VATICANO - “la Conferencia Episcopal, con sus organismos, funcione cada vez más como órgano propulsor de la solicitud pastoral de los obispos, cuya preocupación primaria debe ser la salvación de las almas, que es, además, la misión fundamental de la Iglesia”, dice el Papa a un grupo de Obispos brasileños

martes, 16 noviembre 2010

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “Con la visita de la Región Centro Oeste, se cierra este ciclo de encuentros de los prelados brasileños con el Papa que se inició hace más de un año. Por una feliz coincidencia, en la fecha en que dirigí el discurso al primer grupo de obispos era vuestra Fiesta Nacional de la Independencia, mientras que el último discurso que hoy pronuncio tiene lugar justamente en el día en que se recuerda la proclamación de la República de Brasil”: así el Santo Padre Benedicto XVI se ha dirigido a los Obispos de la Región Centro Oeste del Brasil, recibidos en 15 de noviembre, en ocasión de la visita Ad Limina. “Aprovecho – ha continuado el Papa - para subrayar una vez más la importancia de la acción evangelizadora de la Iglesia en la construcción de la identidad brasileña. Como bien sabéis, La actual sociedad secularizada exige de los cristianos un renovado testimonio de vida para que el anuncio del Evangelio sea acogido como aquello que es: la Buena Noticia de la acción salvífica de Dios que viene al encuentro del hombre”.
En su discurso el Pontífice se ha detenido en el significado y en las funciones de la Conferencia Episcopal: “instrumento de comunión afectiva y efectiva entre todos los miembros, y de eficaz colaboración con el Pastor de cada Iglesia particular en la triple función de enseñar, santificar y gobernar las ovejas del propio rebaño. Por lo tanto la Conferencia episcopal se presenta como una de las formas, encontradas bajo la guía del Espíritu Santo, que permite ejercer conjunta y armoniosamente algunas funciones pastorales para el bien de los fieles y de todos los ciudadanos de un determinado territorio”.
Benedicto XVI ha remarcado que “una cooperación cada vez más estrecha y concorde con los hermanos en el ministerio ayuda a los Obispos a cumplir mejor su tarea sin abdicar de la responsabilidad primera de apacentar como pastor propio, ordinario e inmediato su Iglesia particular”. Por tanto ha puesto en guardia sobre el peligro de que la Conferencia episcopal se convierta en “una realidad paralela o sustituta del ministerio de cada uno de los Obispos, es decir, sin cambiar su relación con la respectiva Iglesia particular y con el Colegio Episcopal, ni tampoco constituyéndose un intermediario entre el Obispo y la sede de Pedro”.
A los Obispos brasileños de la Región Centro Oeste el Santo Padre ha recordado que en las reuniones de las Asambleas episcopales, deben “sobre todo estudiar los medios más eficaces para hacer llegar oportunamente el magisterio universal al pueblo”, y de modo especial, entre los temas que requieren hoy una acción conjunta de los obispos, el Papa ha citado: “la promoción y la tutela de la fe y de la moral, la traducción de los libros litúrgicos, la promoción y formación de las vocaciones de especial consagración, la elaboración de subsidios para la catequesis, el compromiso ecuménico, las relaciones con las autoridades civiles, la defensa de la vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural, la santidad de la familia y del matrimonio entre hombre y mujer, el derecho de los padres a educar a sus hijos, la libertad religiosa, los demás derechos humanos, la paz y la justicia social”.
Por último los asesores y las estructuras de la Conferencia Episcopal “existen para el servicio a los obispos, no para sustituirles” ha subrayado el Santo Padre, invitando a trabajar para que “la Conferencia Episcopal, con sus organismos, funcione cada vez más como órgano propulsor de la solicitud pastoral de los obispos, cuya preocupación primaria debe ser la salvación de las almas, que es, además, la misión fundamental de la Iglesia”. (SL) (Agencia Fides 16/11/2010)


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