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Trípoli (Agencia Fides) – “El apelo del Santo Padre es una noticia maravillosa, que nos consuela mucho. El Papa ha pronunciado palabras que afirman la necesidad de la reconciliación, la paz y el diálogo", dice a la Agencia Fides Su Exc. Mons. Giovanni Innocenzo Martinelli, Vicario Apostólico de Trípoli. Ayer, domingo 27 de marzo, en el Ángelus, el Papa Benedicto XVI ha lanzado "un llamamiento a las organizaciones internacionales y a cuantos tienen responsabilidades políticas y militares para la iniciación inmediata de un diálogo, que suspende el uso de las armas”.
“Hemos traducido al árabe el llamamiento del Santo Padre y hoy lo enviaremos una nota verbal al Ministerio de Relaciones Exteriores de Libia, para informarlo", afirma Mons. Martinelli. El Vicario Apostólico ha precisado que no participó a la manifestación del sábado 26 de marzo (véase Fides 26/3/2011), y que en todo caso, como ya había precisado a Fides, se habría unido sólo si se trataba de una manifestación por la paz. "No nos han vuelto a pedir el estar presentes", dice Mons. Martinelli. "Se ha tratado de una manifestación para reafirmar la unidad nacional de Libia. Han adherido los líderes tribales, intelectuales y otras personalidades. No creo ninguna de las dos partes desee una partición de Libia. Por esto remarco la necesidad de un diálogo para poner fin a la crisis", dice el Vicario Apostólico de Trípoli.
Mons. Martinelli también comunica que “desde ayer, frente a nuestra iglesia, hay policías encargados oficialmente de protegernos. Tal vez para evitar que suceda lo que, según algunas noticias, ha pasado en la embajada de Qatar, que ha sido atacada”. El Vicario Apostólico continúa: "La situación en Trípoli no es fácil. Comienza a escasear la gasolina, hay que hacer una fila de horas frente a los distribuidores para llenar el deposito del coche, hay dificultades incluso para comprar comida”.
“Esta noche no hemos oído explosiones. Sabemos que han bombardeado cerca de Sirte. En los últimos días se han producido víctimas civiles. He sabido al menos de una persona que ha muerto por una astilla en el cráneo, tal vez producida por un disparo de la contra aérea que explotó a una altura muy baja", concluye Mons. Martinelli. (L.M.) (Agencia Fides 28/3/2011)
