VATICANO - "Por una atención sanitaria justa y humana a la luz de la Caritas in veritate": XXV Conferencia Internacional del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud

jueves, 11 noviembre 2010

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "Para una atención sanitaria justa y humana a la luz de la Caritas in veritate" es el tema de la 25 ª Conferencia Internacional del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud, prevista para el 18 y 19 de noviembre en el Aula Nueva del Sínodo en el Vaticano, y en el Instituto Patrístico Augustinianum. Durante la presentación oficial del evento ante el Santo Padre Benedicto XVI, el Presidente del Dicasterio, el Arzobispo Zygmunt Zimowski, ha subrayado que la edición de 2010 se verá enriquecida por la participación de varias personalidades de primer orden de la Iglesia católica, de la investigación científica, de la diplomacia, del mundo de la salud y de la economía. Entre todos ellos hemos entrevistado al Padre Renato Salvatore, Superior General de los Camilos, que ha expuesto a Fides algunas reflexiones sobre la Iglesia y la promoción de la salud.

Fides: ¿Cómo cree que se debería intervenir para ofrecer la posibilidad de una salud “ecua y humana” para todos?

P. Salvatore: El concepto de salud se deriva de la consideración del hombre como ser creado a imagen y semejanza de Dios y destinado a la comunión eterna con Él. La antropología cristiana ofrece una escala especial de valores: Dios ocupa el primer puesto; la vida eterna precede a la vida terrenal está por encima de la salud... Por lo tanto, el cristiano no puede decir, por ejemplo, "¡en primer lugar la salud!". De hecho, la salud es un bien y no el Bien; y además se trata de un bien instrumental, es decir, que es útil para seguir otros valores más importantes. Desde el punto de vista cristiano, una persona físicamente enferma tiene la posibilidad de vivir "sanamente" si, a pesar de la enfermedad, sigue teniendo la determinación de realizar el plan de Dios. Jesús quiere donar a cada hombre la plenitud de la vida, por lo tanto, su vida es una salud integral. Él no es sólo un sanador, sino el Salvador. Cristo es la salud: Él es médico y medicina; terapeuta y salvador; hombre nuevo y modelo del hombre nuevo. ¡ Ofrece su "salud" a los enfermos y sanos!. Él nos sana y nos permite sanar a otros que están prisioneros del mal porque la promoción de la salud es parte del trabajo de la construcción del Reino. La Iglesia proclama, testimonia y promueve esta idea de la salud con la proclamación de la Palabra, con la celebración de los sacramentos y con el servicio de la caridad. Las estructuras socio-sanitarias católicas son una forma de promoción de la salud salvífica y de la salvación saludable. La creciente búsqueda de salud –hasta llegar al extremo de la medicina de los deseos - expresa un deseo latente de plenitud, de superación de lo que es frágil y precario. Esto se puede interpretar como una petición de "salvación": esta búsqueda inconsciente es acogida por la Iglesia para promover su "terapia" evangélica, que actúa directamente sobre los estilos de vida que no son saludables. La Iglesia trabaja a favor de la salud de las personas de muchas maneras, particularmente con sus 120.000 (aproximadamente) estructuras socio-sanitarias diseminadas por todo el mundo. La acción de la Iglesia se distingue de la de las entidades estatales o privadas por "su" concepto de salud y por la unión indisoluble de la caridad con la verdad, como el Santo Padre nos recuerda en la Encíclica "Caritas in veritate".

Fides: ¿Cómo cree que se puede responder a la luz de la Caritas in veritate?

P. Salvatore: “"El anuncio de Cristo es el primer y principal factor del desarrollo"” (Caritas in Veritate 8) verdaderamente humano y la construcción de un sistema socio-sanitario realmente a medida del hombre. nos recuerda el Papa Benedicto XVI: “el auténtico desarrollo del hombre concierne de manera unitaria a la totalidad de la persona en todas sus dimensiones […] las instituciones por sí solas no bastan, porque el desarrollo humano integral es ante todo vocación y, por tanto, comporta que se asuman libre y solidariamente responsabilidades por parte de todos. Este desarrollo exige, además, una visión trascendente de la persona, necesitada de Dios” (Caritas in Veritate 11). Las instituciones socio-sanitarias católicas mientras responden generosamente a las necesidades del cuerpo no pueden olvidar las necesidades profundas y las insistentes preguntas del espíritu. Y la respuesta, la única que puede satisfacer el corazón humano, nos la dona el Padre a través del Hijo en el Espíritu Santo. Fuera de la verdad no hay libertad, no hay posibilidad de desarrollo real de la persona, y mucho menos de una sociedad justa y fraterna. La historia ha enseñado con un muchos ejemplos que Dios es el defensor supremo del ser humano, de su dignidad, de su vida, de sus derechos. La adhesión a la Revelación es el modo más seguro para la promoción de todos aquellos bienes que son requisitos esenciales para la promoción de la salud: educación, trabajo, comida, agua, vivienda, paz, libertad de manifestar la propia fe religiosa o expresar las propias opiniones... A quién le falte uno o más de estos bienes, inevitablemente tendrá en peligro su salud.

Fides: Vosotros, los Camilos estáis inclinados por carisma hacia la salud física y espiritual de los que sufren. ¿Cuál es el compromiso de la Iglesia misionera en este ámbito?

P. Salvatore: Forma parte de las tareas prioritarias de la Iglesia el “denunciar todas las opresiones de la vida y la salud, los atentados contra la dignidad y la integridad de los más débiles, la injusta distribución de los recursos de salud, los mecanismos y las estructuras que impiden a los más pobres llegar a la mesa de la vida y la salud. Sin embargo, este compromiso, requiere un esfuerzo igualmente importante para promover una nueva cultura de la salud, hecha a medida del hombre, capaz de sanar los elementos patógenos, personales y estructurales de la sociedad [...] Por último, no es menor el reto de mostrar, con la propia vida y con la dedicación a los demás, que el Evangelio vivido es la mejor fuente de salud querida por Cristo y confiada a la Iglesia como un don y una misión. Es la profecía de la nueva salud para un mundo hambriento y sediento de plenitud" (Religiosos Camilos, documento capitular, Unidos por la Justicia y la solidaridad en el mundo de la salud. Religiosos Camilos y misión profética, Roma 2007, n. 67). (AP/RS) (Agencia Fides 11/11/2010)


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