VATICANO - En el Mensaje pascual el recuerdo del Papa por los pueblos y las naciones que sufren: “el pueblo cristiano, nacido de las aguas del Bautismo, está llamado a dar testimonio en todo el mundo de esta salvación, a llevar a todos el fruto de la Pascua”

miércoles, 7 abril 2010

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “El pueblo cristiano, nacido de las aguas del Bautismo, está llamado a dar testimonio en todo el mundo de esta salvación, a llevar a todos el fruto de la Pascua, que consiste en una vida nueva, liberada del pecado y restaurada en su belleza originaria, en su bondad y verdad”. Son las palabras pronunciadas por el Santo Padre Benedicto XVI en su Mensaje desde la logia central de la Basílica Vaticana, el Domingo 4 de abril, Pascua de Resurrección. El Papa destacó que “la Iglesia es el pueblo del éxodo, porque constantemente vive el misterio pascual difundiendo su fuerza renovadora siempre y en todas partes. También hoy la humanidad necesita un ‘éxodo’, que consista no sólo en retoques superficiales, sino en una conversión espiritual y moral. Necesita la salvación del Evangelio para salir de una crisis profunda y que, por consiguiente, pide cambios profundos, comenzando por las conciencias”.
Luego Benedicto XVI citó a los pueblos y naciones del mundo que sufren por diversos motivos, pidiendo en primer lugar al Señor “que en Medio Oriente, y en particular en la Tierra santificada con su muerte y resurrección, los Pueblos lleven a cabo un ‘éxodo’ verdadero y definitivo de la guerra y la violencia a la paz y la concordia. Que el Resucitado se dirija a las comunidades cristianas que sufren y son probadas, especialmente en Irak, dirigiéndoles las palabras de consuelo y de ánimo con que saludó a los Apóstoles en el Cenáculo: ‘Paz a vosotros’ (Jn 20,21)”.
A los países latinoamericanos y del Caribe, “que sufren un peligroso recrudecimiento de los crímenes relacionados con el narcotráfico” se dirigió el deseo del Papa por “la victoria de la convivencia pacífica y del respeto del bien común”. En particular Benedicto XVI recordó a “la querida población de Haití, devastada por la terrible tragedia del terremoto” y rezó para que “los amados ciudadanos chilenos, asolados por otra grave catástrofe, afronten con tenacidad, y sostenidos por la fe, los trabajos de reconstrucción”.
“Que se ponga fin, con la fuerza de Jesús resucitado, – prosiguió el Santo Padre –, a los conflictos que siguen provocando en África destrucción y sufrimiento, y se alcance la paz y la reconciliación imprescindibles para el desarrollo. De modo particular, confío al Señor el futuro de la República Democrática del Congo, de Guinea y de Nigeria”.
El Pontífice recordó también a “los cristianos que, como en Pakistán, sufren persecución e incluso la muerte por su fe”, así como a “los Países afligidos por el terrorismo y las discriminaciones sociales o religiosas”, pidiendo que el Señor resucitado “conceda la fuerza para emprender caminos de diálogo y de convivencia serena”. “Que la Pascua de Cristo traiga luz y fortaleza a los responsables de todas las Naciones – siguió el Pontífice —, para que la actividad económica y financiera se rija finalmente por criterios de verdad, de justicia y de ayuda fraterna. Que la potencia salvadora de la resurrección de Cristo colme a toda la humanidad, para que superando las múltiples y trágicas expresiones de una ‘cultura de la muerte’ que se va difundiendo, pueda construir un futuro de amor y de verdad, en el que toda vida humana sea respetada y acogida”.
Durante la Vigilia Pascual, celebrada en la Basílica Vaticana la tarde del sábado 3 de abril, el Santo Padre ha administrado los sacramentos de iniciación cristiana a 6 catecúmenos: cuatro mujeres - da Somalia, Sudán e Albania - un hombre japonés, y un niño ruso de 5 años.(SL) (Agencia Fides 7/04/2010)


Compartir: