ÁFRICA/REPÚBLICA CENTROAFRICANA - Las atrocidades del LRA en Centroáfica: en Fides el testimonio del Obispo de Bangassou

lunes, 29 marzo 2010

Bangassou (Agencia Fides) – El Ejército de Resistencia del Señor (LRA), el grupo ugandés que ha sido acusado por el reciente dossier de Human Rights Watch de gravísimas atrocidades en el nordeste de la República Democrática de Congo, está activo también en el sur de Sudán y en la República Centroafricana
El 21 de marzo un grupo del LRA atacó la ciudad de Rafai en el sureste de Centroáfrica (ver Fides 23/3/2010). Su Excelencia Mons. Juan José Aguirre Muños, Obispo de Bangassou, envió a Fides el siguiente testimonio sobre el ataque.
“La ciudad de Rafai está a 150 Km de Bangassou (Centroáfrica), la diócesis en donde, desde hace 12 años, estoy llevando el servicio del episcopado. Si Rafael significa ‘medicina de Dios’, Rafai se convirtió el domingo pasado en la antesala de la brutalidad y el desquiciamiento. Otra vez los rebeldes de la LRA (‘ejército de resistencia del Señor’) que, como ya he dicho otras veces, no son ni ejército, ni resisten a nada más que a su chiflada andadura, ni son del Señor porque son simplemente unos bárbaros criminales que pisotean a mi gente, secuestran niños, violan seres indefensos y matan en la más completa impunidad.
Cuando el pequeño grupo de gendarmes locales vio llegar a media tarde tres docenas de exaltados ugandeses, tatuados de máscaras, tocados de gri-gris mágicos “ahuyenta-balas” y gritando a todo pulmón, se les vino el alma a los pies y el poco ánimo de resistir al ataque se les evaporó con el miedo. La LRA arrasó Rafai como una apisonadora machaca la hierba del camino. Robaron graneros, a intervalos de ráfagas de metralla dura, quemaron las casas, acabaron a machetazos con los heridos.
La noche de histeria colectiva y llanto fue horrorosa. Los pocos que no huyeron a la selva no sabían si los desaparecidos se habían escondido o eran víctimas de un secuestro. Al día siguiente, el padre de la misión, hierático de rabia y desamor, contaba los muertos y organizaba el entierro, católicos y protestantes juntos en la misma tumba porque los pastores de las respectivas iglesias seguían huidos en la selva. El padre franciscano enterró los 8 cadáveres en una discreta soledad, con una suave brisa meneando los árboles por todo acompañamiento de banda militar, tragándose las lágrimas y mirando reojo por si había movimientos sospechosos.
Mandé otra vez el coche para sacar de aquel infierno a las 5 hermanas congoleñas de la misión. Es la segunda vez en pocas semanas. Llegaron a Bangassou noqueadas y tristes. Los padres se quedaron allí para dar coraje a la población. Ellos, el coraje, lo reciben de lo Alto. La escuela se cerró provisionalmente hasta que quiera la LRA o quien sepa arreglar este desaguisado que nos lleva poniendo de rodillas de hace 3 años”. (L.M.) (Agencia Fides 29/4/2010; líneas 32 palabras 461)


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