ASIA/CHINA - La ayuda del Papa Benedicto XVI llegó a las víctimas del terremoto de Yu Shu, mientras continúa el esfuerzo de la comunidad católica

viernes, 28 mayo 2010

Pekín (Agencia Fides) – La ayuda del Papa Benedicto XVI, llegada a través del Pontificio Consejo Cor Unum, está en manos de las víctimas del terremoto en la Región Autónoma tibetana de Yu Shu, en la provincia de Qing Hai, golpeados por el violento terremoto del pasado 14 de abril. Según declararon a la Agencia Fides los responsables de Jinde Charities, “la donación de 25,000 dólares del Santo Padre Benedicto XVI, que hizo inmediatamente un llamado a la solidaridad con las víctimas del terremoto de Yu Shu pocas horas después de la tragedia, se ha convertido en frazadas, carpas, leche en polvo para los niños, verduras y alimentos varios, para satisfacer las necesidades más urgentes, exactamente como el Santo Padre deseaba”.
Jinde Charities es el ente caritativo católico chino, activo en el lugar desde el primer momento de la tragedia y que trabaja en colaboración con Caritas international, Caritas alemana y Caritas australiana, así como con grupos caritativos católicos del continente, como CSSC Xi An (Catholic Social Service Center de la diócesis de Xi An). Gracias a la ayuda de la comunidad católica internacional y a la donación del Santo Padre, los católicos han podido ofrecer una importante cantidad de ayuda a las víctimas desde el primer momento de la emergencia hasta el día de hoy. Jinde Charities informa que ha distribuido 60 sets para la higiene personas (toallas, cepillo de diente, pasta de dientes…); 800 uniformes para la escuela; 77 pares de zapatos para niños de la escuela elemental de Yu Shu (donde murieron 5 personas entre niños y profesores, 9 aulas quedaron destruidas y 53 estudiantes heridos); 10 toneladas de verduras para 2,000 familias; 300 carpas; 590 camas de campaña; 465 colchones; 325 sets de noches (frazadas, sábanas, almohadas…); 32 balones de gas; 100 kilos de harinas; 2,000 kilos de arroz; 150 kilos de pasta; 400 litros de aceite de cocina; 800 sets para estudiantes y profesores para la higiene personal; sets para la higienes personal de 2,300 mujeres (sobre todo monjas budistas); generadores de electricidad y 1,000 kilómetros de cable eléctrico. Toda esta ayuda ha sido entregada a los necesitados gracias al intenso trabajo de los voluntarios católicos.
Las religiosas y sacerdotes continúan aún hoy, un mes después del terremoto, su misión de servicio y solidaridad entre las víctimas del terremoto siguiendo las indicaciones del Papa. Tres religiosas van a ofrecer cotidianamente apoyo psicológico a 31 niños tibetanos que se han quedado huérfanos, y varios otros servicios brindados por la comunidad católica brillan como testimonio de fe, de caridad y de esperanza a favor de las víctimas. (NZ) (Agencia Fides 28/05/2010 - líneas 31; palabras: 454)


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