ÁFRICA - El testimonio de dos Obispos “de frontera” de Burundi y Kenia

sábado, 11 septiembre 2010

Roma (Agencia Fides)- Dos Obispos recientemente nombrados que trabajan en “diócesis de frontera” describen a Fides los desafíos que deben afrontar y las esperanzas para el futuro de la evangelización. Mons. Bonaventure Nahimana, Obispo de Rutana (Burundi), y Mons. Dominic Kimengich, Obispo Auxiliar de Lodwar (Kenia), están en Roma para el Seminario de Obispos recientemente nombrados, organizado por la Congregación para la Evangelización de los Pueblos (ver Fides 6/9/2010).
“La Diócesis de Rutana tiene solo un año y medio de vida, habiendo sido fundada el 17 de enero del 2009”, dice Mons. Nahimana. “Está en un territorio de frontera con Tanzania. A diferencia del resto del Burundi, necesita de un gran esfuerzo de evangelización. Si, en efecto, a nivel nacional el 67% de la población burundés es católica, en mi diócesis, el porcentaje de católicos es solo del 40%, explica el Obispo de Rutana. scovo di Rutana. “El resto de la población adhiere a las sectas protestantes. Existen algunos musulmanes que pertenecen a la religión tradicional africana. Las sectas protestantes, extranjeras ellas, han aprovechado la ausencia de misiones católicas en la zona para poder instalarse. Existe mucho trabajo por hacer en el plano de la evangelización”.
Mons. Nahimana resalta que gran parte del trabajo de evangelización lo hace el clero local: “La diócesis está fundada por la Iglesia local, pues nace de la separación del territorio de dos diócesis ya existentes, Bururi y Ruyigi, una de estas fundada en 1973 por un Obispo del Burundi. La presencia misionera está limitada a una parroquia confiada a unos sacerdotes polacos. Tenemos también algunas religiosas carmelitas polacas que trabajan en la diócesis”.
“La diócesis de Lodwar está al norte de Kenia, en el confín con Etiopía, Sudán y Uganda”, dice Mons. Kimengich. “El mayor desafío deriva de la no fácil convivencia entre las poblaciones que viven en estos confines. Se trata de poblaciones nómades, que viven contrastes por el robo de los rebaños. En el territorio de la diócesis viven además miles de refugiados provenientes del Sudán y de Somalia”.
“Es un desafío para la Iglesia difundir la Buena Nueva en tal contexto”, destaca el Obispo Auxiliar de Lodwar. “Somos ayudados en nuestra misión por la presencia de unos veinte grupos de misioneros que trabajan en el territorio de la diócesis, que es muy vasta, 70mil kilómetros cuadrados. Hacer apostolado entre los nómades es muy difícil. Debemos vivir entre estas personas. Nuestra primera preocupación es la de dar servicios de base, como agua y alimentos. De este modo logramos hacer comprender el amor de Jesús hacia ellos y difundir Sus enseñamientos”, concluye Mons. Kimengich. (L.M.) (Agencia Fides 11/9/2010)


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