ASIA/PAKISTÁN - Aluviones y terrorismo: una nación postrada

lunes, 6 septiembre 2010

Lahore (Agencia Fides) –“Hagamos lo mejor que podamos, en este momento tan difícil para la nación. A la furia de los aluviones se agrega la pesadilla del terrorismo: dos calamidades que golpean el corazón. Vive mucho sufrimiento la población por ambos males. Como cristianos, continuamos trabajando para asistir a las víctimas, dar una palabra esperanzadora y rezar”: es cuanto declara en un dialogo con Agencia Fides Su Exc. Mons. Lawrence Saldanha, Arzobispo de Lahore y Presidente de la Conferencia Episcopal del Pakistán, al día siguiente del atentado en Pakistán, en la zona noroccidental.
“Se trata de una clara estrategia: aprovechar la tragedia que golpea al país. El gobierno está en un momento de debilidad y debe afrontar esta emergencia, así como polémicas y descontento. El ejército está empeñado en contribuir con las operaciones de ayuda y protección civil. Los terroristas quieren explotar esta oportunidad para hacerse notar y atacar a la nación, una nación que ya está de rodillas”: explica a Fides P. Mario Rodrigues, Director de las Obras Misionales Pontificias en Pakistán, tras el tercer atentado terrorista que en pocos días golpeó a la nación.
P. Mario describe la situación: “La cantidad de agua que cubre los campos es impresionante. Las víctimas piden ayuda desesperadamente, las madres lloran por los hijos desaparecidos. La asistencia a las víctimas es muy difícil, dada la ausencia de calles. Creo que el país, para poder ponerse de pie, necesitará al menos de dos años. Y hoy es más que nunca necesaria la ayuda internacional, en todos sus niveles, porque solamente con la fuerza interna no es posible hacer frente a todas las urgencias y las necesidades”.
Narrando los esfuerzos de los socorredores, P. Rodrigues explica: “Actualmente se busca llevar a las víctimas a las grandes ciudades como Karachi y Lahore. No soy pesimista: la esperanza cristiana no falta y veo muchos brazos comprometidos en la solidaridad, sin barreras y sin fronteras. Pero contamos con la ayuda de todos y con la movilización de las comunidades cristianas en el mundo”, concluye. (PA) (Agencia Fides 6/9/2010)


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