VATICANO - El papa define al Card. Newman “una figura de doctor de la Iglesia para nosotros y para todos, y también un puente entre anglicanos y católicos”

viernes, 17 septiembre 2010

Edimburgo (Agencia Fides) – Durante su viaje aéreo hacia el Reino Unido, por su 17º Viaje Apostólico con ocasión de la beatificación del Card. John Henry Newman, el Santo Padre Benedicto XVI tuvo un encuentro con los periodistas del vuelo papal. Respondiendo a las preguntas de algunos de ellos, presentadas por el P. Federico Lombardi, director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, el Papa se detuvo sobre la figura del Card. Newman con estas palabras:
“El Cardenal Newman es sobre todo, por una parte, un hombre moderno, que vivió todo el problema de la modernidad, que vivió también el problema del agnosticismo, de la imposibilidad de conocer a Dios, de creer. Un hombre que estuvo siempre en camino, en el camino de dejarse transformar por la verdad, en una búsqueda de gran sinceridad y de gran disponibilidad, para conocer mejor y para encontrar y aceptar el camino de su fe. Esta modernidad interior, de su ser y de su vida, implica la modernidad de su fe. No es una fe en fórmulas de tiempo pasado: es una fe personalísima, vivida, sufrida, encontrada, en un largo camino de renovación y de conversiones. Fue un hombre de gran cultura, que por una parte participa en cultura escéptica de hoy –en la cuestión sobre si podemos saber algo con certeza sobre el hombre y el ser o no, y sobre si podemos llegar a la convergencia de las probabilidades. Un hombre que, por otro lado, con un gran conocimiento de los Padres de la Iglesia, estudió y renovó la génesis interna de la fe y reconocido así su figura y su construcción interior. Fue un hombre de gran espiritualidad, de gran humanismo, un hombre de oración, de relación profunda con Dios y muy personal y, por lo tanto, de profunda relación con los hombres de su tiempo y del nuestro. Yo diría, por ello, que tres elementos importantes: gran cultura, conocimiento de los grandes tesoros de la cultura de la humanidad, disponibilidad para la búsqueda permanente, para una renovación permanente; y espiritualidad, vida espiritual, vida con Dios, dan a este hombre una excepcional grandeza para nuestro tiempo. Por todo ello, se trata de una figura de doctor de la Iglesia para nosotros y para todos, y también un puente entre anglicanos y católicos”. (SL) (Agencia Fides 17/09/2010)


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