VATICANO - “La economía y las finanzas no existen para sí mismas. Su finalidad no es otra que la persona humana y la plena realización de su dignidad”

lunes, 14 junio 2010

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “Hoy el mundo y Europa atraviesan un momento particularmente grave de crisis económica y financiera. Este tiempo no debe conducir a limitaciones basadas sólo en un análisis estrictamente financiero. Por el contrario, debe permitir al Banco de Desarrollo mostrar su originalidad reforzando la integración social, la gestión del ambiente y el desarrollo de las infraestructuras públicas con vocación social”. Fueron las recomendaciones del Santo Padre Benedicto XVI a los participantes en la reunión anual del Banco de Desarrollo del Consejo de Europa, recibidos en audiencia el 12 de junio.
El Papa puso en evidencia en su discurso cómo la Doctrina Social de la Iglesia puede ofrecer un “aporte positivo a la construcción de la persona humana y de la sociedad”, en respuesta a los retos actuales que el mundo y Europa tienen delante, y haciendo alusión a su última Encíclica, Caritas y Veritate, afirmó: “La Iglesia, siguiendo el ejemplo de Jesús, ve el amor a Dios y al prójimo como un motor poderoso capaz de ofrecer una auténtica energía capaz de irrigar los ámbitos social, jurídico, cultural, político y económico. He querido poner en evidencia el hecho de que la relación que existe entre el amor y la verdad es, si es bien vivida, una fuerza dinámica capaz de regenerar el conjunto de vínculos interpersonales y que ofrece una novedad real en la nueva orientación de la vida económica y financiera, renovándola para el servicio del hombre y de su dignidad, en función de los cuales existen dichos vínculos. La economía y las finanzas no existen para sí mismas. Su finalidad no es otra que la persona humana y la plena realización de su dignidad. Es éste el único capital que vale la pena salvar”.
Luego de destacar que “en este capital se encuentra la dimensión espiritual de la persona humana”, Benedicto XVI afirmó que “el Cristianismo ha permitido a Europa comprender el verdadero significado de la libertad, de la responsabilidad y de la ética que impregnan sus leyes y sus estructuras societarias. Marginar al cristianismo –también a través de la exclusión de los símbolos que lo manifiestan– sería privar a nuestro Continente de la fuente fundamental que lo alimenta incansablemente y que contribuye a su verdadera dignidad”.
Luego, en referencia al Banco de Desarrollo, el Pontífice resaltó que se trata de “una institución financiera” y por ello de un instrumente económico, pero que ha sido querida para dar vida a “un instrumento técnico que permite la solidaridad. Esta última se debe vivir en la fraternidad. La fraternidad es generosa, no hace cálculos. Tal vez sería oportuno aplicar mayormente estos criterios en las decisiones internas del Banco y en su acción externa. La fraternidad permite espacios de gratuidad que, aún siendo indispensables, difícilmente son concebibles o gestionables cuando sus únicos fines son la eficacia y el provecho… la novedad sería introducir una lógica que haga de la persona humana, y especialmente de las familias y de las personas verdaderamente necesitadas, el centro y el fin de la economía”. (SL) (Agencia Fides 14/6/2010)


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