VATICANO - Benedicto XVI a los Obispos de Sudán: “el cambio de corazón, que es la condición indispensable para una paz justa y duradera, debe ser implorado desde ahora como don de la gracia de Dios”

lunes, 15 marzo 2010

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “Sé cuánto vosotros y los fieles de vuestro país deseáis la paz, y cuan pacientemente trabajáis por su restablecimiento. Que anclados en vuestra fe y en vuestra esperanza en Cristo, el príncipe de la paz, podáis siempre encontrar en el Evangelio los principios necesarios para plasmar vuestra predicación y enseñanza, vuestros juicios y acciones”. Lo encomendó el Santo Padre Benedicto XVI a los Obispos de Sudán, recibidos el 13 de marzo con ocasión de su visita Ad Limina Apostolorum.
Para lograr que la paz eche raíces profundas, el Papa exhortó a los Obispos a realizar todo esfuerzo posible para eliminar los factores que contribuyen a los conflictos, en especial la corrupción, las tensiones étnicas, la indiferencia y el egoísmo, recordando que “tratados y otros acuerdos, elementos indispensables del proceso de paz, darán frutos solamente si se inspiran y están acompañados por una guía madura y moralmente recta”. En efecto, “los efectos de la violencia podrían tardar años en atenuarse, pero el cambio de corazón, que es la condición indispensable para una paz justa y duradera, debe ser implorado desde ahora como don de la gracia de Dios”. Benedicto XVI apreció asimismo la obra llevada a cabo por los Obispos sudaneses por “el perdón, la aceptación recíproca y el respeto por los compromisos asumidos”, por la promoción de los derechos humanos fundamentales y la aplicación de un modelo integral de desarrollo humano y económico, además de su trabajo para ayudar a los pobres a vivir con dignidad y a dar su aporte a la construcción de la sociedad.
El Santo Padre exhortó luego a los Obispos a vivir una auténtica “espiritualidad de comunión” basada en la comunión con el Señor: “vosotros mismos debéis ser los primeros maestros y testigos de nuestra comunión de fe y del amor de Cristo, compartiendo iniciativas comunes, escuchando a vuestros colaboradores, ayudando a los sacerdotes, religiosos y fieles a aceptarse y a apoyarse recíprocamente sin distinción de raza o grupo étnico, en un intercambio generoso de dones”.
El Papa alentó particularmente a los Obispos a reforzar la educación católica y a preparar a los laicos a dar testimonio de Cristo “en todo aspecto de la familia, de la vida política y social”, así como a ocuparse de la formación de los catequistas, quienes, después de los padres, “son el primer anillo en la cadena de transmisión del precioso tesoro de la fe”.
Finalmente Benedicto XVI mencionó los esfuerzos de los Obispos sudaneses dirigidos a mantener buenas relaciones con los seguidores del Islam: “Mientras trabajáis para promover la cooperación en las iniciativas prácticas, os aliento a destacar los valores que los cristianos comparten con los musulmanes, como base para aquel ‘diálogo de vida’ que es un primer paso esencial hacia un respeto y una comprensión interreligiosas auténticas. La misma apertura y el mismo amor deberían ser demostrados hacia quien pertenece a las religiones tradicionales”. (SL) (Agencia Fides 15/3/2010; líneas 34 palabras 483)


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