VATICANO - Benedicto XVI a Sulmona: “las características del breve y sufrido pontificado de Celestino V son las características de la actividad misionera de la Iglesia en cada época”

lunes, 5 julio 2010

Sulmona (Agencia Fides) – “San Pedro Celestino, aun conduciendo una vida eremítica, no estaba ‘cerrado en sí mismo’, sino que llenaba una pasión por anunciar la buena noticia del Evangelio a los hermanos. Y el secreto de su fecundidad pastoral estaba precisamente en ese ‘permanecer con el Señor’, en la oración, como nos lo ha recordado el pasaje evangélico de hoy”. Fueron las palabras pronunciadas por el Santo Padre Benedicto XVI durante la Santa Misa celebrada en plaza Garibaldi en Sulmona, adonde se dirigió en visita pastoral el domingo 4 de julio, con ocasión del Año Jubilar Celestiniano, convocado por el VIII centenario del nacimiento del monje Pietro da Morrone, convertido en Papa con el nombre de Celestino V.
Aludiendo al texto del Evangelista Luca, el Santo Padre subrayó que “el primer imperativo es siempre el de rezar al Señor de la mies. Y es sólo después de esta invitación que Jesús define algunos compromisos esenciales del discípulo: el anuncio sereno, claro y valiente del mensaje evangélico – incluso en los momentos de persecución – sin ceder a la fascinación de las modas, o a la violencia o a la imposición; el desapego frente a las preocupaciones temporales – el dinero y el vestido –, confiando en la Providencia del Padre; la atención y el cuidado pastoral hacia los enfermos en el cuerpo y en el espíritu”. Luego concluyó: “Estas fueron también las características del breve y sufrido pontificado de Celestino V, y estas con las características de la actividad misionera de la Iglesia en cada época”.
En la homilía Benedicto XVI manifestó particular cercanía a cuantos viven en condiciones de precariedad “a causa de la falta de trabajo, de la incertidumbre frente al futuro, del sufrimiento físico y moral” y del sismo del 6 de abril de 2009. Luego recorrió algunos pasajes de la vida de San Pedro Celestino, subrayando que “ha pasado a la historia por los notables acontecimientos de su tiempo y de su pontificado y, sobre todo, por su santidad”.
“Buscador de Dios” desde su juventud, Pedro logró percibir la voz de Dios en el silencio exterior, pero sobre todo en aquel interior, y relación con ello el Papa afirmó: “vivimos en una sociedad en la que todo espacio, todo momento parece que debe estar ‘lleno’ de iniciativas, actividades, ruidos; con frecuencia no hay tiempo ni siquiera para escuchar y para dialogar. Queridos hermanos y hermanas, no tengamos miedo de hacer silencio fuera y dentro de nosotros, si queremos ser capaces no sólo de percibir la voz de Dios, sino también la voz de quien está a nuestro lado, la voz de los demás”.
Descubrir al Señor fue posible para Pedro mediante la Gracia de Dios. “Si bien nuestra vida es muy diversa de aquella que vivió el santo – continuó el Papa –, también para nosotros es cierto que lo más esencial de nuestra vida nos ha sido dado sin algún aporte nuestro… Nosotros solos no habríamos podido hacer nada si no nos hubiese sido donado”. Pietro da Morrone maduró una experiencia viva de la belleza de la creación, obra de las manos de Dios, y en ese sentido el Papa exhortó a todos “a sentirse responsables de su propio futuro, como también del de los demás, respetado y cuidando la creación, fruto y signo del Amor de Dios”. (SL) (Agencia Fides 5/7/2010)


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