ASIA/PAKISTÁN - La Comunidad de San Egidio: “Prófugos anónimos, han acampado incluso en el cementerio”

sábado, 25 septiembre 2010

Lahore (Agencia Fides) – Llegarán hasta donde se encuentran los refugiados con barcas, único medio para poder ayudar a la población de Kot Addu (cerca a Muzaffargahr, Sud Punjab), localidad completamente inundada. Los voluntarios de la Comunidad de San Egidio – realidad que se encuentra desde hace 10 años en Pakistán, con una red de más de 200 adherentes en seis ciudades – está preparando la ayuda (alimentos, agua, carpas, kit higiénicos) que serán entregados en los próximos días a unas 100 familias (más de 400 personas) de Kot Addu. Los desplazados, la mitad de los cuales musulmanes, y la otra mitad familias cristianas e hindúes, se sienten abandonados: “El gobierno no se ha manifestado. Son sólo las Ong privadas las que se están ocupando de estas personas”, le cuenta a Fides Sana Iqbal, coordinadora de la Comunidad de San Egidio en Lahore. Naturalmente no ha llegado la “Watan card”, la tarjeta para poder recibir un aporte en dinero para la reconstrucción.
La Comunidad de San Egidio ayuda también en Noshera y Charsadd, ambas en la provincia de Khyber Pakhtunkhwa (ex Provincia de Frontera del Noroeste): “Hemos encontrado una ciudad fantasma, totalmente destruida. La situación es verdaderamente dramática. Los prófugos están apiñados en los campamentos, que se extienden por todas partes, organizados por la protección civil pakistaní o por la delea Ong. Algunos viven incluso en medio de tumbas, ya que el cementerio local, construido en una pequeña colina, se ha salvado de los aluviones”, le cuenta a Fides don Paolo Cristiano, sacerdotes de la Comunidad, de regreso de un viaje para coordinar la ayuda.
Don Paolo nos cuenta: “En las dos ciudades hemos llevado ayuda humanitaria a unas 300 familias, llegando a unas 1,000 personas. Los refugiados son en su gran mayoría musulmanes, pero también hay minorías religiosas. Las comunidades tienden a separarse. Muchas veces nos hemos dado cuenta que los cristianos son los últimos en recibir asistencia. Sabemos que en el país, generalmente, son tratados como ciudadanos de segunda categoría”.
“Pero los problemas y dificultades, como el retraso en la ayuda, la discriminación, la corrupción, la infiltración de grupos islámicos radicales, constituye un ulterior impulso para no abandonar a los desplazados a su propia suerte. Los obstáculos no pueden ser un lavado de conciencia que justifique el egoísmo. La solidaridad es la única respuesta”, concluye el sacerdote. (PA) (Agencia Fides 25/9/2010)


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