer compromiso fue dedicarse a la creación de un sistema escolar de educación básica: instituyó durante su mandato más de 200 escuelas primarias, 13 escuelas secundarias y un colegio magistral para la formación necesaria y urgente de los maestros locales. Estas comunidades educativas se desarrollaron y crecieron mucho, convirtiéndose con frecuencia en pequeñas, pero celosas comunidades cristianas. Las primeras aulas escolares se transformaron casi siempre en pequeñas iglesias y algunos estudiantes se convirtieron en los primeros cristianos de estas comunidades jóvenes.
Junto a esta actividad educativa crecieron las clínicas y hospitales. Organizó algunas campañas eficaces contra el pian y la lepra, y se hizo cargo de sectores como el de los discapacitados, los enfermos de poliomielitis, y comenzó la experimentación de la Primary Health Care (el servicio sanitario nacional). Su compromiso para la mejora de las condiciones de vida fue muy intenso: impulsó la campaña para la promoción de la agricultura con la colaboración de agrónomos italianos.
Desde el punto de vista de la evangelización, la primera preocupación de Mons. Azzolini fue la de invitar a su diócesis a colaboradores de otras órdenes religiosas, masculinas y femeninas, para ayudar a los Javerianos. Muchos respondieron a la llamada. El Obispo también trabajó para que llegasen a la misión laicos que se dedicasen a la construcción y a otras actividades. No dudo en pedir la colaboración de instituciones de caridad, amigos y bienhechores para apoyar y desarrollar las obras emprendidas. Además, desde el principio comprendió que para fundar de forma estable la Iglesia local era necesario formar al personal africano capaz de mantenerla y extenderla. El 11 de febrero 1956 dio inicio al pequeño seminario diocesano, que debía preparar a los futuros sacerdotes locales.
Mons. Azzolini fundó y guió así esta joven Iglesia misionera durante casi 25 años, hasta el 17 de noviembre de 1986, cuando le sucedió Mons. Giorgio Biguzzi, que también pertenecía a la Congregación de los Misioneros Javerianos. Azzolini tuvo que retirarse a Parma, donde se apagó lentamente por un cáncer, que lo llevó a la tumba el 24 de julio de 1992. Por su expresa voluntad testamentaria lo enterraron frente a su Catedral de Makeni, en Sierra Leona, y como un antiguo jefe y un verdadero antecesor de aquella gente, ahora descansa entre la población africana que tanto amó y por la que consumió la mayor parte de su vida. (GC/SL) (Agencia Fides 15/02/2012)


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