VATICANO - “Que el proceso de reconciliación en la justicia y en la verdad produzca un respeto duradero de todos los derechos humanos dados por Dios”: el Papa a los Obispos de Gambia, Sierra Leona y Liberia

lunes, 3 mayo 2010

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “A través de vuestro magisterio el Señor preserva a los miembros de vuestro pueblo del mal, de la ignorancia y de la superstición y los transforma en hijos de su Reino. Luchad para edificar comunidades vibrantes y abiertas de hombres y mujeres firmes en la fe, contemplativos y alegres en la liturgia”. Es la exhortación que el Santo Padre Benedicto XVI dirigió a los Obispos de la Conferencia interterritorial de Gambia y Sierra Leona, recibidos en audiencia el 29 de abril con ocasión de la visita Ad Limina Apostolorum, realizada junto con los Obispos de Liberia.
Deteniéndose en el compromiso a favor de la familia, el Papa invitó a los Obispos a promover “la unidad y el bienestar de la familia cristiana basada en el sacramento del matrimonio”, apoyando también “iniciativas y asociaciones dedicadas a la santificación de esta comunidad fundamental”. En particular el Papa citó la necesidad de “sostener la dignidad de las mujeres en el contexto de los derechos humanos” y de rechazar “los tentativos de introducir una mentalidad antinatalista enmascarada bajo forma de progreso cultural”.
Al Obispo se le pide una atención específica “sobre el discernimiento y la preparación de las vocaciones y la formación permanente de los sacerdotes”, que son los más estrechos colaboradores en la tarea de la evangelización. Por este motivo el Santo Padre ha exhortado a los Obispos “a guiarlos con las palabras y el ejemplo para que sean hombres de oración, sanos y claros en el enseñar, maduros y respetuosos en sus relaciones con los demás, fieles a sus compromisos espirituales, fuertes en la compasión hacia todos los más necesitados. Del mismo modo, no dudéis en invitar misioneros de otros países para apoyar la buena obra realizada por vuestro clero, vuestros religiosos y catequistas”.
El compromiso de la Iglesia en la educación, el desarrollo y la asistencia sanitaria, ofrecida a todos sin distinción, constituye un motivo de consideración por parte de la sociedad y describe bien “la vitalidad de vuestra caridad cristiana”, destacó el Pontífice, apreciando “en modo particular la asistencia prestada a los refugiados y a los inmigrantes”.
“La lucha contra la pobreza – prosiguió Benedicto XVI – debe ser conducida en el respeto de la dignidad de todos los interesados, alentándolos a ser protagonistas del propio desarrollo integral. Se puede hacer mucho con compromisos comunitarios a pequeña escala e iniciativas de microeconomía al servicio de las familias”. El Papa alentó asimismo a los Obispos “a continuar ofreciendo programas escolares que preparen y motiven a las nuevas generaciones a llegar a ser ciudadanos responsables y socialmente activos por el bien de su comunidad y su país”, apreció la lucha contra la corrupción, e invitó a cuidar la formación moral y espiritual de los laicos al liderazgo, a través de cursos de Doctrina Social católica.
Finalmente el Santo Padre señaló el compromiso de los Obispos por cuidar el “gran don de la paz” y afirmó: “ruego para que el proceso de reconciliación en la justicia y en la verdad, que habéis justamente sostenido en la región, pueda producir un respeto duradero para todos los derechos humanos dados por Dios y neutralizar las tendencias a la represalia y a la venganza. En el servicio de la paz seguid promoviendo el diálogo con otras religiones, en particular con el Islam, para mantener las buenas relaciones existentes y prevenir cualquier forma de intolerancia, injusticia y opresión, que destruye la promoción de la confianza recíproca. Cooperar a favor de la defensa de la vida y contra la enfermedad y la desnutrición no dejará de suscitar comprensión, respeto y aceptación”.
Pidiendo un “clima de diálogo y comunión” que debe caracterizar a la Iglesia local, el Santo Padre concluyó: “La Iglesia, signo e instrumento de la única familia de Dios, debe ofrecer un claro testimonio del amor de Jesús, nuestro Señor y Salvador, que va más allá de los límites étnicos y comprende a todos los hombre y mujeres”. (SL) (Agencia Fides 3/05/2010; líneas 46 palabras 655)


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