VATICANO - Benedicto XVI en la Audiencia General: “en el corazón de la Iglesia debe arder siempre una llama misionera, que impulsa incesantemente a llevar el primer anuncio del Evangelio y, donde se necesita, una nueva evangelización”

jueves, 4 febrero 2010

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – El testimonio misionero de Santo Domingo de Guzmán, fundador de la Orden de Predicadores, conocidos como Hermanos Dominicos, fue puesto en relieve por el Santo Padre Benedicto XVI durante la Audiencia General del miércoles 3 de febrero. Nacido en España, en Caleruega, en torno al 1170, en una noble familia, Santo Domingo se distinguió por su interés en el estudio de la Sagrada Escritura y por su amor hacia los pobres. Ordenado sacerdote, fue elegido canónigo del capítulo general de la Catedral en su diócesis de origen, Osma. El Obispo de Osma, que estimaba sus cualidades espirituales, lo llevó consigo a Europa del Norte, para ejercer una serie de misiones diplomáticas. “Viajando –recordó el Santo Padre–, Domingo se tomo consciencia de dos enormes retos para la Iglesia de su tiempo: la existencia de pueblos todavía no evangelizados, en los límites septentrionales del continente europeo y la laceración religiosa que debilitaba la vida cristiana en el sur de Francia, donde la acción de algunos grupos heréticos creaba confusión y alejamiento de las verdades de fe. La acción misionera hacia quien no conoce el Evangelio y la obra de re-evangelización de las comunidades cristianas se convirtieron así en las metas apostólicas que Santo Domingo se propuso alcanzar”.
Es por ello que a Santo Domingo, afirmó el Papa, se le confió la predicación al grupo herético de los Albigenses. “Domingo aceptó con entusiasmo esta misión, que realizó con el testimonio de su vida pobre y austera, con la predicación del Evangelio y con los debates públicos. A esta misión de predicar la Buena nueva dedicó el resto de su vida. Sus hijos realizarían después los otros sueños de Santo Domingo: la misión ad gentes, es decir a aquellos que todavía no conocen a Jesús, y la misión hacia aquellos que estaban en la ciudad, sobre todo en los campus universitarios, donde las nuevas tendencias intelectuales eran un verdadero reto para la fe de los cultos”.
Benedicto XVI puso a la luz la actualidad de la misión: “Este gran santo nos recuerda que en el corazón de la Iglesia debe arder siempre la llama misionera, la cual impulsa incesantemente a llevar el primer anuncio del Evangelio y, donde es necesario, a una nueva evangelización: ¡es Cristo, en efecto, el bien más precioso que los hombres y mujeres de todo tiempo y de todo lugar tienen derecho a conocer y amar! Y resulta consolador ver como también en la Iglesia de hoy hay tantos –pastores y fieles laicos, miembros de antiguas órdenes religiosas y de nuevos movimientos eclesiales– que con alegría dedican su vida a este supremo ideal: ¡anunciar y dar testimonio del Evangelio!”.
Son dos los valores que Santo Domingo consideró indispensables para el éxito de la misión evangelizadora: la vida comunitaria en la pobreza y en el estudio. Domingo y los Hermanos Predicadores se presentaban como mendigos, es decir sin propiedades qué administrar, lo cual los hacía completamente disponibles al estudio y a la predicación itinerante y constituía un testimonio concreto para la gente… En segundo lugar, Domingo, “con un gesto valiente, quiso que sus seguidores adquiriesen una sólida formación teológica”. Para el momento de la muerte de Santo Domingo, en 1221 en Bolonia, la Orden de Predicadores se había difundido por muchos países de Europa. Domingo fue canonizado en el 1234. Al concluir su catequesis, Benedicto XVI destacó los dos mensajes indispensables que Santo Domingo indica para que la acción apostólica sea incisiva: la devoción mariana y el valor de la oración de intercesión por el éxito del trabajo apostólico. El Papa, finalmente, invocó la intercesión de Santo Domingo de Guzmán para que Dios enriquezca cada vez más a la Iglesia “de auténticos predicadores del Evangelio”. (SL) (Agencia Fides 4/02/2010; líneas 44, palabras 656)


Compartir: