ASIA/PAKISTAN - “Si no es desinteresada, no es caridad”, dice el Obispo de Islamabad

jueves, 16 septiembre 2010

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – Los grupos que dan de comer con segundas intenciones, “no hacen caridad, no actúan de acuerdo a Dios. Eso no es caridad ni misericordia, es toda otra cosa”: dice en una entrevista a la Agencia Fides S. Exc. Mons. Rufin Anthony, Obispo de Islamabad-Rawalpindi.
¿Cuál es la situación de los cristianos después de las inundaciones?
Muchos cristianos son acogidos por otras familias cristianas. Muchos están en campamentos de refugiados. Las ayudas, por lo que he podido constatar en mi diócesis, están siendo distribuidas a través del ejército: las organizaciones de asistencia, incluida Caritas, pasan a través de los militares, que loas distribuyen sin discriminación. En otras áreas, donde el gobierno no llega, a menudo trabajan las ONG locales que están vinculadas a grupos islámicos. Estos piden limosnas para las ayudas y, como he oído decir, se ocupan solamente de los refugiados musulmanes.
¿Qué decir a las asociaciones de caridad relacionadas con los grupos islamistas radicales?
Estos grupos no hacen caridad. Si la ayuda no es desinteresada, no es caridad, no es misericordia. Hay otras razones detrás: crearse una buena imagen, adquirir consenso y popularidad entre la gente; recibir ayudas del extranjero, reclutar voluntarios.
¿Le resulta que hagan proselitismo?

No tengo noticias. Pero si hacen proselitismo, si piden a la gente de otras religiones que se conviertan, su trabajo no llegará a buen fin. Los cristianos paquistaníes, aunque se encuentren en situaciones de extrema necesidad, no aceptarán la conversión, el abandonar su fe. La fe de los cristianos es fuerte: prefieren rechazar dicha ayuda condicionada. Y entonces me pregunto: ¿qué valor tendría la conversión de un hombre que lo hace sólo porque está muriendo?
¿Cómo viven su fe los cristianos de Pakistán?

Los cristianos viven entre la gente, testimoniando su fe con convicción, incluso en medio de la persecución. De hecho, puedo decir que entre las dificultades y la persecución, la fe florece: nuestras iglesias están llenas. Los cristianos se sienten auténticos paquistaníes. Pakistán es nuestra tierra, es la tierra que Dios nos ha dado. Aunque se les niegan sus derechos, estos derechos siguen siendo tales, son inalienables y nadie podrá quitárselos.
¿Existe un rayo de esperanza incluso ante esta tragedia de las inundaciones?

La esperanza existe porque Dios es el Señor de la historia, incluso en los dolorosos acontecimientos que la humanidad no entiende. Cada evento, aunque trágico, sirve para nuestra salvación y redención. Esta tragedia le dice a cada hombre que debe volver a Dios y poner en practicar su misericordia, como ya he dicho a los fieles de la diócesis.
(PA) (Agencia Fides 16/9/2010)


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