ASIA/CHINA - Mons. Yao fue realmente el buen pastor que da la vida por sus ovejas

lunes, 11 enero 2010

Roma (Agencia Fides) - El 30 de diciembre de 2009 murió, a la edad de 86 años, S.E.R Mons. Leo Yao Liang, Obispo Coadjutor de la diócesis de Siwantze (Chongli- Xiwanzi), en la provincia de Hebei (China Continental).
El Prelado nació el 11 de Abril de 1923 en el pueblo de Gonghui, de la región de Zhangbei. Ordenado sacerdote el 1º de agosto de 1948 trabajó como vice-párroco en varias parroquias de la diócesis hasta cuando fue impedido de ejercitar el ministerio sacerdotal y tuvo que ganarse la vida cultivando hortalizas y vendiendo madera. En 1956 fue condenado a trabajos forzados por haberse negado a adherirse al movimiento que busca crear una iglesia china independiente de la Iglesia católica y del Papa. Dos años después se le impuso la cadena perpetua de cárcel por el mismo “crimen” aquel de querer permanecer fiel al Sumo Pontífice y a la Iglesia Universal. Fue liberado en 1984 luego de casi 30 años de prisión. Ordenado Obispo el 19 de febrero del 2002, en julio del 2006 fue nuevamente secuestrado por la policía luego de la consagración de una nueva iglesia en la región de Guyuan y permaneció treinta meses en prisión. Una vez liberado, pero siempre bajo estrecha vigilancia, pudo dedicarse a las necesidades de la diócesis no obstante todas las dificultades. En la Misa dominical que él celebraba participaban cada semana más de mil fieles.
Luego de la muerte de Mons. Yao, las autoridades civiles han prohibido a la comunidad católica de honrarlo con el título de “obispo”, imponiendo que se usase el nombre de “pastor clandestino”. La mañana del 6 de enero, miles de fieles, provenientes de varias partes del país, participaron en su funeral a pesar de los controles de la policía y la abundante nevada, demostrando así que Mons. Yao fue realmente un buen pastor, que ha dado la vida por sus ovejas. En el, como en otros seis Obispos chinos que han muerto durante el año 2009, se han cumplido las palabras del libro de la Sabiduría: “las almas de los justos están en las manos de Dios, y no los afectará ningún tormento. A los ojos de los insensatos parecían muertos; su partida de este mundo fue considerada una desgracia y su alejamiento de nosotros, una completa destrucción; pero ellos están en paz. A los ojos de los hombres, ellos fueron castigados, pero su esperanza estaba colmada de inmortalidad. Por una leve corrección, recibirán grandes beneficios, porque Dios los puso a prueba y los encontró dignos de él. Los probó como oro en el crisol y los aceptó como un holocausto” (3, 1-6). (Agencia Fides 11/01/2010 líneas 25, palabras 324)


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